14: Verse a solas

Desde que Alanys descubrió las verdaderas intenciones de Seth, su actitud hacia él se había vuelto cada vez más fría y distante, cada vez que lo miraba, sentía como su resentimiento burbujeaba en su estómago, causándole acidez. Aunque la morena no puede desacatar sus órdenes, su comportamiento aún dejaba a Seth desconcertado.

Este día, después de entregarle a Seth unos documentos desordenados y el té ya frío, Alanys se retiró en silencio y cruzó el recibidor del castillo, bajó las escaleras de la entrada y se dirigió al jardín del castillo, con la intención de recoger algunas flores frescas para llevárselas a Amelia, esperando que ese detalle le levantara un poco el ánimo a la pelirroja. Pensando en su amiga, Alanys no pudo evitar quedarse mirando las flores brillantes que tenía frente a ella, mientras luchaba por contener las ganas de llorar. Mia, más que cualquier flor, era mucho más suave y hermosa, pero debía marchitarse debido a una vil maldición estúpida.

De repente, Lukas apare
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