Cap. 38.2

El auto se había vuelto demasiado pequeño para los cuatro. ─ Cerbero, detén el auto ─. Exigió Darlen con una voz tan sombría que el demonio se estremeció, se orilló en la carretera. ─ ¿Adónde vas? ─. Preguntó Caroline asombrada al ver a Darlen salir bajo la tormentosa lluvia. ─ Voy a buscar a ese maldito mal nacido y le patearé el culo hasta que me duelan los pies ─. Respondió cerrando de un portazo, Caroline se bajó siguiendo a su amiga, llamando para que ésta entrara en razón.

Una tormenta de preguntas, dudas y un mar enorme de sentimientos encontrados, rabia, miedo, alegría, decepción, todo mezclándose cuan licuadora, quería gritar, quería romper algo, quería partirle la cara a su hermano, pero ¿Por qué?, ¿Cuál sería la razón correcta?, ¿por haber faltado a su palabra como soldado?, ¿por haber fallado en su misión?, lo que si era certero fue por haberse enredado emocionalmente con humanos, las humanas de su Reina, humanos que eran su responsabilidad cuidar, se veía totalm
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