Alejandra no pudo contener la creciente emoción que la invadió, cuando llegó a la cocina, y vio que los tres amores de su vida se sentaron a observarla.—¿Qué quiere comer mi bebé? —le preguntó con dulzura a su hija.—Quiero nuggets de pollo —dijo la pequeña aplaudiendo feliz.Alejandra asintió y enseguida comenzó a buscar en el refrigerador, sacó un paquete, y comenzó a hacerle la comida a su niña.Se sentaron a comer, Carter y Alejandra también lo hicieron, la luz del sol entraba por la ventana de la cocina, proyectando un cálido resplandor sobre la pequeña familia reunida alrededor de la mesa. Carter y Alejandra se sentaron flanqueando a la pequeña Xaria, sus movimientos sincronizados mientras cada uno le ofrecía pequeños bocados de su comida, mientras ella participaba emocionada.Con una mezcla de diversión y orgullo, Xaria apartó suavemente la mano de Alejandra.—Ya señora bonita, creo que yo puedo comer sola… no soy una bebé chiquita —declaró con una sonrisa de dientes, sus ojo
Alejandra entró corriendo a la habitación sin dejar de llorar, le pasó seguro y se lanzó en la cama sin poder contener ese sinfín de pensamientos que la atormentaban, diciéndole que no era una buena madre, que su hija estaría mejor sin ella.—Soy una mala madre… puse en peligro a mi hija —musitó con una absoluta tristeza que le atravesaba el alma.Repasaba en su mente todo lo que había hecho y no tenía idea que le había causado alergia si no había agregado nada extraño.Abrumada por esos pensamientos, se quedó dormida en medio de un sueño pesado y tenebroso.Por su parte, Carter se llevó a su hija a su habitación, y no se retiró de allí hasta que se quedó dormida. Cuando iba saliendo se encontró a su hermana con los ojos rojos producto de su llanto descontrolado.—No te lleves a mi niña… por favor —dijo sollozando en tono suplicante.Carter le dio pesar verla así, Zareli siempre había sido la consentida de ellos hasta que llegó la pequeña Xaria, porque su madre la había tenido de tre
Alejandra se sentó a horcajadas sobre él y comenzó a besarlo con profunda pasión.Carter no podía creer que la mujer de su vida estuviera allí encima de él. La emoción era indescriptible, sin embargo, a pesar del deseo enorme de estar con ella, merecía un mejor momento, no un revolcón en un gimnasio.Tenía que demostrarle que era especial y borrar esos recuerdos del pasado cuando los drogaron, por eso la tomó por las caderas y la detuvo.—¡Espera! —exclamó Carter y ella se detuvo mirándolo con desconcierto.—¿Qué pasa? ¿No quieres estar conmigo? —inquirió en tono de tristeza y hasta un poco avergonzada, se levantó en un segundo, profundamente herida—, claro, solo buscabas provocarme y…—¡No es eso! —la interrumpió—, es que quiero que cuando estemos de nuevo por primera vez, sea el más perfecto de los momentos, no aquí, en la máquina de un gimnasio. Deseo que sea bajo las estrellas o delante de una chimenea ardiente o en un lugar decorado con pétalos y luces, quiero que recuerdes ese m
Sin pronunciar una palabra, Alejandra recogió el libro arrojado, acariciando su portada como si fuera un tesoro precioso. Retrocedió lentamente hacia la puerta de la habitación, sus ojos nunca abandonando a Xaria, quien la observaba con una mirada fría e implacable.—Lo siento —dijo saliendo de la habitación corriendo, sintiendo el corazón destrozado.Carter se quedó viendo a su hija, y comenzó a moverse en su silla de ruedas, la niña se incorporó y comenzó a llamarlo.—Papá, ¿Te vas? —preguntó asustada, porque estaba acostumbrada a que su padre la durmiera.—Si me voy y lo haré porque aunque te amo, me siento decepcionado de tu comportamiento… hoy no voy a leerte ningún cuento, y nadie te dormirá… lo harás sola, porque en este momento no deseo estar contigo. Tú actitud fue grosera, y te aseguro que Alejandra no se lo merece.Carter salió de la habitación dejándola sola. Ella abrió los ojos de par en par y comenzó a llorar en silencio, porque tenía demasiado miedo, las sombras que pr
Zareli salió de la habitación y en el camino se encontró con Gilly.—Señorita, ¿Le pasa algo? ¿Se ve nerviosa? ¿La ayudo en algo? —se ofreció la mujer con esa máscara de amabilidad que exhibía frente a la familia. La chica dudó si contarle a Gilly o no su disyuntiva, al final privó el hecho de que tenía un par de años conociéndola, le parecía una buena persona, y decidió pedirle ayuda.—Es que me gusta un chico y quiero verlo para declarármele, el problema es que él no está interesado en mí —pronunció la chica con un deje de tristeza en su expresión.—¿Y cuánto le gusta? —preguntó.—Muchísimo, es socio de mi hermano, pero él ni me pela, porque tiene su novia… y ella es una mujer hecha y derecha, hermosa, inteligente y yo creo que soy muy niña para él… hace un momento hice algo que no es correcto. Lo cité, aunque no iré —sentenció con firmeza.—¿Por qué no va a ir? ¿Mató al tigre y le tiene miedo al cuero? Vaya y demuéstrele que usted no es ninguna niña ¡Sedúzcalo! —la aconsejó y ella
La familia en pleno estaba sentada en el comedor, entre conversaciones y risas, el ambiente era relajado. Thalía por su parte no dejaba de observar a su hijo y a su nieta, los vio felices y eso hizo que su angustiado corazón se tranquilizara porque era evidente que Alejandra les hacía bien.Vio el puesto en la mesa de Zareli vacío y frunció el ceño.—Rina, por favor, ve a buscar a Zareli, dile que ya estamos todos en la mesa esperándola para desayunar —pronunció, pero sus palabras pusieron nerviosa a la empleada y en vez de salir a cumplir la orden, se quedó estática.A Thalía no le pasó por alto esa actitud, y la encaró.—¿Qué pasa? ¿Por qué no vas a cumplir la orden que te di? ¿Por qué te causa tanta angustia hacer eso tan sencillo? —inquirió Thalía con los ojos entrecerrados.—Lo siento, señora… pero la señorita salió desde anoche y aún no ha regresado —susurró apenada y con remordimiento de meter en problema a la joven, pero justo en ese momento la chica apareció.Todas las mirada
La chica se quedó viendo a su padre, como un ciervo a quien las luces de un coche lo encandilan.—¿Me vas a responder? —exigió su padre con firmeza. Ella negó con la cabeza nerviosa, no se pudo contener y comenzó a llorar.—De nada papá… de nada —pronunció de manera entrecortada, y sin esperar que siguieran interrogándola salió corriendo, sin mirar atrás.—Algo está pasando con Zareli, Thalía, debes hablar con ella para ver si termina diciéndote algo —surgirió Zachary .La mujer asintió y un silencio se instaló entre ellos, interrumpidos por Carter.—Ya nos dirá lo que ocurre. En cuanto a Gilly, me voy a encargar de poner la denuncia en su contra, porque lo que le hizo a Xaria no puede quedar impune. Estoy esperando los análisis de laboratorio porque estoy seguro de que ella agregó algo a los nuggets que le causaron alergia —todos asintieron.Pero de pronto escucharon un lamento, era Xaria quien seguía aferrada a Copito con tanto sentimiento que no hubo un adulto que no terminara co
Una semana despuésAlejandra tenía la mirada fija en el gran reloj que había sobre las puertas de la sala de cirugía, y cada tictac resonaba en su pecho como un tamborileo, provocando una creciente inquietud.Carter se mantuvo firme a su lado, su presencia era un pilar reconfortante en medio de las olas de ansiedad que amenazaban con hundirla. La sala de espera era una mezcla de caras nerviosas y oraciones silenciosas, la acompañaban sus suegros, además de Bárbara, Lawson, Georgina y Zucker, todos sentados en diversos estados de preocupación.—¿Cuánto falta? Esto es una agonía —susurró Alejandra preocupada, con las palabras apenas escapando de sus labios.—No te preocupes amor, pronto saldrá, tranquila, no puedes desesperarte —respondió Carter acariciando con suavidad su mano tratando de tranquilizarla, como muestra de su incondicional apoyo.—Tengo mucho miedo, Carter… no quiero que le pase nada malo, ella aparte de Alejandra, es la única familia sanguínea que tengo… ni siquiera he