Capítulo LXIXDe retorno a casa se encuentra a Carlos ya con los niños allí, ya él había cerrado la óptica y se había venido a la casa. Carlos estaba molestó con Mercedes pues ella nunca salía sin decir a dónde iba, eso a él le causó mucha curiosidad y no podía resistir, la duda se apodera a de él.Casi no podía creer que Mercedes hiciera algo así cuando era ella quien siempre decía el próximo paso a ejecutar.Pero lo que él no sabía era que Mercedes si algo la caracterizaba era ese carácter fuerte y aguerrido. Carlos creía que iba a montarle la pata a ella como se dice coloquialmente, es decir; dominarla a su antojo, y que él se le iba a revelar, pero estaba muy equivocado. Con ella nadie podía.Mercedes tenía el don del amor, amaba desmedidamente y cuando se entregaba lo hacía con todo, pero de igual manera era cuando se enojaba y tenía que resolver sus asuntos. Siempre fue una mujer luchadora e independiente, Carlos no supo valorar a Mercedes cuándo la tuvo sumisa, la parte mala
Capítulo LXXAl amanecer Mercedes se mostraba un poco más tranquila, después de una larga noche de pasión, parece que todos los problemas están resueltos, pero no es así. Cada uno se va levantando mientras ellas como de costumbre prepara el desayuno en la cocina, pastelitos de jamón y queso con batido de fresa. Una vez listo, comienza a servir, y todos se van incorporando a la mesa, ella aprovecha la ocasión para comunicar:– el próximo sábado te llevaré a donde tu papá José Antonio. Ya conversé con él.José Antonio, muestra una gran sonrisa, y contento se levanta de la mesa para abrazar a su mamá.– gracias mamita, gracias, dice José mientras le da un beso en la mejilla y la abraza.– al fin voy a conocer a mi papá.En eso Carlos interviene– sí, porque seguramente te ha hecho mucha falta y yo no he sabido cumplir con ese rol. ¿Verdad?José Antonio baja la mirada y guarda silencio sin contestar nada, mientras se sienta nuevamente a la mesa.Pero Carlos, insistentemente pregunta de
Capítulo LXXITranscurrían los meses y Mercedes cada vez más era notoria su barriga, al igual que los problemas con Carlos y la situación económica. A Carlos le había dado por costumbre irse a beber todos los fines de semana con sus amigos. Eso era desde el viernes y Mercedes sola en casa con José Antonio, Soledad y el bebé que traía en el vientre, ya con 6 meses de embarazo.Lo que por consiguiente no iba a trabajar los sábados, y se acumulaba todo el trabajo de viernes y sábado. Perdiendo cada vez más clientes por falta de atención. Ya Mercedes estaba cansada de tanto reclamarle a Carlos ...– hasta cuando Carlos, te he dicho que te necesito en la óptica, no puedo dejar de atender a los clientes porque tú estés bebiendo, y ahora menos que nunca que estoy embarazada y se avecinan tantos gastos. – yo te lo advertí a ti Mercedes, yo estoy demasiado joven y ya he pasado muchísimo trabajo para ahora también vivir cómo si estuviese en una cárcel. Yo quiero ser libre y disfrutar de la v
Capítulo LXXIIEra algo así como si de pronto la burbuja de amor se hubiese explotado. Cómo si sus vidas hubiesen tomado otro rumbo. Ya nada era como antes. Mercedes sentía que todo su mundo se derrumbaba por partes, y aun así tenía el valor y las fuerzas suficientes para seguir adelante y luchar con todo contra viento y marea con tal de sacar a su familia adelante. El día menos esperado cuando ella venía saliendo de la óptica para comprar algunas cosas para la casa y se dirige un momento al supermercado, se encuentra con una vecina desde hace años, quien fue la primera que le tendió la mano cuando arrendó la pieza. Se cruzan en el camino y le dice.– conchale Mercedes, que bueno que te encuentro aquí y que estás sola. – y eso vecina, ¿Cómo está usted? ¿Qué le pasó? Cuénteme...– tenía mucho tiempo tratando de hablar contigo y no había encontrado el momento oportuno.– pero no entiendo. ¿Por qué si somos vecinas y gracias a Dios, nos la llevamos muy bien, pero hubieses ido a la ca
Capítulo LXXIISalen juntas de la lonchería y efectivamente como acordaron, la vecina va y la acompaña para asegurarse de que ella estará bien y luego de allí se van a sus casas respectivamente.Mercedes al entrar a su casa, siente un vacío tan grande, no podía creer que Carlos después de todo lo que ella había hecho por él, la traicionara de semejante forma, ella estaba muy indignada, decepcionada... No habría una palabra que describiera todo lo que ella sentía. No podía creer su mala suerte.Había conocido cualquier cantidad de mujeres, con malos sentimientos, que eran malas personas y con una suerte envidiable, pero Mercedes no comprendía por qué le costaba tanto ser feliz, muchas veces le preguntaba si fue que ella había hecho algún daño sin darse cuenta o simplemente era aquello que le llamaban karma.De lo que si estaba segura era de que lo mejor que había hecho en toda su vida era tener a sus hijos, ellos la llenaban de paz y le daban esa felicidad y esa alegr
Capítulo LXIVAl sacar a Carlos de la casa, cierra la puerta y se va directo a la cocina a llorar, se sirve un vaso de agua fría y se sienta nuevamente en el sillón desconsolada sabía que era lo mejor que pudo haber hecho, pero eso no era consuelo para ella.Sentía que su corazón se rompía en mil pedazos.Por otra parte Carlos no podía creer lo que le acababa de pasar. Él se sentía tan seguro de que Mercedes nunca lo dejaría que se atrevía a tratarla mal y a humillarla como lo hizo, pero ahora estaba pagando el precio de su insolencia.Quedó en la calle sin nada ni nadie, apenas tenía sus ropas, al menos era más que con lo que había llegado. No sabía qué hacer.En ese momento es cuando Carlos se da cuenta lo importante que era Mercedes para él Se sentía solo y abrumado. Dada las circunstancias, lo primero que se le ocurrió fue ir a donde su vecina Rosita.– Rosita, Rosita... Ábreme la puerta por favor.En lo que Rosita escucha el llamado y se dirige a la puerta y abre.– ¿Y a ti que
Capítulo LXXVPasaban los días y muy a pesar de Mercedes sentir cómo su mundo se desvanecía, era algo como si la impulsaba a continuar adelante, esa fuerza avasallante que nadie puede controlar, tal vez el valor de ser madre y tener que sacar a sus hijos adelante sola. O tal vez era la rabia y el resentimiento de haber entregado tanto para que ahora viniera Carlos y le pagará como lo hizo. Eso era algo que ella no podía perdonar. Jamás le había entregado tanto a un hombre como lo hizo con el y fue quien peor le pago. Ella estaba totalmente decepcionada, estaba fielmente convencida de que los hombres no valían la pena. Que si bien es cierto y dicen que las mujeres somos las víboras, pues los hombres son el diablo en persona. Pero ella siempre con Dios por delante estaba segura de que saldría adelante y que Dios la ayudaría a continuar por sus hijos..La parte mala es que Mercedes cambio totalmente, fue tanta la decepción que sufrió con Carlos, que comenzó a beber así fuese sola, beb
Capítulo LXXVICarlos agarra las cosas rápidamente que ya Mercedes las mantenía en el carro preparada para cuando tocará la emergencia. Cierra la óptica rápidamente, sube a los niños y más atrás sube a Mercedes con mucho cuidado… De allí sale directo a la clínica y allí de manera inmediata ingresan a Mercedes, a quien le sume ya las contracciones rápidamente, los dolores era como nunca antes los había tenido ni con José Antonio ni con Soledad. La barriga era muy grande, los vecinos pensaban que era parto de morochos por el tamaño, pero no, solo era uno.Pero Mercedes con la depresión bebió muchas cervezas y la cebada la hizo subir mucho de peso, además de que por la ansiedad comía mucho.A pesar de que no llego a ser obesa, si recupero bastante peso y el bebé también.Pasaba el rato y los médicos todos allí al pendiente de Mercedes. Mientras que Carlos fuera de la habitación llama a la señora Eva y le comunica que ya Mercedes está dando a luz, pero que está un poco complicada por el