Sin pronunciar una palabra, Alejandra recogió el libro arrojado, acariciando su portada como si fuera un tesoro precioso. Retrocedió lentamente hacia la puerta de la habitación, sus ojos nunca abandonando a Xaria, quien la observaba con una mirada fría e implacable.—Lo siento —dijo saliendo de la habitación corriendo, sintiendo el corazón destrozado.Carter se quedó viendo a su hija, y comenzó a moverse en su silla de ruedas, la niña se incorporó y comenzó a llamarlo.—Papá, ¿Te vas? —preguntó asustada, porque estaba acostumbrada a que su padre la durmiera.—Si me voy y lo haré porque aunque te amo, me siento decepcionado de tu comportamiento… hoy no voy a leerte ningún cuento, y nadie te dormirá… lo harás sola, porque en este momento no deseo estar contigo. Tú actitud fue grosera, y te aseguro que Alejandra no se lo merece.Carter salió de la habitación dejándola sola. Ella abrió los ojos de par en par y comenzó a llorar en silencio, porque tenía demasiado miedo, las sombras que pr
Zareli salió de la habitación y en el camino se encontró con Gilly.—Señorita, ¿Le pasa algo? ¿Se ve nerviosa? ¿La ayudo en algo? —se ofreció la mujer con esa máscara de amabilidad que exhibía frente a la familia. La chica dudó si contarle a Gilly o no su disyuntiva, al final privó el hecho de que tenía un par de años conociéndola, le parecía una buena persona, y decidió pedirle ayuda.—Es que me gusta un chico y quiero verlo para declarármele, el problema es que él no está interesado en mí —pronunció la chica con un deje de tristeza en su expresión.—¿Y cuánto le gusta? —preguntó.—Muchísimo, es socio de mi hermano, pero él ni me pela, porque tiene su novia… y ella es una mujer hecha y derecha, hermosa, inteligente y yo creo que soy muy niña para él… hace un momento hice algo que no es correcto. Lo cité, aunque no iré —sentenció con firmeza.—¿Por qué no va a ir? ¿Mató al tigre y le tiene miedo al cuero? Vaya y demuéstrele que usted no es ninguna niña ¡Sedúzcalo! —la aconsejó y ella
La familia en pleno estaba sentada en el comedor, entre conversaciones y risas, el ambiente era relajado. Thalía por su parte no dejaba de observar a su hijo y a su nieta, los vio felices y eso hizo que su angustiado corazón se tranquilizara porque era evidente que Alejandra les hacía bien.Vio el puesto en la mesa de Zareli vacío y frunció el ceño.—Rina, por favor, ve a buscar a Zareli, dile que ya estamos todos en la mesa esperándola para desayunar —pronunció, pero sus palabras pusieron nerviosa a la empleada y en vez de salir a cumplir la orden, se quedó estática.A Thalía no le pasó por alto esa actitud, y la encaró.—¿Qué pasa? ¿Por qué no vas a cumplir la orden que te di? ¿Por qué te causa tanta angustia hacer eso tan sencillo? —inquirió Thalía con los ojos entrecerrados.—Lo siento, señora… pero la señorita salió desde anoche y aún no ha regresado —susurró apenada y con remordimiento de meter en problema a la joven, pero justo en ese momento la chica apareció.Todas las mirada
La chica se quedó viendo a su padre, como un ciervo a quien las luces de un coche lo encandilan.—¿Me vas a responder? —exigió su padre con firmeza. Ella negó con la cabeza nerviosa, no se pudo contener y comenzó a llorar.—De nada papá… de nada —pronunció de manera entrecortada, y sin esperar que siguieran interrogándola salió corriendo, sin mirar atrás.—Algo está pasando con Zareli, Thalía, debes hablar con ella para ver si termina diciéndote algo —surgirió Zachary .La mujer asintió y un silencio se instaló entre ellos, interrumpidos por Carter.—Ya nos dirá lo que ocurre. En cuanto a Gilly, me voy a encargar de poner la denuncia en su contra, porque lo que le hizo a Xaria no puede quedar impune. Estoy esperando los análisis de laboratorio porque estoy seguro de que ella agregó algo a los nuggets que le causaron alergia —todos asintieron.Pero de pronto escucharon un lamento, era Xaria quien seguía aferrada a Copito con tanto sentimiento que no hubo un adulto que no terminara co
Una semana despuésAlejandra tenía la mirada fija en el gran reloj que había sobre las puertas de la sala de cirugía, y cada tictac resonaba en su pecho como un tamborileo, provocando una creciente inquietud.Carter se mantuvo firme a su lado, su presencia era un pilar reconfortante en medio de las olas de ansiedad que amenazaban con hundirla. La sala de espera era una mezcla de caras nerviosas y oraciones silenciosas, la acompañaban sus suegros, además de Bárbara, Lawson, Georgina y Zucker, todos sentados en diversos estados de preocupación.—¿Cuánto falta? Esto es una agonía —susurró Alejandra preocupada, con las palabras apenas escapando de sus labios.—No te preocupes amor, pronto saldrá, tranquila, no puedes desesperarte —respondió Carter acariciando con suavidad su mano tratando de tranquilizarla, como muestra de su incondicional apoyo.—Tengo mucho miedo, Carter… no quiero que le pase nada malo, ella aparte de Alejandra, es la única familia sanguínea que tengo… ni siquiera he
Dos meses despuésAlejandra no podía contener la creciente emoción que se agitaba en su pecho, ese día era triplemente especial para ella incluso cuádruple, porque no solo celebraría su cumpleaños, sino también la recuperación de su abuela, que ya estaba muy bien, cada día mejoraba más, lo que la había tranquilizado muchísimo; también ese día tenían la presentación oficial como la esposa de Carter y por último y no menos importante la noticia que Carter había tenido grandes avances en su recuperación.De hecho, cuando ella llegó ya los tenía, y su tratamiento solo vino a reforzar lo que ya estaba encaminado, aunque él decía que el tenerla a su lado, había sanado su alma, su espíritu y, como estos estaban bien, su cuerpo también comenzaba a sanar.Y ahora allí estaba frente al espejo, dándose los últimos retoques a su maquillaje, reconoció que nunca se había sentido tan feliz y a gusto como en ese momento. Tenía la sensación de ser querida por los Hall porque aunque al principio la hab
El aire pareció abandonar la sala ante las palabras de René. La ira que flotaba en sus ojos parecía arrojar dagas en todas direcciones, con una punzada particularmente fuerte hacia la figura desconcertada de su padre. Su corazón había sido envenenado por mucho tiempo. —¡Imposible! —balbuceó Carter, retrocediendo un paso—. ¿René? ¿Hijo estás vivo?! ¡No puedo creerlo! Yo te vi... te enterramos... Aun consternado, caminó lentamente hacia él, colocando sus manos en su rostro, mientras las lágrimas comenzaban a fluir. —Estás vivo mi amor —dijo besándolo con todo el amor y devoción de un padre, pero René estaba demasiado molesto, lleno de rabia y de odio. Lo empujó apartándolo de él, riéndose con evidente amargura, un sonido quebrado y frío que resonó extrañamente en el silencio de la estancia. —Sí, todos creyeron que estaba muerto, incluso estuve muerto en vida por varios años, pero me he recuperado y he regresado… a pesar de ti, de lo mal padre que ha sido, al punto de que me quitas
—Vámonos, René, él solo quiere confundirte, inventarte algo… para que dejes de creer en mi palabra, y creas en él, solo desea engañarte… no le hagas caso, hijo, en este tiempo he sido yo quien te ha cuidado, a estado a tu lado —decía la mujer con vehemencia visiblemente nerviosa.Greta agarró la mano de René para llevárselo, sin embargo, antes de dar un paso, Carter se la tomó y lo apartó. —¡Suéltalo! ¡No te lo vas a llevar! Será él quien decida lo que hará sin ninguna presión de tu parte —sentenció Carter.René se llevó las manos a la cabeza, y su respiración comenzó a acelerarse.—Habla conmigo, René. ¿No recuerdas? —preguntó Carter.Sin embargo, no respondió, se mantuvo en silencio.—¡Vámonos René!—René no se irá contigo —afirmó Carter—, no así cómo está ahora. —Yo no me voy de aquí sin él, si no se va, ¡Entonces yo me quedo! —dijo la mujer con una expresión desafiante. —¡Pues no! ¡Él se queda, y tú no te quedas en mi casa! ¿Te vas de aquí o te mando echar con los de seguridad