En el aeropuerto, Ares y Aurora esperan en la sala VIP para abordar el avión. Ares habla por teléfono con Lina, aunque ya es muy tarde, encargándole que ayude a Oliver quien ocupará su puesto durante el mes que él no estará, y también recordándole acerca del encargo que le pidió, refiriéndose al investigador privado para saber sobre Vanesa. De vez en cuando mira de reojo a Aurora, que se queja en silencio por su tobillo que está bastante inflamado. De pronto, por las bocinas de la sala, se anuncia el tan no deseado viaje para ambos, pues en el fondo, Ares prefería estar buscando a Vanesa por su propia cuenta, pero ya lo había intentado y era demasiado orgulloso para tomarse tantas molestias por una mujer que resultó ser una completa desconocida. Y Aurora no tenía ninguna curiosidad por saber lo que le esperaba en la tan mencionada "luna de hiel", como la llamó su ahora esposo. —Pasajeros del vuelo 453, con destino a Aruba, abordar por la puerta 2. —No paraban de repetir por las
Ares se echa a la cama boca arriba, confundido por sus acciones. Pues él suele ser muy frío y calculador. Jamás actúa en caliente, pero últimamente es preso de su ira, «¿Realmente es tanto el odio que tengo por esa joven?» —Piensa, mientras llama a Lina, quién no le contesta el teléfono ni una sola vez. —¡Es extraño!, ¿habrá pasado algo? —Piensa de inmediato, ya que Lina siempre tenía el teléfono a la mano, y nunca, en 2 años de trabajar con él, le había dejado de contestar. Toma un suéter y una pantaloneta, y decide bajar a la cocina por algo de comer, pero apenas observa restos de la comida que él mismo tiró al suelo, un sentimiento de arrepentimiento lo invade. —¡Se lo merece!, no tengo por qué sentirme mal... —Se repite en voz alta un par de veces. Baja a la cocina y busca en el refrigerador algo que le provoque, sin embargo, pierde el apetito, apenas escucha un llanto desconsolado, viniendo de la habitación, continúa. Se acerca a la puerta, y escucha claram
En un pequeño pueblo de la costa, estaba Vanesa, escondida de su esposo, luego de ser alertada por Sue, una de sus amigas del bar; de que Joseph estaba como un loco, buscándola por todos lados. Sabía que no podía pasar mucho tiempo, escondida en ese pueblo antes de que su esposo pudiera encontrarla. Debía hacer algo, y no se le ocurría mayor cosa. Pues su intento de salir del país, se vio truncado por la falta de un pasaporte que no era ni tan rápido, ni tan sencillo de sacar, sin contar con todos los requisitos que se pedía para una visa de residente en caso de demorar más de tres meses en el país visitante. Nada estaba saliendo como había planeado, y su única opción fue contactar a “Clandestino”, un viejo conocido que había tenido problemas con Joseph en el pasado, por mostrarse muy coqueto con ella. Él podía conseguirle un pasaporte falso en un par de días, aunque el costo fuera bastante alto. Pues no solo deseaba, una gran suma de dinero, sino también su cuerpo por una noche, a
Ares se cruza de brazos, esperando, aunque no lo demuestra, con impaciencia, una respuesta convincente de parte de Vanesa. —Mi amor… —Se acerca a él, e intenta sentarse a su lado, pero este se levanta indignado de que quiera manipularlo con palabras de cariño. —¿De verdad crees que puedes tratarme de "amor", como si nada, después de haberme abandonado? ¡A veces no sé si eres o te haces, mujer! Vanesa, abismalmente sorprendida, por la rudeza de las palabras de Ares, usa el arma, que jamás le fallaba con él. Sus lágrimas —Sé que no tengo perdón. Jamás debí dejarte… —Llora desconsolada, pero Ares ni siquiera se inmuta. Le duele verla llorar, pero la verdad es que después de escuchar llorar a Aurora, y verla aguantar las lágrimas, cada vez que él estaba cerca, el llanto de Vanesa parecía tan falso, que una parte de él sentía ganas de consolarla y otra casi repugnancia de que quisiera usar semejante artimaña. Estaba muy confundido con sus sentimientos. —Podrías dejar el drama
Al llegar a la habitación, Ares ignora a Vanesa que entra, echa una furia. Centrado en su teléfono, intentando reservar un vuelo de regreso a casa para mañana mismo. —¡No puedo creer que me dejarás sola para ir a ver a esa zorra! Es increíble que después de tanto tiempo de no vernos, prefieras dejarme a mí. —Se quita la camisa, mostrándole a Ares su cuerpo perfectamente definido. —Vanesa, no hagas un drama de esto. —Le dice y se acuesta luego de reservar. —Encima me ignoras. —Le arrebata la sábana. —¿Qué carajos te pasa? Tenemos que descansar. Mañana debemos viajar… —¿Viajar? ¿A dónde? —A casa. Hay un par de cosas que debo aclarar con mi madre. —Vanesa traga en seco, al pensar en que quizás la policía o Joseph la están buscando, y tal vez alguien pueda reconocerla al regresar. —¿Nos iremos tan pronto? ¿Y mis maletas? No creo que pueda viajar contigo mañana. No estoy preparada. —No tienes que estarlo. Yo me haré cargo de todo. Si es por tu ropa, te compraré nueva,
De pronto se abre la puerta de la habitación de Aurora. Es Jazmine que la buscaba con desespero. —Aurora, tenemos que hablar… —¿Qué pasa señora? —Le pregunta la joven que terminaba de organizar sus cosas, al verla muy enojada. —Dime: ¿es cierto que tú fuiste quién tiro a Vanesa por las escaleras? La chica, sorprendida por su pregunta, asume que fue su esposo quien le contó, así que baja la cabeza, y sin atreverse a mirarla a la cara, asiente. —Si… fui yo… —Pero Jazmine, no le cree. Se acerca y levanta su rostro para que la mire. —Júralo por tu madre… —Le pide y de inmediato, Aurora niega. —Lo sabía. Tú no tienes tanta malicia en las venas como para hacer algo así. Esa perra usó como excusa su caída para justificar que abortó. ¡Maldita! —¿Aborto? ¿De qué habla señora? —Pregunta Aurora muy sorprendida por escuchar a Jazmine. —Aurora dime algo: ¿Ares te ha hecho algo en venganza por la muerte de su hijo? —¡¡¡Eh!!! —La chica agacha nuevamente la cabeza, sin decir una sola pal
Ares, que está bastante lleno de trabajo, ya que Jazmine se ha ido de viaje, y lo ha dejado a cargo de todo, considerando que en un par de meses deberá asumir la presidencia de Walton's Car, tal como él lo pidió. Está en su oficina, furioso esperando a Oliver para que le dé una explicación acerca de por qué un par de clientes lo llamaron para quejarse de la atención que recibieron por parte de él, mientras lo reemplazaba. Firma algunos papeles, y mientras espera por su flamante primo que aún no llega, cita a Adriana, para ver cómo va la nueva campaña de publicidad de los nuevos modelos de autos; sin embargo, en su lugar aparece Maribel, la secretaria de Adriana. —¡Señor! —Entra Lina, dejando pasar a Maribel. —¿Dónde está Adriana? —Pregunta sin siquiera saludarla. —Mi jefa pidió el día libre hoy, pero me encargó de entregarle esto. —Pone una carpeta sobre su escritorio. —Es la propuesta publicitaria para los nuevos modelos. Ares revisa la carpeta, observando una propues
Aurora, completamente desolada, llora sobre las piernas de su hermana sin descanso, aterrada y asustada por la situación que ha vivido está noche, siente asco y temor, pero lo que más le duele, es que Ares, después de ver por lo que había pasado la tratara como una mujer sin valor. Adriana, llora junto a su hermana, culpándose por no haberla acompañado, mientras Daniel maneja viendo la dura situación por la que atraviesan dispuesto a convertirse en su protector si es necesario, pues estaba interesado en Adriana y conocer la situación de Aurora le causaba pesar. Siempre supo que su hermano podía ser muy cruel con sus enemigos, pero jamás imaginó que fuera tan tonto como para dejarse engañar de Vanesa. «¡No! Ares siempre solía ser muy analítico con todo. ¿De verdad estaba tan perdidamente enamorado de esa mujer como para asumir que la verdad que ella le muestra es la única que importa?» Daniel detiene el auto frente a la casa Hermswort. —¡Hemos llegado! —Comenta y se baja para a