Otra patrulla persigue a Youlin obligándola a detenerse. Logrado el cometido, el oficial se acerca para realizar su trabajo de rutina, pero al ver el pánico reflejado en ella, le pide hablando en ingles bajarse del vehículo y que se calme. ─ Perdón no le entiendo ─ contesta Youlin tartamudeando por el miedo con un inglés estropeado. ─ ¿Habla español? ─ Pregunta Youlin en el mismo ingles lastimoso, el oficial suspira y le hace señas de bajarse del vehículo, con su mano temblorosa, Youlin abre la portezuela, se baja. ─ Papeles ─ insta el oficial en inglés, Youlin medita sobre lo solicitado hasta que entendió, revisa en la guantera y saca los documentos, cuando el oficial toma los papeles, éste comienza a dar espasmos rápidos y exagerados, dejando la mirada en blanco, sus dientes castañeando, Youlin solo podía mirar con miedo y desconcierto al oficial, le preguntaba si estaba bien, pero el oficial solo se estremecía con aquellos extraños espasmos, inesperadamente se detiene, sus ojo
Lenaya llega a un gran salón lleno de monitores, dichos monitores mostraban imágenes de todo el mundo y algunas emitían noticias en todos los idiomas, y Lenaya podía entenderlas, hablaban sobre los problemas económicos de diferentes países, los conflictos y guerras entre otras naciones por dominios y creencias, mientras que hombres y mujeres mueren de hambre, políticos discuten aparentando y exigiendo paz, prácticamente apuñalándose por las espaldas, Lenaya mira con pesar a toda esa gente ciega, ciega y siguiendo a otras personas más ciegas que ellos, otras no tanto, solo usaban la popularidad y el poder para guiar a un pueblo a su autodestrucción. Su reino no sería así. Problemas meteorológicos azotando al mundo, la naturaleza haciendo estragos a los más débiles, las noticias nacionales emitían la extraña tormenta que azotó a España en los últimos días y el gran asueto de turistas saliendo por los puertos y aeropuertos, trenes, con destino a España, Lenaya sonríe amorosamente al
En algún lugar de Turquía, cerca del estrecho de Dardanelos y con otro auto, el grupo de aventureros recorrían el lugar en busca de un buen sitio para aparcar y ocultar el vehículo “adquirido”, el sol ya comenzaba a ocultar su luz en el ocaso, mezclando en el cielo un matiz de azul y naranja con algo de amarillo, un paisaje armonioso para el momento y un lugar tan silencioso, recreando cierta sensación de paz al verlo, donde las aves ya cantaban sus horas de dormir. Una vez encontrado el lugar, encienden la luz dentro del auto, sacan el mapa. ─ ¿Y bien?, ¿Dónde sugieren que comencemos? ─ pregunta Sebas apoyándose en el respaldo del asiento del copiloto. ─ Cómo dijo Darién, deberíamos buscar cerca de los aposentos y cámaras mortuorias ─ Pero solo hay extensiones de nada ─ opina José mirando por la ventanilla. ─ Cuando dices cámaras mortuorias, te refieres a… ─ Rosa se obligó a cortar su comentario. ─ Si, a los cementerios familiares ─ afirma Youlin, eso no sonaba bien para los oíd
Darién corta el beso con suma delicadeza, contempla con sonrisa tierna lo aturdida que estaba Renata por el beso. ─ Será nuestro secreto ─ le susurra rozando sus labios con los de ella sintiendo su aliento, Renata asiente en un ligero gemido, su cabeza giraba como un torbellino, al igual que dentro de su cuerpo bullía mil sensaciones inexplicables. ─ Deberías descansar, mañana será otro día ─ No me quiero ir ─ Habla con tu hermana ─ Hablo con ella por la mañana ─ las respuestas de Renata eran casi suspiros. ─ No, ve ahora, ella te necesita, te extraña ─ Ven conmigo ─ No estás pensando con claridad ─ (suspiro) No ─ Yo te llevo ─ Darién se levanta ofreciéndole su mano caballerosamente, aun prendida en los ojos de Darién, Renata acepta, caminaron de regreso tomados de la mano en silencio hasta la carpa donde yacía Rosa descansando, de pronto Darién se detiene unos segundos afinando sus oídos. ─ ¿Qué es ese ronroneo?, ¿Quién o que hace ese ruido? ─ Renata pasa un mechón de cabello de
A la mañana siguiente, desde muy temprano ya estaban en la búsqueda de la tumba, se dividieron en dos grupos de tres, el primer grupo era conformado por Youlin, Sebas y Renata, y el segundo por Darién Rosa y José, durante horas de quejas no pudieron dar con nada, solo una turba de arena metiéndose por los oídos y ropa; y Rosa acosando con preguntas a Darién del porqué Renata cargaba su abrigo o que cosas hablaron o pasó anoche, desde luego solo recibía evasivas por parte de Darién, evasivas a su manera. Caminaron horas, encontrando ruinas sin nada que ofrecer, caminos y murallas derruidas, les hacía casi imposible creer, sobre todo para Youlin, que una civilización como Troya haya caído de una manera tan horrible, y si lo que dijo Darién era verdad, las cosas eran más graves de lo que decían los libros, y si la historia de Troya era una tapadera, ¿Qué otras cosas han cambiado en los libros para su conveniencia?, ¿Quién o quiénes son los responsables de ocultar tal informaci
Darién baja los escalones a grandes y precisos saltos llegando rápidamente a la base. Con la mirada fija en Sebas como una presa, calcula, considerando si matarlo o llevar su cabeza de regalo a su presuntuosa reina, quizás llevar su cabeza sería suficiente, Sebas se topa con una gran puerta de piedra, por más que trató de empujarla ésta no cedió en lo más mínimo, usando a Renata como escudo… ─ ¡No te acerques o le corto el cuello! ─ Hazlo, es humana ─. Renata no podía creer lo que escuchaba, Darién ofreciendo su cabeza y con sonrisa demencial en labios. ─ Dame el placer de tener un motivo más para llevar tu cabeza de trofeo ─ Tira tus armas ─ ¿Cuáles? ─ Darién muestra sus manos aparentando estar desarmado. ─ Sé que estás armado, llevas dos pistolas detrás ─ señala Sebas con la barbilla, Darién sonríe a cambio, Sebas estaba nervioso. ─ Hueles diferente, hueles a miedo, bendecido ─ ¿bendecido?, ¿Qué querría decir Darién con bendecido?, se pregunta Renata entre su pánico. ─ Yo no temo, Di
Con la respiración más estable al igual que su equilibrio, Youlin lo fulmina con la mirada, Darién le corresponde al sentimiento por la vomitada sobre su bota. ─ No. Al parecer estamos en el lugar correcto ─ con curioso interés, Youlin repara en el medallón de Renata. ─ ¿Qué es eso? ─ ¿Esto?, un medallón que me dio Caroline, es lindo, parece un ojo ─ ¿Un ojo?, ¿Puedo verlo? ─ Claro ─ Renata le hizo entrega del medallón, en efecto, era como un ojo. ─ Oigan, todos ─ llama José, todos le prestan atención acercándose a la gran puerta de piedra, unas marcas parecían estar talladas en ella. Youlin, con mucho cuidado limpia la superficie con sus dedos, todas parecían provenir de un solo punto, un patrón. ─ La estrella de acuario ─. En la puerta, se hallaban grabados unos puntos, una serie de estrellas formando constelaciones y unas en particular formaban ranuras, pero eran demasiado pequeñas para el medallón, todos quedan fascinados. La estrella de acuario ─ Permíteme ─ solicita Da
─ Estamos en el siglo… ─ la anciana ladea la cabeza. ─ ¿Qué son los siglos? No me contestes, acércate Darién, déjame ver ─ Darién sopesa la petición de la anciana por un par de segundos hasta que accedió, la anciana extiende sus huesudas manos y las coloca en las sienes de Darién, provocando un jadeo repentino y un leve respingo dejando sus ojos blanquecinos, todos se tensan, las imágenes y recuerdos en la mente de Darién viajaban hasta la anciana a una velocidad vertiginosa, acelerándose cada vez más y más, Darién comenzaba a estremecerse y a sudar, apretando los dientes emite un gruñido. La anciana lo libera un par de latidos después, dejando a Darién dar unos traspiés algo aturdido ─ Creíste que podías mostrarme ciertos recuerdos… hm, pobre niño insensato ─ Darién no podía articular palabra alguna, solo jadear y sudar. ─ ¿Quién es usted?, ¿Qué le ha hecho? ─ protesta Renata balanceándose sobre sus pies con las manos hechas puños, preparada para correr si hacía falta, la ancian