El acaricia mi cabello mientras su otra mano va viajando por mi piel bajo mi camiseta, mi pobre pijama de dibujos, ya la bata de baño cae por mis hombros. Él busca contacto con mi piel, sus manos me tocan con algo de duda, pero en cuanto encuentran el camino… lo siguen con determinación. Pareciera que él quiere cerciorarse de que yo estoy bien, de que no lo voy a alejar, dudo que haya venido a mi cuarto con esta intención ¡Jamás lo creería posible! Pero ahora que estamos así… puedo notar que realmente él quiere esto, no sé por qué aún. Katie lo podría estar esperando en su cuarto. Ella sin duda es más hermosa y sexy, y con seguridad más experimentada. Pero él está aquí, vino a ver como estaba, masajeó mi pierna y ahora sus dedos van por mis muslos. Lentamente, él me acuesta en la cama, y yo me dejo, sin decir una sola palabra, besándose apasionadamente mientras mis manos se enredan en su cabello. Sus manos suben hacia mi cintura para sentir la piel debajo de mi camiseta. Ni siqui
Soy del tipo de personas que se levanta temprano, siempre he sido así, incluso desde niña. Solía tener que encargarme de mis cosas desde pequeña, ir al colegio, desayunar. Mi mamá estaba preocupada por su negocio en la peluquería, era madre soltera, mi padre nos había dejado. Así que en lo que aprendí, como funcionaba la cocina y la hora en que tenía que estar lista para ir a clases… hice lo que tenía que hacer.Incluso, como era tan proactiva y responsable con eso, le parecí a mi mamá como un pequeño adulto, una versión miniatura de alguien que podía encargarse de sí mismo… y poco a poco empezó a apoyarse más y más en mí, dejándome sola. Ady la autosuficiente, Ady la que no necesita a nadie, tan independiente, tan madura para su edad. Incluso mi hermana, que es un par de años mayor que yo, empezó a relegar cosas en mí, así que yo era la que cocinaba y se encargaba de las cosas básicas de la casa mientras mi madre no estaba. Fernanda hacía lo mínimo, me tenía que encargar de que ell
Él está sonriendo, es lo primero que noto. Tiene una sonrisa sencilla y casi entre expectante y nervioso, mientras está parado en la puerta de mi habitación, como si fuera nada, como si fuera “nuestra habitación”. Está completamente vestido, relajado como si hubiese tomado un buen baño y tuvo todo el tiempo del mundo de vestirse con su usual look formal.Mientras yo estoy relativamente arreglada, preparada para salir, pero con una cara terrible de preocupación, de humillación, de arrepentimiento, todo lo que está mal. —Oh… estás levantada y… vestida—dice con sorpresa luego de verme por unos segundos, deteniéndose en mí. —Sí, pensé que el vuelo saldría ahora, así que mejor estar listos—digo seria intentando que no vea mis verdaderos sentimientos, la decepción, la molestia, la tristeza. Solo parezco, simplemente… indiferente. Como si ayer no pasó absolutamente nada remarcable. Él se me queda viendo, sin palabras. —Sí… yo… justo fui a pedir un taxi y a ver el estado de nuestro vuel
Han pasado dos días exactamente y no he tenido señales de Brandon, lo cual, tengo que admitirlo, es un completo alivio. Honestamente, había pensado que iba a venir a buscarme en la oficina, en cualquier momento, y pedirme que “habláramos”. Les confieso que temía eso a cada momento del día, como si estuviera en una casa embrujada y te preguntas cuando va a salir el fantasma, el ruido, el payaso diabólico. Cuando me levantaba pensaba ¿Será hoy? Me lo encontraré en la entrada de la oficina, o hablando con Mike, o quizás… a la salida, insistiendo en ese café para tomarnos. Yo no me engañaba, ya me había hecho a la idea de que había sido todo un completo error, que no me habían ayudado en nada a mis inseguridades y que esa noche no debió pasar. Sucedió no solo por cuestión del momento, no fue culpa de él, yo lo permití… porque también quería. Cuando le conté a Lizzie y a Billy de casualidad no se cayeron de espaldas. Se quedaron mudos balbuceando, y después me gritaban haciéndome pregu
Se dice que cuando una puerta se cierra, otra se abre, y así sucedió en mi vida en los próximos días, se abrieron un par de puertas que realmente me había sorprendido porque francamente no lo esperaba. Las ideas que tenía de dejar mi trabajo y buscar otro lejos de Brandon, se esfumaron rápidamente, en cuanto mi jefe me comentó que iba a tener un aumento y un ascenso. Si así mismo, todo así de nada, inclusive se iba a contratar a alguien más junior para que me ayudara. El extra de dinero me venía muy bien para pagar mis deudas y también incluso para ahorrar un poco. Ya no tenía que estar luchando cada día por llegar a pagar y comprar lo que necesitaba, ni qué decir algún premio o tontería para mí, lo cual antes era inexistente. Sí, la situación con Brandon era incómoda, pero es verdad que poco lo veía ya, se podría decir que cada vez menos. Dejó de venir a pasear a nuestra oficina, para desencanto de Katie, que supongo que ya había pensado que lo tenía listo para comérselo. Es
¿Por qué me tengo que poner tan nerviosa? Me pregunto. Es como si sintiera su mirada en todos lados. La familia de William, el prometido de Annie nos invitó a una cena, simplemente para conocer un poco más a la familia y amigos de su preciosa novia, un hermoso detalle. Especialmente porque no puedo entenderme a mí misma. Cuando está él cerca me pongo ansiosa, siento que su mirada es pesada sobre mí, viendo mis errores, viendo con detalle que digo y que no, que hago y que no. Sigue mirándome con decepción y descontento. Como si me estuviera juzgando a cada momento. Inclusive puedo ver como sacude su cabeza como negando, fundido en sus pensamientos.Yo me apoyaba en Billy, quien me contaba de su nueva conquista, parecía particularmente encantado, casi enamorado, y él suspiraba con la idea de lo maravilloso si pudiera llevarlo a la boda. Me encantaría ayudarlo, pero no sé cómo. Lo único que se me ocurría era que él podría hablar primero con Annie, salir del closet primero con ella,
—Brandon… ¿Qué haces aquí?—pregunto tratando de tener una respuesta de este ser humano. Él se acerca a mí como hechizado, hasta que está muy cerca, sin decir nada simplemente, levanta su mano y pasa las puntas de sus dedos por mi brazo desnudo, recorriéndolo desde mi codo hasta mi hombro y sus manos acunan mis mejillas, dejando suaves destellos de electricidad a su paso. —Yo… quería hablar contigo…es simplemente que no sabía como— me dice y parece honesto. Su voz es un susurro, no deja de tocarme y su calidez, la de todo su cuerpo me arropa y es… deliciosa. Casi instintivamente doy un paso atrás y él baja las manos, mirándome con duda. Ya tuve mi corazón roto una vez por él. Muchos años de dolor, de preguntarme que había hecho para merecer esto. Y aquí estaba de nuevo, en manos de mi torturador número uno.—¿De qué quieres hablar Brandon…? ¿De algo de trabajo? ¿No puede esperar hasta el lunes?— digo y él me observa serio.—Por supuesto que no es sobre trabajo… — dice de forma categ
Él se apoya más en mí y siento su fuerza y me besa con desenfreno, tomando mi boca, siento su respiración, sus piernas y caderas empujándome. Es como si quisiera llegar a mí de una forma que no lo puede controlar, como si no fuera suficiente. Yo le respondo ese beso, con todo el deseo que estuve aguantando por días, aceptando su toque con pasión y alegría. Él me sigue acariciando el rostro y el cuello, va a la base de mi nuca con suavidad y con una mano empieza a desandar mi moño hasta que mi cabello termina alborotado cayendo en suaves ondas. —Adelaida… mi Adelaida… tan preciosa— dice en un susurro y me vuelve a besar, yo me quedo con esas palabras, mi pecho ahora saltando en cada inhalación y exhalación. Con dedos temblorosos desabotono su camisa, un botón a la vez mientras él sigue en mis labios, sus manos en todas partes, en mi escote, respirando, agitado contra mí. Cuando lo libero de la camisa, él se la quitó rápidamente, y me da una mirada de aprobación, de que le gusta, de