El camino de regreso al palacio fue tan incómodo como silencioso, todas las preguntas agolpándose en la mente de Lenaya, preparándose ante cualquier movimiento de José, alguna agresión o actitud sospechosa que la obligara a actuar en su defensa o en defensa de su pueblo, lo que le dolería más que todo era el como darle la noticia a Caroline de que su novio o había sido encarcelado o ejecutado, ella no quería causarle un dolor, así que solo dijo. ─ Espero que lo que tengas que decirme lo sepa Caroline ─. José se detuvo y añadió. ─ Se lo diré, cuando regrese, antes… de que le proponga matrimonio y pida su mano ante el mundo, delante de ti ─. Dijo dando una mirada sobre su hombro, si no era porque cargaba el cuerpo de Sofía, Mónica lo estuviera sujetando por el cuello, obligándolo a hablar de una vez. ─ ¿Cuándo pensabas decirlo? ─ Lo hablaremos, cuando no hayan tantos oídos cerca ─. Fue su única respuesta. Fue una gran suerte el no haber llamado tanto la atención en las afueras del a
El hombre buscó al Nefilim con la mirada una vez más, estirando su cuello sobre la extraña multitud, sonrió. ─ Te vi ─. Una espada se posa en su cuello. ─ ¿En serio? ─. ¿en que momento se había movido?, el hombre abre los ojos con una mezcla de horror y sorpresa, una leve sonrisa viciosa del Nefilim, unos ojos rojos escrutaban a su victima, entorna ligeramente los ojos sobre su presa ladeando la cabeza, amplía un poco más su sonrisa. ─ No, no eres quien manda aquí, eres un idiota que vendió todo por seguir vivo ─ ¿Eso crees Nefilim? ─ Muéstrame lo contrario ─ Si me matas ellos atacarán ─ Ellas se saben defender, pero tu… ¿Sabes defenderte? ─. Darién dejó escapar una pequeña ola de poder y todo cayó, la ilusión cayó, el aeropuerto era solo escombros, vidrios rotos y cientos de ojos rojos en la oscuridad. ─ Tal vez tengan oportunidad contra estos simples mortales, pero ¿Tendrán oportunidad contra soldados experimentados buscando terroristas?, no lo creo ─. El Nefilim resopló en un
─ Creo que ya sabes la respuesta a eso, Lenaya ─ Si, y no has mentido, por ahora ─ ¿Por qué tendría que mentirte? ─ Resumamos. No eres un Mesías, fuiste prácticamente concebido bajo una gracia divina, te agraciaron bajo el fuego de un poderoso serafín, te fuiste de la finca de tus padres mucho antes de que tomaras tu lugar ─ ¿Sabes por qué? ─ Dímelo tu ─ Me volvería un juez, un arma, siete Arcángeles me darían su gracia ─ ¿Y bien?, ¿Las recibiste? ─ No, me fui antes de que sucediera, y me adiestraran en otras cosas, necesitaban un cuerpo lo suficientemente puro para… para crear un arma, yo sería esa arma ─ ¿Para? ─ Para matarte y hacerle frente a Einar ─. Mónica se levanta de su trono, sus ojos brillantes en furia total, Lenaya se mantuvo en su lugar, calmada, reflexionando todo lo que había respondido José. ─ ¿Sabes lo que eso significa?, que eres una amenaza para mi hermana ─ También lo fuiste tu y ella te salvó ─. Refutó José, luego agregó. ─ No soy una amenaza si es lo q
Un hombre se para en el medio de una carretera solitaria, mira la hora en su reloj de bolsillo, aunque no supo el propósito, el reloj estaba descompuesto, se limpia un diente con la lengua y sonríe, enciende un cigarrillo, le da una calada, vio la luz que despuntaba la mañana, luz que amenazaba con ahuyentar la oscuridad y sus amenazas, el amarillo del sol ahuyentando la noche en una combinación majestuosa entre amarillos, azul y naranjas, era la hora, una suave brisa de la carretera de Alemania hondeó su abrigo y su cabello. Rumbo a Berlín, un bus escolar iba a toda marcha por la autopista, varios autos militares escoltando y más atrás varios más en persecución. ─ Aquí es ─. Masculló el hombre por fin con una sonrisa de satisfacción, no se había equivocado. Hombres armados disparaban desde la parte trasera y laterales del bus, no tenían muchos hombres para defender, buscando de cubrir lo mejor que podían a los inocentes, sobre todo a los niños, solo unos pocos que escoltaba
Un hombre se para en el medio de una carretera solitaria, mira la hora en su reloj de bolsillo, aunque no supo el propósito, el reloj estaba descompuesto, se limpia un diente con la lengua y sonríe, enciende un cigarrillo, le da una calada, vio la luz que despuntaba la mañana, luz que amenazaba con ahuyentar la oscuridad y sus amenazas, el amarillo del sol ahuyentando la noche en una combinación majestuosa entre amarillos, azul y naranjas, era la hora, una suave brisa de la carretera de Alemania hondeó su abrigo y su cabello. Rumbo a Berlín, un bus escolar iba a toda marcha por la autopista, varios autos militares escoltando y más atrás varios más en persecución. ─ Aquí es ─. Masculló el hombre por fin con una sonrisa de satisfacción, no se había equivocado. Hombres armados disparaban desde la parte trasera y laterales del bus, no tenían muchos hombres para defender, buscando de cubrir lo mejor que podían a los inocentes, sobre todo a los niños, solo unos pocos que escoltaban en
Darién la abrazó con dulzura, Renata ocultó su cara en su pecho, dejando escapar unos sollozos, mientras que la risa del Nefilim ya se había ido, solo frialdad brotaba de su rostro. ─ Veo que ya no eres tan diferente como ese par de idiotas que se matan por éste pútrido mundo, y se hacen llamar dioses ─. Reprochó el Nefilim, cuanto odio desbordó en cada palabra cuando dijo recorriéndola de hito en hito. ─ Ya te diste cuenta que no soy como mi padre ─. Lenaya, poco a poco fue bajando las escaleras, Mónica aun les seguía lanzando dagas con los ojos, pero se mantuvo a raya, estando frente a ellos su mente se había vuelto nada, su corazón se había encogido y su pecho quemaba. ─ Háblame ─. Susurró Lenaya, Renata deja a un lado sus sollozos para contemplar a una Reina con lágrimas en los ojos. ─ ¿Es verdad? ─ Yo no miento. No como tú, Darién se arriesgó por nosotras ─. Lenaya quiso extender su mano para tocar la mejilla de Renata, pero ésta se apartó acurrucándose más en el Nefil
Otro sello ha caído, la ciudad de Petra desaparecida, una ciudad bajo tierra, una ciudad creada por Eternas en conmemoración a Lenaya y a su séquito, Youlin entró en cuenta de que estos sellos no eran nada más para borrar su rastro de que una vez pisó este mundo, la arqueóloga suspiró en tristeza al ver como una maravilla del mundo se sumergía en el olvido, tomó varias fotografías antes de desaparecerla, como siempre esta parte de la aventura no tuvo mucha resistencia. Habían ayudado a la gente de Perú a ser rescatados, el escuadrón de extracción había llegado con alguna compañía inesperada, con la colaboración de algunos soldados, Caroline y Cerbero lograron despejar sin bajas, con heridos, si, pero sin ninguna perdida que lamentar, vieron como los soldados ayudaron a evacuar. Darlen, orgullosa de haber conocido a un buen soldado, ésta le pidió que se uniera a sus filas, necesitaba a alguien de confianza entre sus tropas, el soldado gustosamente aceptó y se fue con el
El auto se había vuelto demasiado pequeño para los cuatro. ─ Cerbero, detén el auto ─. Exigió Darlen con una voz tan sombría que el demonio se estremeció, se orilló en la carretera. ─ ¿Adónde vas? ─. Preguntó Caroline asombrada al ver a Darlen salir bajo la tormentosa lluvia. ─ Voy a buscar a ese maldito mal nacido y le patearé el culo hasta que me duelan los pies ─. Respondió cerrando de un portazo, Caroline se bajó siguiendo a su amiga, llamando para que ésta entrara en razón. Una tormenta de preguntas, dudas y un mar enorme de sentimientos encontrados, rabia, miedo, alegría, decepción, todo mezclándose cuan licuadora, quería gritar, quería romper algo, quería partirle la cara a su hermano, pero ¿Por qué?, ¿Cuál sería la razón correcta?, ¿por haber faltado a su palabra como soldado?, ¿por haber fallado en su misión?, lo que si era certero fue por haberse enredado emocionalmente con humanos, las humanas de su Reina, humanos que eran su responsabilidad cuidar, se veía totalm