Capítulo LXXVPasaban los días y muy a pesar de Mercedes sentir cómo su mundo se desvanecía, era algo como si la impulsaba a continuar adelante, esa fuerza avasallante que nadie puede controlar, tal vez el valor de ser madre y tener que sacar a sus hijos adelante sola. O tal vez era la rabia y el resentimiento de haber entregado tanto para que ahora viniera Carlos y le pagará como lo hizo. Eso era algo que ella no podía perdonar. Jamás le había entregado tanto a un hombre como lo hizo con el y fue quien peor le pago. Ella estaba totalmente decepcionada, estaba fielmente convencida de que los hombres no valían la pena. Que si bien es cierto y dicen que las mujeres somos las víboras, pues los hombres son el diablo en persona. Pero ella siempre con Dios por delante estaba segura de que saldría adelante y que Dios la ayudaría a continuar por sus hijos..La parte mala es que Mercedes cambio totalmente, fue tanta la decepción que sufrió con Carlos, que comenzó a beber así fuese sola, beb
Capítulo LXXVICarlos agarra las cosas rápidamente que ya Mercedes las mantenía en el carro preparada para cuando tocará la emergencia. Cierra la óptica rápidamente, sube a los niños y más atrás sube a Mercedes con mucho cuidado… De allí sale directo a la clínica y allí de manera inmediata ingresan a Mercedes, a quien le sume ya las contracciones rápidamente, los dolores era como nunca antes los había tenido ni con José Antonio ni con Soledad. La barriga era muy grande, los vecinos pensaban que era parto de morochos por el tamaño, pero no, solo era uno.Pero Mercedes con la depresión bebió muchas cervezas y la cebada la hizo subir mucho de peso, además de que por la ansiedad comía mucho.A pesar de que no llego a ser obesa, si recupero bastante peso y el bebé también.Pasaba el rato y los médicos todos allí al pendiente de Mercedes. Mientras que Carlos fuera de la habitación llama a la señora Eva y le comunica que ya Mercedes está dando a luz, pero que está un poco complicada por el
Capítulo LXXVIMientras Mercedes está en la habitación de la clínica con su mamá Eva, Carlos se encuentra en la casa con Soledad y José Antonio.Él está arreglando el bolso con más ropa, sábanas tanto para Mercedes como para Eduardo. Ya que por la complicación de la Cesárea tendrá que durar algunos días más en la clínica antes que la den de guardia. Luego se dirige a la cocina y se pone a preparar comidas liviana ya que Mercedes no puede y tampoco quiere comer nada que le genere flatulencia ni pesadez.Carlos sentía que esa era su momento perfecto para recuperar todo lo que había perdido, su mujer, su familia y el hogar. Por una parte estaba feliz por ello, además de recién tener otro bebé que lo uniría cada día más a Mercedes, pero por otra parte se sentía tan culpable de haberle hecho tanto daño y herla dejado sola todo ese tiempo cuando Mercedes más lo necesito y todo por estar con la aventura con Rosita que bien le demostró que era una mala mujer y no valía la pena.Pero ya no
Capítulo LXXVIIPasado algunos días, Mercedes comienza con algunas dolencias en la parte inferior y con un sangrado de color oscuro un poco espeso y fétido. Tiritaba de la fiebre y en eso Carlos la lleva de emergencia rápidamente ala clínica de nuevo, donde fue atendida, luego la ingresan por emergencia y el médico internista la evalúa, donde le hace unos exámenes de heces, orina, sangre y un eco rápidamente. Él allí a través del eco en donde se dan cuenta de que tiene algo adentro, es decir algo le quedó adentro cuando le hicieron el curetaje lo que se le descompuso y género la fuerte infección. De no ser tratada a tiempo, las consecuencias podrían ser mortales.Al dar el diagnóstico la ingresan rápidamente a quirófano, Mercedes estaba desesperada, no quería que la abrieran nuevamente, ya su cuerpo había sufrido demasiado y estaba traumas, no aguantaba las dolencias, pero no había otra manera. Tenían que hacerlo.Así que la anestesiaron para poder operarla de emergencia, Y Al abrir
Capítulo LXXVIIIPasaban las horas y ella solamente quería encontrar una solución a todo.Y así fue, decidió cerrar la óptica, vender todo lo que en ella había comprado a sus otros compañeros de ópticas, y con eso poder saldar las deudas que tenía pendiente y le quedaba algo de dinero para cubrir sus necesidades más básicas hasta que resolviera como conseguir otro empleo u otra fuente de ingresos. Mientras tanto delegaba a Carlos esa responsabilidad, y ella se encargaba de llevar a José Antonio y a Soledad al colegio, para luego quedarse con Eduardo y comenzar con las diligencias para una nueva vivienda que le permitiría un mejor estatus y más tranquilidad.Se tomó la tarea de ir a diversas zonas de Caracas y buscar una nueva casa para arrendar, donde seguramente no sería algo lujoso ni muy céntrico, pero si un poco más espacioso.De esa manera fueron pasando las semanas hasta que al fin llega el día en que Carlos logro vender todo lo que tenían en la óptica, lo que les permitió con
Capítulo LXXIXJosé Antonio estaba agobiado, sentía que no le comprendían, todo lo que quería era estar con Norma, su primer gran amor. Ella era tan tierna e inocente, tan dulce, que José podía sentir que ella le daba todo el cariño que él no recibía en casa. Al transcurrir los días, Mercedes notando la conducta extraña e inadecuada de José, busca de manera casi inmediata la forma de buscar en que ocuparlo, ya que él no quería estudiar, pero ella no lo podía dejar sin hacer nada, ya que el tiempo ocio nunca deja nada bueno.Él tampoco quería trabajar, por lo que Mercedes evaluando las opciones que tenía, no dudó ni por un momento en llamar a uno de sus amigos quien ahora era además su compadre y padrino de Eduardo para consultarle si entre sus conocidos tenía a alguien que la ayudará a ingresar a José Antonio en la aviación. Y de esa manera, afortunadamente, Mercedes acertó y efectivamente si encontró un contacto dentro de e la aviación, quien fue quien la ayudo a realizar todos lo
Capítulo LXXXLlegó el día siguiente y Mercedes junto a toda la familia estaban en agonía, hasta no recibir noticias de José ninguno podría estar tranquilo.A media mañana, al fin llega José donde su abuela Eva, él sentía que ella era la única persona que lo entendía y que no lo maltrataba.Y así fue. Su abuela lo abrazo desesperada, sus lágrimas rodaban por sus mejillas, sentía que el alma le volvía al cuerpo. Y él a su vez, llora en sus hombros como un niño pequeño y le dice– abuelita... No tengo palabras para pedirte perdón por todo lo malo que te he hecho. Tú no mereces sufrir y menos a causa mía. –mi niño no te preocupes por mí, yo solo quiero hacerte feliz, y si tú estás mal yo también estoy mal. – dime José ¿Por qué no me has buscado para hablar conmigo?– No abuelita, cómo crees, yo no quiero mortificarte con mis cosas.– ya va hijo, déjame llamar a tu mamá para que sepa que estás bien y que se tranquilice, ella ha estado en una sola agonía al no saber de ti…– no abuelita,
Capítulo LXXXIAl día siguiente Eva, se levanta, le hace el desayuno a José y lo deja tapadito para cuando él se levante y sale a la casa de Mercedes, sentía la imperiosa necesidad de hablar con ella. No podía ser que sus nietos estuviesen pasando por esa situación.Luego de un rato, llega a casa de Mercedes y esta sale para recibirla, abriendo la puerta, al entrar le dice. – mamá ¿Cómo estás? Gracias por venir. Pero... Y donde está José?– no Mercedes, él no vino ni vendrá por un buen tiempo. Necesita recuperarse – ¿recuperarse? – si Mercedes. Tú y yo necesitamos hablar. – ¿Qué pasa mamá? Aparte de que se va de la academia, no llega a la casa, y ahora me pone mal con usted. Seguro andaba quejándose y victimizándose.– Mercedes no hables así. Las cosas son como son y no puedes seguir tapando el sol con un dedo.– no es eso mamá, de que yo quiera tapar el sol con un dedo, pero está muy mal hecho que él te haya ido a mortificar a ti con las cosas de aquí.– ya tú no estás para eso,