Capítulo 23

ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO

María Benedicta Nieves, pensó que aquella tarde de Junio sería su fin. Así como acrecentaba la falta de aire en su entorno, los latidos de su corazón se hacían más fuerte causándole pequeñas punzadas en todo el pecho. Con los ojos casi desorbitados logró incorporarse del catre donde estaba postrada, sobreviniéndole un acceso de débil tos que le empujaba hacia afuera todas las vísceras en un intento por extraerle, a través de su boca, ambos pulmones; no obstante sólo un hilillo de flema se deslizó desde su garganta.

Intentó mantenerse de pie  y sin apoyo alguno por unos minutos, sin embargo la falta de aire y su esfuerzo por obtenerlo la sumergían en una secuencial tos que contrastaba con la  arritmia de los movimientos de su pecho por la entrecortada respiración y los

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