No puedo creer que ese hombre tan orgulloso y prepotente, haya sido capaz de arrodillarse y disculparse. Me da miedo creer en él y que al final haya sido verdaderamente su culpa. Lo peor del caso es que noté sinceridad en sus palabras y en su mirada. Pero, si él de verdad no lo hizo, ¿quién pudo haberlo hecho? Nadie se me cruza a la cabeza ahora mismo. Sea quien haya sido, debe pagar por lo que hizo y me aseguraré de que así sea. Ese acto tan atroz no puede quedar impune.
Llegamos a la casa y Aiden me dio espacio para que pudiera darme un fresco baño y meditar un poco. Mi cuerpo temblaba todavía tras recordar cada detalle de lo que vi. La idea de encontrarme sola, de tener que visualizar una vida de ahora en adelante sin mis padres, sin el calor de sus abrazos, sin sus palabras de aliento, sin sus sonrisas, sin el apoyo y amor que me brindaban, duele más de lo que pueda describirlo. Es como si una pieza de
Fui en busca de mi pijama y lo hice esperar mientras me cambiaba en el baño. No pienso dormir desnuda con este hombre, quién sabe si cambie de parecer e intente algo. Luego entré a la cama dándole la espalda porque no encontraba cómo enfrentarlo. Su acercamiento pude sentirlo inmediatamente, pues su mano se posó en mi cintura y sentí su aliento chocar en mi hombro. Se siente muy extraño estar así de cucharita con él. ¿Cómo se supone que pueda dormir estando así?Cerré los ojos, tratando de calmarme, pues podía sentir como si mi corazón se me hubiera subido a la garganta. Hemos tenido intimidad, pero jamás habíamos tenido este tipo de interacción antes. Odio tener que admitir que me siento tan pequeña y protegida entre sus brazos.—Te quiero, mi duendecilla — musitó, antes de estampar un suave beso en mi hombro, c
AidenHan sido días complicados. Quería quedarme con Rachel, pero tampoco puedo desatender a mis pacientes. Además, ella no ha tenido su espacio durante estas semanas, pues he estado buscando la manera de mantenerla concentrada en otras cosas y no en las situaciones difíciles a las que actualmente se está enfrentando.Durante mi jornada de trabajo, Nitza entró a mi despacho y me señaló el teléfono.—Su mujer está en la línea tres, doctor.—¿Mi mujer?—Sí.Me fue sumamente extraño, aun así, respondí la llamada. ¿Cómo podría ser Rachel, si jamás le he contado sobre esto?—¿Estás muy ocupado?—No. ¿Sucedió algo en la casa, duendecilla?—No.—¿Cómo sabes el número de mi clínica?<
RachelEn la mañana siguiente, me di cuenta de que Aiden no estaba a mi lado como todas las mañanas. Es raro, pues es la primera vez en dos semanas que no despierta conmigo. La cama se siente vacía. No sé, no me gusta este sentimiento que me agobia.Luego de asearme, bajé a la cocina por el desayuno, pues Nany había venido a tocarme la puerta para avisarme que estaba listo.—¿Y Aiden? ¿No lo ha visto? — le pregunté.—No. No lo he visto. De hecho, no parece haber regresado a la casa anoche. Tal vez tuvo mucho trabajo y decidió romper noche.—Ah, ya veo.Tiene razón. Tal vez fue por el trabajo. Es comprensible, pues debe tener mucho trabajo retrasado por haberse quedado conmigo durante esas dos semanas.Al cabo de varios minutos, lo vi llegar a la casa. En su aspecto se notaba que no había dormido casi nada, pues sus ojeras lo del
Aiden—¿Va a desayunar, señor?—Tu y yo tenemos algo de qué hablar. ¿Quién te dio permiso para decirle a Rachel sobre mi trabajo? Creí haberte dicho que hay temas que no me gusta que divulguen y este es uno de ellos.—Perdóneme, señor. Le juro que no quería hacerlo, es solo que pensé que ella era importante para usted y por eso no le estaría tan mal que le hubiera contado.—¿A qué hora llegó la señorita anoche?—Si no mal recuerdo, Martín me dijo que fue a las dos de la mañana.—¿A las dos?—Sí.—Verdaderamente no comprendo a esa chiquilla. Se va del Hotel luego de quedarme dormido y me deja atrás, ahora me reprocha por puras tonterías y se hace la más molesta. Se supone que sea yo quien esté jodidamente cabreado. Hemos es
RachelVine con Martín esta vez a dar un paseo, pues tenía temor de perderme de nuevo como ayer. En el teléfono que me entregó Aiden, estaba el contacto de sus hombres y como Martín es el único con el que he interactuado más, me tomé el atrevimiento de pedirle ayuda, ya que su teléfono estaba apagado anoche.—Gracias por acompañarme.—No se preocupe por eso. Siempre a la orden.Creí que si no salía de esas cuatro paredes iba a enloquecer. Ahora con Aiden ahí, no quisiera regresar a esa casa. Después de todo, ahora mismo las cosas entre él y yo no pueden estar peor. Creo que sin darme cuenta me he involucrado demasiado con él y ahora todo lo malo que hace me lastima. No debí llegar tan lejos con él, tal vez así me hubiera evitado este sabor tan amargo. ¿Con qué tipo de mujer estuvo anoche? Es una de
AidenHay algo raro en todo esto. Estoy casi seguro de que era ella, pero ¿cómo es posible que no tenga la marca que le hice? No creo que de la noche a la mañana desaparezca, ¿o sí?Las palabras de ese tal Mathías se cruzaron por mi cabeza, donde afirmaba que había visto a Rachel y hasta el último momento juró que se trataba de ella. Es una situación similar y ambas son igual de confusas.Salí al hotel en busca de una respuesta. Tuve que persuadir al propietario para que me permitiera ver las cámaras de seguridad. Recuerdo su rostro, su cuerpo, su cabello sedoso, pues entre mis manos lo tuve. Su voz era la misma, lo único extraño en ella era su actitud y comportamiento. Estaba siendo más atrevida, cariñosa y dulce conmigo, algo que ha cambiado también de la noche a la mañana.En los vídeos se muestra cuando ella habla en la
RachelEl único abogado que conozco de mi papá es Roland. Es el mismo que me ayudó a salir de la cárcel. Él es mi única esperanza. Decidí buscar en internet el número de su oficina en Utah y lo llamé, esperando que aún esté en su oficina. Para la hora que es, no dudo que ya se haya ido. Para mí sorpresa, la asistente me respondió y aproveché la oportunidad. Me lo pasaron al teléfono y suspiré aliviada al escuchar una voz conocida luego de tanto tiempo.—Sr. Roland, soy yo, Rachel. ¿Se acuerda de mí?—Claro que sí. ¿Cómo no me voy a acordar, si nos vimos hoy?—¿Perdón?—¿Pasó algo?—¿Cómo que nos vimos hoy? Yo estoy en California, no en Utah.—Yo también estuve en California, querida. Regresé al medio
—Esa mujer ya se adelantó con el abogado. Supongo que solo fuiste un pasatiempo que usó solo para divertirse.—No lo tienes que seguir mencionando.—Ahora solo quiero ir con el abogado y ver si podemos hacer algo con lo del testamento de mi padre. No es justo que esa impostora se quede con todo — quise caminar, pero su mano se aferró a mi muñeca—. No me toques, Aiden.—Te juro que yo no sabía nada. ¿Cómo iba a pensar que no eras tú?—Has visto mi cuerpo desnudo muchas veces. Es imposible que alguien pueda ser un clon perfecto y más siendo una “impostora”, como tú le llamas. No quiero que me toques más. Esas manos han tocado a otra y ahora mismo solo me producen asco. El hecho de imaginar que solo viéndome puedes estar imaginando a esa otra mujer, solo porque, según tú, es idéntica a mí, me ha