Capítulo 30

Adriano se quedó mirando hacia la puerta cerrada como si pudiera ver a través de la ella, se sentía tan tentado de golpearla, pero sabía que no iba a recibir respuesta. Vanessa estaba molesta y tenía razón de estarlo.

No entendía que se había apoderado de él para decirle lo que le dijo. Solo estaba seguro que no le había hecho ninguna gracia verla en aquel restaurant acompañada de un hombre. Confiaba en ella y sabía que, contrato o no, ella jamás lo engañaría; eso no lo había detenido de comportarse como un completo idiota.

Maldito Camillo, lo detestaba tan solo por haber pasado tiempo a solas con Vanessa. Siempre le había resultado divertido la manera en que sus hermanos parecían incomodarse con otros hombres cerca de sus esposas, ahora podía entenderlos mejor.

Sacudió sus cabellos con frustración, seguía sin comprender que sucedía con él.

Se dio la vuelta, caminó hasta la sala, lo menos que quería era encerrarse en su cuarto pensando en la mujer que

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