──Madre, ¿tenías conocimiento de esto?──. Interrogó Charlotte en un evidente tono lleno de ira.Ante su pregunta, Amelia negó suavemente.La verdad era que no sabía nada respecto a su hija mayor, ya que no le importaba nada de lo que tenía que ver con ella.Pero de algo si estaba segura, y era que bajo ninguna circunstancia permitiría que resaltará más que su adorable Charlotte.Y muchos menos le perdonaría si esta llegará a sufrir por su culpa. Así que, si tenía que apartarla del camino ella misma, sin pensarlo dos veces lo haría.Ante su negación, Charlotte apretó fuertemente sus manos para controlar su ira.≪¿Por qué esa maldita esta trabajando con los Cromwell?≫.≪¿Cómo es que esa bastarda aún se mantiene en pie?≫.≪Al parecer, no le causado suficiente daño para destruirla; ya que sigue molestándome con su presencia. Tendré que volver a recordarle su lugar. Pero esta vez me aseguraré que no se vuelva a levantar≫.Pensaba Charlotte mientras la observaba con llamas de odio danzantes
Isabella Carson se encontraba ultimando los últimos detalles para la cena que tendría con su esposo por motivos de su 7mo aniversario. Con ese hombre que amaba tanto. Y él cual, la había hecho tan feliz en todos los años que llevaban de casados y antes de estarlo. James era perfecto, siendo un hombre muy atractivo y con un buen físico. Sus hermosos ojos eran de color negro y cautivadores cuando de seducción se trataba. Tenía unas hermosas cejas y un aura cálida y poderosa a su alrededor. Era un hombre que podía cautivar a cualquiera con lo hermoso que era.Al pensar en su hombre, una suave sonrisa se elevó en los delgados y finos labios de Isabella, al tiempo que su corazón latía emocionado. Pero al pasar los segundos, esta sonrisa se fue atenuando como la llama de una vela hasta extinguirse, siendo reemplazada por una expresión sombría, con destellos de tristeza y desconcierto. Los latidos de su corazón se habían tornado algo dolorosos, como si tuvieran espinas enterradas en e
El cuerpo de Isabella se tornaba cada vez más frío al pasar los segundos y al seguir escuchando la conversación de los amantes. En ocasiones quería entrar y confirmar sus sospechas y darles unas buenas bofetadas, pero no podía moverse. Era como si sus pies estuvieran congelados en ese m4ldito lugar impidiéndole avanzar. Y tampoco tenía las fuerzas suficientes para ingresar. ── Cariño, yo… ── . Se escuchó la suave voz de la mujer, pero callando a los segundos. ──¿Qué pasa cariño?. ¿Te sientes incómoda en algún lugar?. La mujer negó con la cabeza, a su vez que se mordía ansiosamente el labio inferior. ── Si tienes algo que decir, dilo ──. La persuadió con voz suave James. ── Es-estoy embarazada ──. Soltó la chica bajando la mirada mientras sujetaba fuertemente el borde de la cobija que estaba sobre sus muslos. Después de unos segundos sin reaccionar a lo que acababa de escuchar, James la abrazo felizmente, escuchando la voz de la mujer al preguntar: ──¿Estás feliz?. ── ¡Por supu
¿Desde cuándo su hogar se había tornado en una mentira?. Se cuestionó Isabella al entrar a su hogar y sentir que la burbuja de cristal en la que había estado viviendo se hacía añicos en miles de fragmentos. Y en cada fragmento, su vida se reflejaba en esos momentos felices y cálidos que había vivido bajo ese techo. Pero, así como se mostraban los buenos momentos, también se mostraban las que ahora eran para ella la obvia evidencia que algo había cambiado. Podía verse en el comedor con su familia después de haber estado pensando toda una tarde en que debería hacer de cena. En lo que le gustaría a James y Jack para que disfrutaran de los alimentos. Así que, después de haberse agotado mentalmente pensando en varios platillos, se había decidido ir por lo seguro haciendo sus favoritos. Podía ver a su hijo, él cual se veía muy feliz mientras lo disfrutaba y se deleitaba en cada bocado. Por otra lado, James estaba más pendiente en responder los WeChat que le llegaban y solo jugaba con la
Los claros ojos de Isabella miraron fijamente a los oscuros de Ava con ondas de perturbación y molestia en ellos. ── ¿Por qué me vuelves a pegar? ──. Inquirió con los dientes apretados. Ignorando su pregunta, Ava volvió a preguntar: ──¿cuál es tu nombre?. ── Isabella Carson ── . Respondió en un tono neutro y una expresión imperturbable. Satisfecha al escucharla y ver su expresión, Ava le volvió a preguntar: ──¿Cuándo te enteraste de ambas cosas?. ── Anoche ──. Su voz era fría, volviendo a hacer la misma Isabella fuerte y segura de si misma. ── ¡M4lditos bastardos!. Es culpa de ellos que volviera el cáncer. ¡Pero me van a escuchar!. ¡Juró que les daré una paliza! ──. Sentenció enojada con una expresión aterradora en su rostro. ── Sabes que me la voy a cobrar, ¿verdad?. Y no hagas nada, no quiero que sepan que se sobre ellos. ── Era por tu bien cariño. Además, mientras este presente, ¡jamás permitiré que te compares con esa p*rra! ──. Se defendió Ava al saber que Isabella podría
Después que Isabella abandonará el centro comercial con una expresión fría, pero perdida camino por las calles sin un rumbo fijo. Su mente seguía rebobinando la imagen de esos dos infelices haciéndola rechinar los dientes de disgusto y odio. Odio que se iba incrustando en cada herida hecha en su corazón, y las cuales seguían destilando líquido color escarlata. Mientras caminaba distraída, no se había percatado que un Bugatti Centodieci la seguía a una distancia prudente, y unos profundos e insondables ojos negros como el color de la tinta la miraban agudamente sin despegar la vista de su esbelta figura en ningún momento. De pronto, Isabella dejo de caminar al recibir un golpe en el hombro de una de las tartas personas que caminaban a su alrededor haciéndola tambalearse unos pasos. Cuando levantó su mirada sorprendida y perdida para ver quien la había golpeado, se encontró en un lugar que no reconocía y sin encontrar al responsable, ya que las personas seguían caminando como si nada.
Bella… Había alguien que siempre la llamaba así. ¿Quién era…?. Intentaba descifrar Isabella en su aturdimiento. Pero antes que la respuesta se materializará, fue interrumpida lanzándola a lo más recóndito de su mente al sentir una húmeda y cálida lengua deslizarse por su cuello. Junto a unas manos; las cuales se sentían como brazas al acariciar cada centímetro de su expuesta piel. La húmeda lengua de Gideon seguía deslizándose por el esbelto cuello de Isabella, a la vez que iba dejando besos y pequeñas mordidas sin dejar marcas.Mientras lamía y besaba, llegó a sus dos hermosas y perfectas cúspides, las cuales estaban más que suaves al tacto. Con la punta de su lengua, recorrió todo su aureola, para posteriormente lamer; como si de un caramelo se tratase su erecto pezón. Sacando así varios gemidos de los labios de Isabella.Gemidos que lo excitaban más a cada segundo. Mientras que con su boca mordía y succionaba el pezón, con una de su manos acariciaba su otra cúspide, apretando entr
Después de lo sucedido, Isabella se pasaba auto reprochando por haberle sido infiel a James. Aunque no debía hacerlo ya que él le era infiel. Pero aún sabiéndolo, seguía repudiándose por haber caído tan bajo. Además; a cada segundo sentía que cargaba con ese peso haciéndola sentir miserable a cada momento. Después que había llegado a su hogar, tomó una larga ducha intentando borrar cualquier rastro de ese hombre que, en ocasiones se adueñaba de sus pensamientos haciéndola rechinar los dientes de disgusto por pensar en él. A la vez que se odiaba por sentir su cuerpo reaccionar ante tal recuerdo borroso.Lo único que hacía distraer su mente era el evento del cumpleaños de su hijo que había llegado, además de la espera ansiosa de empezar a trabajar en la compañía de los Cromwell. Ya que Ava le había dicho que Gideon había aceptado contratarla y empezaba el lunes. ¡Todo lo qué necesita para olvidarse completamente de lo sucedido era tener su mente ocupada!. Lo que ella no sabía, era q