Indiferencia

Durante los siguientes meses, mi embarazo se iba notando cada vez más. Los malestares eran recurrentes e insoportables. A pesar de que las cosas entre Aiden y yo ya no son lo que eran, me reconforta saber que siempre está ahí para cualquier situación que se presente. Hemos visitado el ginecólogo frecuentemente, como también hemos visto a nuestro bebé, pero nos ha hecho esperar, pues no se ha dejado ver.

No niego que daría lo que fuera porque las cosas fueran como antes. Para mí no es suficiente que venga cada noche a leernos un cuento o a cantarnos, para después marcharse. Mi cama se siente tan vacía cada noche. Sé que es algo a lo que debo acostumbrarme, pero a medida que pasan los días, más me duele su ausencia. Ya no somos nada y lo nuestro está totalmente acabado, pero ¿qué hago si todavía dentro de mí guardo una esperanza?

La habitac

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