“Pago Rechazado”
En todas las facturas ponía lo mismo. Desplomó el rostro sobre la mesa, lamentándose de su mala suerte. En menos de tres meses se había quedado sin trabajo, no tenía estudios superiores y vivía solo desde hace tiempo.
Volvió a levantar la cabeza y miró las facturas. Agarró una y la observó durante un buen rato. Era la factura del hospital. El tratamiento le vencía y le quedaban pocas hormonas.
-Un mes- se dijo. Le quedaba un mes de hormonas y sin apenas dinero.
Arrugando la factura se puso en pie, caminó hacia la salida del apartamento, agarró su cazadora, el móvil, su cartera y las llaves y salió. Caminaba rumbo al banco. Intentaría convencerles de que le hicieran un préstamo, uno pequeño.
Llegó ante la entrada de la sucursal, tragó saliva y empujó la puerta. No había mucha gente. Sólo vio a una pareja, una mujer mayor y un hombre de traje negro y que le daba la espalda.
Viendo a una de las trabajadoras libre volvió a tragar saliva y se dirigió hacia ella.
-Ho-hola- saludó tímidamente.
La mujer dejó lo que estaba haciendo y le miró.
-Hola ¿Deseas algo?- le preguntó con una amable sonrisa.
Él, afirmando con la cabeza, se aclaró la garganta y respondió:
-Yo…me-me preguntaba si…po-podría pedirles un… pequeño préstamo…no muy grande, solo de unos…¿Dos mil dólares?-
No se dio cuenta que el hombre de negro, disimuladamente, pegó la oreja.
-Bueno, los préstamos solemos darlos de cantidades un poco más elevadas- dijo la mujer sin dejar de sonreír.
-Verá, es que…ya no sé cómo hacerlo…-
El hombre de negro prestaba completa atención a la conversación del chico con la mujer.
-Yo…me-me he quedado en paro…no-no tengo estudios ni nada y…-
La administrativa vio cómo aquel chico dejó ver llamativas lágrimas brotar de sus ojos.
-No…no llores, calma- intentó tranquilizarlo poniéndose en pie y posándole una mano en su brazo -Puedo preguntar si hay alguna forma de conceder un microcrédito-
-¿En serio?- se enjugó las lágrimas el joven.
Ella le dedicó una sonrisa de lo más tierna y comprensiva.
-Sí- contestó -Espera un momento y enseguida vuelvo-
Ésta se fue en busca del director de la sucursal y desapareció tras una puerta. El hombre de negro se movió levemente hacia el chico para dándose media vuelta verle.
-¿Hola?-
El joven giró el rostro…Y se topó con un hombre de cabello negro, orbes verdigrises y barba que le miraba fijamente. Turbado, notó cómo sus mejillas ardieron.
El tipo era realmente atractivo. Bastante más mayor que él pero en absoluto le pareció un viejo.
-Siento ser un grosero pero no he podido evitar oírte decir que te has quedado sin trabajo- dijo el moreno.
-Da…da igual-
La manera en que ese hombre le miraba le intimidaba y atraía a partes iguales. Se sentía cohibido y al mismo tiempo empezó a darle calor. Le echaría la culpa a lo de aún ser virgen.
Aquel hombre no apartaba los ojos de él provocando que un tiovivo apareciera en su estómago.
-Discúlpame de nuevo, me llamo Mark- se presentó el azabache extendiendo una mano pero sin romper el contacto visual con él -Mark Owen-Scott-
El joven miró su mano para después hacerlo al hombre quien esbozando una sutil sonrisa preguntó:
-¿Y tu nombre es? Si es que se me permite saberlo, claro-
Nervioso, el chico respondió tartamudeando:
-Jo-Nick…mi nombre es Nick…O…O’Brian-
Sin esperarlo, Nick notó cómo Mark le agarró la mano con la suya por lo que se le escapó un tenue gritito. Pero lo que de verdad le dejó impresionado fue ver cómo en vez de estrecharle la mano de la manera habitual lo hizo con suavidad. Casi como si le acariciara. Y eso puso aún más de los nervios al joven.
-Aún no ha llegado el director pero me han dicho que no tardará, que estaba en la sucursal tratando un tema de…-
La mujer de antes reapareció ante ellos para quedarse muda y a cuadros al ver las manos de ambos unidas.
Vacilante, miró al moreno quien a su vez lo hizo a ella.
-¡Se-señor S-Scott!- exclamó ella más que sorprendida.
Nick soltó la mano del mayor para observando a uno y otra retroceder.
-Yo…lo-lo siento…-
-¿Por qué pides disculpas?- inquirió Mark.
Nick miró a la mujer para inmediatamente después hacerlo a él.
-Bu-bueno, ella…usted…le-le conoce y supongo que…le estaban esperando…y no quiero molestarle…-
Mark giró la mirada hacia la mujer para seguidamente volver a mirar al joven.
-Por lo que veo sí, me estaban esperando- dijo con tono burlón.
-Lo he… supuesto, disculpe por molestar-
Justo cuando se dio la vuelta para irse, oyó las palabras que menos imaginó:
-El señor Scott es el director general de la sucursal y podrías explicarle tu situación- dijo la mujer.
A Nick casi le da un infarto. Girándose sobre sus pies miró al moreno quien sonriendo de forma pícara apoyaba un brazo en el mostrador.
-Yo-yo…no-no…no tenía ni…i-idea…- titubeó el joven.
Dejando caer su brazo, Mark avanzó hacia él, metió las manos en los bolsillos de su pantalón y dedicándole la sonrisa más traviesa además de atractiva que jamás Nick hubiera visto, le pidió:
-¿Me acompañas hasta mi despacho y me explicas mejor tu situación, Nick?-
Nick miró por el rabillo del ojo a la mujer para enseguida hacerlo al hombre.
-No…no creo que pueda ayudarme…-
-Eso deja que yo lo decida- cortó Mark -Por favor, acompáñame- invitó señalándole el camino hacia su despacho.
Nick se retorció las manos.
-No…no creo que pueda ayudarme- volvió a decir -Aunque me… concedieran un…microcrédito, estoy en el paro y…-
Mark se acercó hasta él. Suavemente posó una mano en su espalda y lo hizo caminar diciendo.
-Ya le buscaremos una solución, Nick-
Y ambos echaron a andar rumbo al despacho del mayor para desaparecer tras la puerta. Ese sería el primer paso para Nick y el cual haría que toda su vida cambiara…
Por completo.
-Por favor, toma asiento- pidió Mark mientras cerró la puerta.Nick le miró por unos segundos para dándole la espalda dirigirse hasta la silla que había frente al gran escritorio. Con un hábil movimiento de la mano, Mark echó el cerrojo. No por nada sino porque así nadie le interrumpiría.Miró a través de la cristalera y sin hacer ruido corrió el estor. -Vale, vamos a ver en qué podemos ayudarte- dijo llegando a su lado y sentándose en su sillón.Nick le observaba detenidamente.-Me has dicho que te llamas Nick O’Brian--Sí-El moreno encendió el ordenador e introdujo la clave. Observador como era, Nick vio las teclas que pulsaba;D.A.D.D.Y.“¿Daddy?”Se preguntó en su interior. Mark se fijó, de soslayo, como miraba al teclado pero no dijo nada.-¿Y qué edad tienes Nick?- La pregunta le pilló por sorpresa al joven.-¿Per-perdón?-El moreno retiró las ma
Qu-qué?- tartamudeó Nick.Se había quedado ojiplatico. Mark, sin dejar de sonreír, contestó:-Digo que quiero que seas mío-Rápidamente, Nick se levantó de un brinco.-¿Pero qué se cree que soy, un objeto?- se enojó.-A ver, no era mi intención sonar tan… drástico- Mark se movió en su sillón para sentarse más derecho -Por favor, siéntate- señaló la silla.-Yo… cre-creo que mejor me vo…--Sien-ta-te- repitió el moreno remarcando sílaba a sílaba la palabra.-¿Me…me está ordenando?- se contrarió Nick.-No- negó Mark -Te estoy pidiendo que te sientes-Nick, muy despacio, volvió a sentarse.-Bueno, voy a ser más explícito en lo que se refiere a lo de que seas mío- dijo el moreno -Analicemos tu situación, tú necesitas dinero- Mark se retrepó en el sillón – Y yo busco compañía-Nick tragó saliva.-¿Com-compañía en…en qué sentido?- Mark estiró una mano y paseó la yema de su índice por la mesa
Como un flan.Así salió del despacho del moreno, Nick.Detrás de él, lo hizo Mark quien posándole una mano en un hombro dirigió la mirada hacia la mujer rubia que había atendido al castaño.-Gage- llamó Mark.La rubia dejó la conversación con la cliente a la que atendía y miró al moreno.-Voy a salir a tomarme un café con el señor O’Brian- anunció con la mano puesta en el hombro de Nick.Gage se los quedó mirando de hito en hito.-Cla-claro pero y ¿Reynolds?- señaló al tipo que aguardaba de pie a un lado del mostrador.Mark miró al hombre.-¿Mañana podría venir…sobre la misma hora?- pidió amablemente.-Mañana…tendría que ser una hora más tarde- respondió el tal Reynolds.-Pues una hora m&
Ambos llegaron a la cafetería más cercana a la sucursal.Como si se tratara de una chica, Mark se adelantó a Nick e igual que todo un caballero le abrió la puerta del local.Nick aún seguía cohibido tras el “incidente” en el banco.Todavía percibía un leve picorcillo en su glúteo y aunque por extraño que le resultara, le era bastante agradable.-¿Te parece bien aquella mesa?- oyó que le preguntó el moreno señalando una mesa casi al fondo.-Sí, esa…esa está bien- asintió Nick.-Bien- contestó Mark.El joven ya iba a echarse a un lado para que él fuera delante cuando Mark se lo impidió negando con la cabeza y diciendo:-No, ve tú delante-Nick se lo quedó mirando extrañado cosa que entendió Mark como si le preguntara “¿Por qué?” Aproximándose hacia él inclinó el rostro a uno de sus oídos y le respondió:-Quiero ver cómo se mueve ese culo que tienes-A Nick casi le da un paro cardíaco al oírle decir aquello.<
Mark cruzó la puerta del aseo de hombres encontrándose al joven de pie y en mitad del lugar. Mark, despojándose de la chaqueta y dejándola a un lado de los lavabos, no apartaba los ojos de Nick.Luego se aflojó la corbata para terminar quitándosela y dejarla sobre la chaqueta. A continuación se desabrochó los botones de los puños de la camisa y se los subió hasta la mitad de sus brazos. Nick pudo comprobar lo bien formados además de fibrados que los tenía.¡Y sin una pizca de vello! Eso sí, de piel tostada. Más bien podría compararse a un dorado tipo bronceado.-Contra la pared- La forma en que le dio tal orden provocó en Nick que todo su cuerpo se agitara.-¿No me has oído, nene?- rezumó Mark soltándose los tres primeros botones de la camisa permitiendo ver parte de su pecho al joven. Nick tragó saliva al vislumbrar la misma piel y también sin una pizca de vello. -¿Nene?- El joven agitó la cabeza
Un pingüino no tendría nada que envidiarle en ese preciso momento. Con caminar torpe y como si sus piernas estuvieran hechas de gelatina, Nick caminaba al estilo de los bebés. Dando traspiés y tambaleante, iba delante del moreno quien reprimiéndose las ganas de reír, lo observaba.Casi llegando a la mesa, donde el desayuno les esperaba, un hombre les había visto salir del pasillo donde estaban los aseos y extrañado les preguntó:-¿No sabían que los aseos están estropeados?-Nick se alarmó al oír tal pregunta mientras que Mark, calmado y sin preocupación alguna, respondió:-Somos los fontaneros-El joven le miró como diciendo “Eso no se lo cree nadie”.-¿Ustedes los…fontaneros?- se sorprendió el tipo mirándoles de arriba abajo -¿No van muy…arreglados?-Nick rodó
Saliendo de la cafetería, ambos caminaban el uno al lado del otro. Lo hacían en silencio para de vez en cuando, Mark, lanzarle miraditas fugaces al chico.-No estés turbado- dijo.Nick giró la cabeza y le miró.-Acabo de…pasar la mayor vergüenza de toda…mi vida cuando usted se ha puesto a…hablar tan ricamente de lo que ha…pasado en…--Él no tenía ni idea de a lo que en verdad me estaba refiriendo nene-Sin avisar, Mark agarró de una mano al castaño para tirando de él estamparlo en el muro de un callejón sin salida y a unos cuantos metros de la cafetería.-¿Pero qué…?-Nick no pudo terminar la pregunta pues su boca fue asaltada por la del moreno de manera voraz. Nick se atrevió a rodearle por el cuello con ambos brazos y darle libertad para besarle.Despacio, Mark fue retirando sus labios de los suyos.-¿Entonces aceptas mi propuesta?- preguntó sin soltar su cintura.Nick tragó saliva.
Al final, Mark no regresó a la sucursal sino que acompañó a Nick a su apartamento para coger lo imprescindible; Su cepillo de dientes.Aunque el mayor le dijo y redijo que él le compraría no uno sino todos los que quisiera, el joven se negó en redondo. Mark observaba con detenimiento el pequeño apartamento mientras oía a Nick a lo lejos.Extrañado de lo que pudiera estar haciendo se encaminó hacia el pasillo y anduvo hacia donde provenía el ruido. Lo encontró en su habitación preparando un pequeño bolso.-¿Qué haces?- Nick se sobresaltó al oír su voz.-Eres…demasiado sigiloso y…me das unos sustos de muerte y ya si le agregas que…me pones nervioso…- Mark, cruzado de brazos y apoyándose en el marco de la puerta le miró. Nick pudo ver que lo hacía con una sonrisita entre divertida y pícara.-Por eso lo hago- contestó el moreno.-¿Qué?- -Me gusta ver cómo dejas de ser una persona centrada y te vuelves…torpe- repuso.<