Los días mejoraron y Brandon me saludaba, era cordial y debía decir que los ánimos se habían calmado sustancialmente. Él no volvió a hacer propuestas de salir ni a acercarse a mí de otra manera más que meramente profesional así que yo estaba de verdad contenta. Más bien lo veía con mayor frecuencia en temas relacionados con la boda de Annie, y menos en la oficina. Creo que realmente tenía mucho trabajo que hacer y se le había olvidado la obsesión con este pequeño departamento que incluía una diseñadora que él solía conocer. Deben ser cosas del destino, pero creía merecerme este viaje a Aspen, había pasado muchas cosas en Atlanta, especialmente para poder hacerme notar, y sentía que lo había logrado. Jamás imaginé que por un cliente iríamos a viajar, menos a un lugar como este, pero realmente estaba emocionada, tanto que intentaba ocultar mi sonrisa. ¡Yo! ¡Adelaida! ¡Viajando a Aspen por trabajo! En pocos días estábamos en Aspen, y desde que llegamos al aeropuerto estaba impresionad
—Ady… ¿Estás bien?— decía viniendo a mi lado mientras Katie estaba a lo lejos riéndose de mí intentando disimular sus carcajadas, sin mucho esfuerzo de su aparte la verdad. ¿No podía haberse perdido este embarazoso momento?—Ahh… si si no fue nada la verdad— digo yo. —¡Cayó como una piedra redonda y pesada!— escuchaba a Katie decir entre risas. Estoy tan roja de la vergüenza que debo aparecer un tomate redondo y maduro. —Claro que no, fue algo estrepitoso, te vi caer muy mal… ven vamos a revisarte— dice él mientras me mira con angustia, sus ojos pasándose por mi cuerpo, yo aun en el suelo sin poder pararme. Él mismo me quita las botas que están unidas a la tabla y no puedo dejar de sentir un ligero dolor.—¿Te duele Ady? ¿Dónde? Dime por favor— me dice acercándose a mí y yo niego. Veo a Katie de reojo que se acerca a mí en tanto me mira con desagrado, especialmente por la atención que él me da ¡Mujer, yo no quiero su atención! Grito internamente. —Creo que deberíamos llevarla adent
—¿Por qué no quieres que te cargue? ¿Es porque piensas que te soltaré?— me suelta de repente. Vamos tan lento que creo que voy a llegar mañana a mi habitación y aún nos falta bastante. Y a él se le ocurre soltar este tipo de preguntas mientras estamos solos, yo sin poder huir. Genial, realmente genial. ¿Qué clase de pregunta es esta? Es entre absurdo, broma o muy vergonzoso.—¿Brandon…qué dices? ¡No! Quiero decir… ¡no! Realmente no tiene nada que ver contigo— le explico y por Dios nunca soñé con llegar tan rápido a un lugar y voy a paso de una tortuga extremadamente lenta, incluso para su especie. Él no se queda en silencio, claro que no, usualmente está callado y más cuando habla conmigo, peor ahora pareciera que está más espontáneo que nunca. Qué suerte la mía.—Entonces…¿qué es? ¿Te da vergüenza que me vean contigo… que las personas piensen otras cosas?— pregunta y ahora si me quedo atónita. Juro que no sé qué pasa por la cabeza de este hombre, he perdido la capacidad de asombro.
—Katie…— digo con un dejo de voz —¿Qué haces aquí?— pregunto atónita. ¿Qué más demonios voy a preguntar? Estoy completamente perdida, jamás imaginé a mi compañera de trabajo menos preferida y mi hostigadora número uno… aquí en la puerta de mi habitación. Ella está en la puerta de mi habitación como si nada, con un vestido tejido sumamente ajustado de color crema que resalta su fina figura, el cabello rojizo en ondas y mucho maquillaje. Desde sus zapatos altos me mira con desdén, literalmente de arriba a abajo, como si yo fuera una basurita que se pegó accidentalmente en sus botas. O menos inclusive que eso. Ve mi pijama con asco y hace un gesto de horror y disgusto, como si… no sé, mi pijama la estuviera ofendiendo. —Katie… estoy muy cansada, así que…— comienzo a decir, pero rápidamente me doy cuenta de que ella viene con una idea muy clara, o al menos con una intención bien marcada. —Cuéntame… Adelaida… ¿Qué tramas? ¿A qué juegas?— dice pronunciando mi nombre con odio y con una mir
—Michelle…— dice Katie sorprendida y me da la espalda, pero aun así puedo ver que debe estar mostrando su mejor sonrisa.—¿Todo bien Adelaida?— veo la cabeza de Michelle asomarse de repente en mi campo de visión —Escuché gritos…— dice dándole una mirada de desaprobación a Katie.—¡Ohhh siii está todo perfectamente! Yo solo… ehhh… vine a ver como seguía Adelaida… si… eso… vi que su caída fue muy fuerte y como sabes yo soy una esquiadora casi profesional ¡Práctico desde niña! Y… aunque tengo mucho tiempo que no me caigo así… lo recuerdo, puede ser muy doloroso, y es mejor estar atentos— dice ella y su voz se escucha algo nerviosa. Sin duda teme que Michelle nos haya escuchado. Ella es el cliente debería ver lo mejor de nosotras, no esto. Me muero de la pena y ¡yo no he hecho nada! —Ummmm…— es lo único que dice Michelle, luego se me queda observando, obviando a Katie, y se acerca con una sonrisa — Querida… solo vine a traerte lo que recomendaron en enfermería — dice ella de forma agrad
Si yo hubiese sabido que iba a haber tal tráfico en la puerta de mi habitación en este viaje, sin duda me hubiese colocado una pijama mejor, no estaría descalza, me hubiese peinado y quizás haber hecho algo en mi cara.Tenía un día intenso, aún más intenso por todo lo que había acontecido en las últimas horas… y ahora tenía al tercer visitante de la noche aquí parado en frente a mi puerta. Realmente este era el día de todos golpeemos la puerta de Adelaida. ¿Quién quisiera un día así? Nadie, al menos eso creo yo.Brandon está con unos de esos suéteres tejidos que se acoplan perfectamente a su cuerpo, un pantalón azul oscuro, zapatos formales y una apariencia realmente exquisita. Luego recuerdo que debe haber tenido la cita con Katie… y hace que se me revuelva el estómago. Él me ve con una expresión curiosa. Claro… yo estaba diciendo que estaba contenta de nuestra amistad… pero iba dirigida a Michelle. ¿Por qué siempre me sucede esto con él?—Oh… Brandon…— digo con voz queda. Él está a
El acaricia mi cabello mientras su otra mano va viajando por mi piel bajo mi camiseta, mi pobre pijama de dibujos, ya la bata de baño cae por mis hombros. Él busca contacto con mi piel, sus manos me tocan con algo de duda, pero en cuanto encuentran el camino… lo siguen con determinación. Pareciera que él quiere cerciorarse de que yo estoy bien, de que no lo voy a alejar, dudo que haya venido a mi cuarto con esta intención ¡Jamás lo creería posible! Pero ahora que estamos así… puedo notar que realmente él quiere esto, no sé por qué aún. Katie lo podría estar esperando en su cuarto. Ella sin duda es más hermosa y sexy, y con seguridad más experimentada. Pero él está aquí, vino a ver como estaba, masajeó mi pierna y ahora sus dedos van por mis muslos. Lentamente, él me acuesta en la cama, y yo me dejo, sin decir una sola palabra, besándose apasionadamente mientras mis manos se enredan en su cabello. Sus manos suben hacia mi cintura para sentir la piel debajo de mi camiseta. Ni siqui
Soy del tipo de personas que se levanta temprano, siempre he sido así, incluso desde niña. Solía tener que encargarme de mis cosas desde pequeña, ir al colegio, desayunar. Mi mamá estaba preocupada por su negocio en la peluquería, era madre soltera, mi padre nos había dejado. Así que en lo que aprendí, como funcionaba la cocina y la hora en que tenía que estar lista para ir a clases… hice lo que tenía que hacer.Incluso, como era tan proactiva y responsable con eso, le parecí a mi mamá como un pequeño adulto, una versión miniatura de alguien que podía encargarse de sí mismo… y poco a poco empezó a apoyarse más y más en mí, dejándome sola. Ady la autosuficiente, Ady la que no necesita a nadie, tan independiente, tan madura para su edad. Incluso mi hermana, que es un par de años mayor que yo, empezó a relegar cosas en mí, así que yo era la que cocinaba y se encargaba de las cosas básicas de la casa mientras mi madre no estaba. Fernanda hacía lo mínimo, me tenía que encargar de que ell