—Pero... Pero—tartamudea Chiara, aunque las palabras no le terminan de salir. Mira con los ojos como platos a ambos y sacude la cabeza, consternada.—Chia...—comienzo.—¡Pero serás!—aúlla entonces con su mirada verdosa echando fuego. No a mi, sino a mi compañero, quién la mira con el ceño fruncido sin mutarse.De un momento a otro el pequeño cuerpo de mi prima está saltando hacía él, quién lo toma por sorprendido y ambos terminan cayendo al suelo. Vuelvo a escuchar a la colorada decir algunas exclamaciones incoherentes mientras Eric intenta frenar sus golpes tomándola de las muñecas aunque aún así termina recibiendo algunos.—¡Chiara, no!—exclamo alto mientras la tomo de la parte baja de los brazos y la arrastro lejos—¡Maldita sea, cálmate!—¡Hijo de puta!¿¡Que demonios te crees que haces aquí!?¿Como has entrado?—farfulla removiéndose de mis manos. La sostengo con mayor fuerza cuando comienza a patear hacía Eric—¿Que ibas a hacer?¿Secuestrar a mi prima?¡Oh, claro que si, porque eres u
El móvil vuelve a sonar, haciendo que la pantalla se encienda sobre la mesa. No necesito inclinarme a ver para saber de quién se trata.Estiro el brazo y la rechazo con el botón de bloqueo.—¿Seguiras haciendo la ley del hielo?Miro a Loan y me encojo de hombros. Él niega con la cabeza y se lleva su taza de cafe a la boca. Hoy el día no ayuda para nada debido a que hay fuertes tormentas, por eso ambos decidimos venir a una bonita cafetería a hablar. Hacía tiempo que no compartíamos algo los dos solos y lo agradezco, extrañaba a mi amigo.Vuelvo a mirar a la ventana que tenemos al lado de la mesa.—¿Y que supones que haga?—No lo sé, pero no podrás ignorarlo por siempre.—En algún momento se cansara.—Hablamos de Max—dice con un tono burlón—Él nunca se cansará si se trata de ti. No sé como es que todavía apenas quieres darte cuenta.Suspiro sonoramente.—No es que no quiera darme cuenta...—¿Realmente lo que te preocupa es Lily?Agarro mi taza con ambas manos y le doy una mirada cautel
Los rayos del sol son los que me obligan a abrir los ojos la mañana siguiente.Mi ceño se frunce al primer contacto de la luz con mis ojos y tengo que parpadear unas cuantas veces para acostumbrarme mejor. El cuerpo se siente pesado, sobre todo las piernas, y en cuanto imágenes de la noche anterior aparecen en mi cabeza, un leve estremecimiento recorre mi piel.Escondo una sonrisa tonta contra la almohada.El colchón del otro lado se siente vacio y lo compruebo cuando me doy la vuelta. Así que tomo el móvil que dejé en la mesita de noche para mirar la hora; las nueve de la mañana.Lo primero que hago es estirar el cuerpo sobre la cama, removiendo las sábanas un poco más y después de bostezar, consigo sentarme.El clima afuera está estupendo teniendo en cuenta que ayer afuera era un barrial por donde quisieras pasar, el sol está fuerte e ilumina los demás edificios de una manera cálida. Me entretengo unos minutos con esos pequeños rayitos dándome en el rostro y sintiendo como cada uno
—Pero mira quién se ha dignado a venir.Le muestro el dedo del medio a Loan mientras avanzo por la sala principal de la empresa. Este ríe y sacude la cabeza, teniendo unas carpetas encima de lo que antes fue mi escritorio. Ver este último hace que una parte muy pequeña de mi reconsidere la oferta de Max, pero la quito del medio enseguida. No por ahora.—¿Que haces?—Necesitaba unos archivos del departamento de cobranzas —explica.Alzo una ceja.—¿Pero no eras tú el contador acaso?—pregunto con burles.Él me da una mala mirada.—Claro que si y el mejor, para que lo sepas—asegura—Pero no tengo todos los archivos en la oficina, chistosa o terminaría ahogado por tantos que hay—dice con exasperación. Sonrío y mientras toma las carpetas entre sus manos, vuelve a mirarme—¿Buscas a tu príncipe?Hago una mueca.—No le digas así—protesto—Es tétrico ese apodo. Me da miedo.—Cierto.—Pero si, vengo a verlo también—digo.—Pues lamento decirte entonces que está en medio de una reunión ahora. No tar
—¿Sam?¿Me estás escuchando?—la voz de Max que parece lejana hace que levante la cabeza del móvil entre mis manos.No se cuanto tiempo pasé así y espero que no haya sido mucho para poder disimular, aunque los dos océanos que me estudian con preocupación me confirman que ha sido bastante. Abro la boca para decir algo, pero las palabras apenas salen. Se me traban en la garganta. No consigo pensar con claridad y tengo que cerrar los ojos fugazmente para controlar los nervios que provocan que mis manos empiecen a sudar.Es entonces cuando encuentro fuerza de algún lado remoto para responderle.—S-Si—digo, mi voz sale débil y entrecortada. Respiro hondo—Es Chiara. No se siente muy bien y me ha pedido que vaya con ella.Max frunce el ceño ligeramente. Mi pulso se acelera aún más cuando no responde y comienzo a pensar que tal vez se ha dado cuenta de que le estoy mintiendo, pero eso queda descartado cuando asiente entonces.—Déjame que le diga a Carl que te alcance—propone al final.No digo
Algo pesado en mi cintura es lo que me despierta la mañana siguiente.Frunzo el ceño sin abrir los ojos todavía e intento desplazarme mejor en el colchón, pero de nuevo eso me lo impide. Doy un gran bostezo mientras parpadeo con pesadez. La tela de mis pantalones al rozar las sábanas me hace acordar que dormí con ropa, me reniego mentalmente por ello.Tomo una respiración onda mientras me doy vuelta lentamente, para encontrarme a un grandote rubio durmiendo al lado. Apenas se percata de mis movimientos pero su brazo se mantiene firme en mi cadera como temiendo que quiera irme en algún momento.Eso me hace sonreír con los labios cerrados.Tomo el móvil a las tantas con una de las manos y me fijo la hora. Todavía es temprano, aunque me resuelta curioso que él no esté despierto para ir a trabajar ya. ¿Debería levantarlo...? Dudo mientras con la yema de los dedos recorro su mejilla y barbilla, donde habita la barba ya incipiente. Sin embargo, no le queda mal. Nunca fui amante de ellas, pe
—¿Que carajos fue eso?Levanto lentamente la cabeza para encontrarme con la mirada confusa y asustada de la castaña. No deja de mirarme, intentando encontrar una respuesta que todavía no le otorgo.Mi respiración es pesada, no me he levantado del suelo aún. Mi cuerpo se ha quedado estático, paralizado, igual que todo dentro de mi. Me tiemblan las manos y el frío que ha empezado a hacer, me avisa que ya está llegando la madrugada. Y que somos las únicas paradas ahí en la calle.—Debemos irnos—habla Chiara.Ella se acerca a paso decidido donde estoy, apoya sus manos bajo mis axilas y tira de mi para ayudarme a levantar. Se la dejo fácil. Ni siquiera reprocho.—Vayamos al departamento—ofrece Jess, mientras toma mi bolso del suelo y ayuda a Chiara a ponerme de pie. Su voz es débil y traga saliva, intentando parecer segura—Loan tiene un botiquín de primeros auxilios, debemos ponerle en la rodilla...—No—suelto casi como un aullido. Ambas me miran sorprendidas por mi actitud. El cuerpo me m
La semana pasa en un abrir y cerrar de ojos.Después de la vuelta de Chiara a casa, todo ha estado demasiado tranquilo. El drama parece haberse esparcido y abandonado por un rato la vida de nosotros. No puedo no admitir que aún siento ese vació en el pecho cuando entro en el nuevo departamento donde estoy quedando y no la encuentro, haciéndome saber que no la veré hasta no sé cuando. Solo espero poder hacerlo rápido.Sin embargo, hacemos videollamadas por las noches donde me muestra a la nona aunque está parece todavía no entender que no soy un robot detrás de la pantalla. Eso me hace reír y olvidar todo por un rato.Le cuento también sobre mis días. Sobre los chicos, sobre Jess, quién ahora se ha venido a vivir al departamento de Loan y por fin ha puesto punto final a la situación tensa con su padre. Se la ve más feliz.Me pregunta por Max y le digo que casi todas las noches he ido a escabullirme entre sus sábanas. No digo en voz alta que ahí en esa cama pasan muchas cosas, cosas que