Yo aún recordaba su boca en la mía, sus manos en mi cuerpo y era una pesadilla, una pesadilla en la vida real. Imaginarme recordar eso por años iba a ser una tortura. Por supuesto que no estaba completamente libre, podía escuchar los pasos de Brandon atrás de mí, siguiéndome, llamándome. Otra vez, no debe estar acostumbrado a que una mujer se aleje de él, mucho menos luego de compartir un beso. ESE beso tan… fantástico. Dios mío, nadie me había besado así antes y esa idea me atormenta. —Ady… espera… por favor… espera— lo escucho decir y en cuanto menos lo pienso, me toma el brazo suavemente. Su cara está sonrojada, y me da una mirada extraña. ¿Dolor quizás? Su mano se presiona suavemente en mi brazo, sus dedos levemente acariciándome, un toque minúsculo, pero lleno de intenciones, como si aprovechara cualquier ocasión que tiene de tocarme. Es enloquecedor. —Por favor no te vayas… así… yo… Ady— me dice con la respiración entre cortada. —¿Cuál es tu problema conmigo? ¿Por qué de repe
Si algo tengo que reconocerle a Brandon es que al menos escuchó mis pedidos. Los días pasaron y su comunicación conmigo estuvo estrictamente relacionada con el trabajo y con eso también disminuyó su intensidad. Tuvimos algunas reuniones, hizo comentarios generales, algunos pedidos, pero nada más.. Era como un fantasma, yo, y él hacía como que no me veía, no vayan a decir que parece loco. Era lo que quería, ¿no? Realmente se lo había pedido y mágicamente, esta vez si me había escuchado, por fin. Estaba tranquila, no super feliz, pero tranquila. Mi vida volvía ser la misma, mi corazón se calmaba, mi mundo daba sus pesadas vueltas, aburridas, relajadas, sin muchas expectativas. Les había contado a mis amigos que me había besado con Brandon y realmente todos teníamos algunas teorías: quizás él quería probar estar con alguien conocido, o quería enmendar sus errores conmigo. Con todo y que Billy odiaba a su primo, hasta él consideraba que Brandon no me quería hacer mal, simplemente esta
Después de ese acontecimiento, y los que se vendrían después, me di cuenta de varias cosas. La primera era que Brandon era realmente bueno en lo que hacía, realmente bueno. Yo siempre había sabido que era un chico inteligente, por encima de muchos de los hombres que había conocido, pero era realmente sorprendente su habilidad con los negocios. Sabia como hablar a clientes, a otros jefes, a sus equipos, todo. No era el tipo más cálido o alegre del mundo, pero era objetivo y sinceramente justo. Lamentablemente, tenía que entender por qué todos hablaban de él y generalmente bien. La realidad es que con todos era serio y tranquilo… pero conmigo era un glaciar. Me repito mentalmente, cada vez que esto sucedía, cada vez que me miraba mal, cada vez que él pasaba y ni me saludaba: yo así lo quise, yo le pedí que me dejara en paz. Él está haciendo exactamente eso. Y como ya dije que él era realmente bueno en lo que hacía, también tenía que reconocer que usualmente Brandon tenía razón. Dijo
Los días mejoraron y Brandon me saludaba, era cordial y debía decir que los ánimos se habían calmado sustancialmente. Él no volvió a hacer propuestas de salir ni a acercarse a mí de otra manera más que meramente profesional así que yo estaba de verdad contenta. Más bien lo veía con mayor frecuencia en temas relacionados con la boda de Annie, y menos en la oficina. Creo que realmente tenía mucho trabajo que hacer y se le había olvidado la obsesión con este pequeño departamento que incluía una diseñadora que él solía conocer. Deben ser cosas del destino, pero creía merecerme este viaje a Aspen, había pasado muchas cosas en Atlanta, especialmente para poder hacerme notar, y sentía que lo había logrado. Jamás imaginé que por un cliente iríamos a viajar, menos a un lugar como este, pero realmente estaba emocionada, tanto que intentaba ocultar mi sonrisa. ¡Yo! ¡Adelaida! ¡Viajando a Aspen por trabajo! En pocos días estábamos en Aspen, y desde que llegamos al aeropuerto estaba impresionad
—Ady… ¿Estás bien?— decía viniendo a mi lado mientras Katie estaba a lo lejos riéndose de mí intentando disimular sus carcajadas, sin mucho esfuerzo de su aparte la verdad. ¿No podía haberse perdido este embarazoso momento?—Ahh… si si no fue nada la verdad— digo yo. —¡Cayó como una piedra redonda y pesada!— escuchaba a Katie decir entre risas. Estoy tan roja de la vergüenza que debo aparecer un tomate redondo y maduro. —Claro que no, fue algo estrepitoso, te vi caer muy mal… ven vamos a revisarte— dice él mientras me mira con angustia, sus ojos pasándose por mi cuerpo, yo aun en el suelo sin poder pararme. Él mismo me quita las botas que están unidas a la tabla y no puedo dejar de sentir un ligero dolor.—¿Te duele Ady? ¿Dónde? Dime por favor— me dice acercándose a mí y yo niego. Veo a Katie de reojo que se acerca a mí en tanto me mira con desagrado, especialmente por la atención que él me da ¡Mujer, yo no quiero su atención! Grito internamente. —Creo que deberíamos llevarla adent
—¿Por qué no quieres que te cargue? ¿Es porque piensas que te soltaré?— me suelta de repente. Vamos tan lento que creo que voy a llegar mañana a mi habitación y aún nos falta bastante. Y a él se le ocurre soltar este tipo de preguntas mientras estamos solos, yo sin poder huir. Genial, realmente genial. ¿Qué clase de pregunta es esta? Es entre absurdo, broma o muy vergonzoso.—¿Brandon…qué dices? ¡No! Quiero decir… ¡no! Realmente no tiene nada que ver contigo— le explico y por Dios nunca soñé con llegar tan rápido a un lugar y voy a paso de una tortuga extremadamente lenta, incluso para su especie. Él no se queda en silencio, claro que no, usualmente está callado y más cuando habla conmigo, peor ahora pareciera que está más espontáneo que nunca. Qué suerte la mía.—Entonces…¿qué es? ¿Te da vergüenza que me vean contigo… que las personas piensen otras cosas?— pregunta y ahora si me quedo atónita. Juro que no sé qué pasa por la cabeza de este hombre, he perdido la capacidad de asombro.
—Katie…— digo con un dejo de voz —¿Qué haces aquí?— pregunto atónita. ¿Qué más demonios voy a preguntar? Estoy completamente perdida, jamás imaginé a mi compañera de trabajo menos preferida y mi hostigadora número uno… aquí en la puerta de mi habitación. Ella está en la puerta de mi habitación como si nada, con un vestido tejido sumamente ajustado de color crema que resalta su fina figura, el cabello rojizo en ondas y mucho maquillaje. Desde sus zapatos altos me mira con desdén, literalmente de arriba a abajo, como si yo fuera una basurita que se pegó accidentalmente en sus botas. O menos inclusive que eso. Ve mi pijama con asco y hace un gesto de horror y disgusto, como si… no sé, mi pijama la estuviera ofendiendo. —Katie… estoy muy cansada, así que…— comienzo a decir, pero rápidamente me doy cuenta de que ella viene con una idea muy clara, o al menos con una intención bien marcada. —Cuéntame… Adelaida… ¿Qué tramas? ¿A qué juegas?— dice pronunciando mi nombre con odio y con una mir
—Michelle…— dice Katie sorprendida y me da la espalda, pero aun así puedo ver que debe estar mostrando su mejor sonrisa.—¿Todo bien Adelaida?— veo la cabeza de Michelle asomarse de repente en mi campo de visión —Escuché gritos…— dice dándole una mirada de desaprobación a Katie.—¡Ohhh siii está todo perfectamente! Yo solo… ehhh… vine a ver como seguía Adelaida… si… eso… vi que su caída fue muy fuerte y como sabes yo soy una esquiadora casi profesional ¡Práctico desde niña! Y… aunque tengo mucho tiempo que no me caigo así… lo recuerdo, puede ser muy doloroso, y es mejor estar atentos— dice ella y su voz se escucha algo nerviosa. Sin duda teme que Michelle nos haya escuchado. Ella es el cliente debería ver lo mejor de nosotras, no esto. Me muero de la pena y ¡yo no he hecho nada! —Ummmm…— es lo único que dice Michelle, luego se me queda observando, obviando a Katie, y se acerca con una sonrisa — Querida… solo vine a traerte lo que recomendaron en enfermería — dice ella de forma agrad