Michael Redford Casa de los viñedos RedfordIntenté de todo para que la erección bajara, maldije unas cuantas veces antes de que este desapareciera, ya no podía simplemente negarlo y menos ocultarlo, deseaba a Mia como nunca antes había deseado a una mujer, quería poseerla de manera endemoniada, posesiva y hambrienta, lo que más esperanza me dio, fue que ella también deseaba que lo hiciera, pero nuestros orgullos eran las barreras que nos rodeaban. "¿Podrás derrumbarlas, Redford?"—Calma, Redford. —me dije a mi mismo cuando salí de mi antigua habitación, no vi a Mia esperándome en el pasillo, así que imaginé que debió de bajar a la primera planta, caminé a paso decidido hasta las escaleras y entonces me detuve, sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, para luego convertirse en algo como...ira. Mia estaba abrazada a si misma mientras que Erick decía algo sonriéndole. "No, señor, ella es mía nada más, Salvatore" — ¿Qué haces aquí, Salvatore?—ambos se volvieron hacia a mí cuand
Mia DavisJardín principal casa de los viñedos RedfordPeggy estaba arreglando mi cabello cuando notó que una de los horquillas se estaba saliendo de mi peinado, le agradecí y regresé con Michael que estaba a lado de Oliver, Paul, Noah y Thomas, reían todos menos Redford, supuse que le estarían fastidiando. — ¿De qué hablan?—pregunté llegando a lado de Redford, todos detuvieron sus risas y negaron. —Se burlan por qué creen que me obligarás a ir a la pista de baile. Pero como les digo a ellos que ni loco me pararé en esa pista. —alcé mis cejas y ellos rieron por lo bajo, entrecerré mis ojos para mostrar una cara de "disque rufiana" por molestar a Redford, luego sonrieron divertidos y yo igual. —Pues se burlarán, cariño. —noté como se tensó al escucharle llamar así delante de sus hermanos. —Tenemos que abrir la pista y me lo acaba de informar tu madre. Así que a mover esos pies, —tomé su mano y caminé tirando de él, pero se negó a seguirme, cuando miré en su dirección sus hermanos es
Michael RedfordJardín principal de los viñedos RedfordTomé un sorbo a mi copa de champagne sin retirar la mirada en Mia, ella reía de algo con Peggy y el resto de mis cuñadas, "el cuartel" así se habían llamado cuando vino por ella para llevarla a la mesa, pensé qué se negaría pero me soltó la mano como si nada y me sonrió marchándose con Peggy. —Déjala respirar un momento, también es día de ella. —dijo mi abuela a mi lado, me volví hacia a ella sorprendido. — ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal lo estás llevando?—preguntó tomando una copa de champagne a uno de los meseros que acababa de acercarse a nosotros. —Gracias. —nos quedamos solos y yo no dije nada más. — ¿Tan mal?—preguntó invitándome a hablar con ella. —Debiste dejarme traer a aquellas personas—repliqué refiriéndome a los padres ficticios de Mia. —Por favor, eso es lo de menos hoy, ¿Ya viste quien viene?—apenas preguntó eso cuando me di cuenta que Einar y Abigail se acercaron. — ¡Felicidades, Redford!—me felicitó Einar emociona
Mia Redford— ¿Está bien?—preguntó Redford cuando me separé de él, le di la espalda por un momento, mis manos estaban temblando de la ira que había provocado en mí, Abigail. Mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento, ¿Cómo se atreve a dudar del hombre que cuidó de mi cuando ella nos abandonó para irse con otro? Lo había exprimido cuando había dinero, pero cuando no, se había marchado. — ¿Mia?—me volví a él. —No puedo dejar de temblar, Redford—él debió de haberse conmovido por el hilo de voz que apenas salió de mis labios y cuando extendí mis manos hacia a él para que las viera de que realmente era así, solo dio un paso para atraparlas y empezó a llenarlas de pequeños besos, "Madre mía" la piel se me erizó por ese simple gesto, me hizo desearlo tanto y me sorprendí como había reaccionado mi cuerpo, pero no quería ceder a este deseo carnal por él. Pasé con dificultad saliva sin que él me viera, cuando levantó su mirada a la mía, su iris estaba totalmente dilatados, sus ojo
Michael RedfordJardín principal de los viñedos RedfordHabía regresado con Mia al jardín con la promesa que al terminar todo, estaríamos a solas para poder hablar tranquilamente, sin interrupciones, si nadie a nuestro alrededor más que nosotros dos. —Es hora de cortar el pastel, hijo—anunció mi madre llegando a mi lado, tenía mi brazo recargado en el respaldo de la silla de Mia, mientras ella hablaba con uno de mis hermanos de algo de caballos, levanté la mirada a mi madre quien sonreía emocionada. —Vamos, —asentí para luego inclinarme hacia a Mia y susurrar cerca por encima de su hombro.—Hora de cortar el pastel—ella asintió girando su rostro hacia al mío, a nada de cortar la distancia para besarla, pero odiaba tener público. —Vamos, —dijo cuándo miró a mi madre y le regaló una sonrisa, "Dios, sí que estoy jodido" me ponía bastante su cercanía y la forma en que respondía su cuerpo al mío. Nos pusimos de pie y todos los de la mesa, -que eran mis cuatro hermanos con mis cuñadas- y
Michael RedfordLos viñedos RedfordMi madre lloraba en el hombro de Mia mientras la abrazaba, todos estaban conmovidos, excepto yo. Mi madre era bastante sentimental cuando se trataba de despedidas temporales, ya le había dicho que nos veríamos en dos semanas y media para la boda en la ciudad de New York. Pero ella siguió llorando mientras que Mia intentó tranquilizarla.—Madre, el avión nos está esperando. —ella asintió separándose de Mia y acarició su mejilla. —Tienes que venir más seguido a visitarnos, —Mia asintió con la mirada cristalina, mis cuñadas se acercaron e hicieron lo mismo y yo solo quería tener más paciencia. Mi padre sonreía al ver que estaba queriendo separar a mi esposa de todas las cuñadas. Mia finalmente se separó limpiándose las mejillas, ya se había despedido de mi abuela, padre y mis hermanos. Le abrí la puerta del copiloto para que subiera. Antes de hacerlo, miró de nuevo hacia a mi familia y agitó su mano en despedida para después subirse. —Hijo—me llamó m
Mia RedfordCuando escuché sus palabras, sentí algo recorrerme de pies a cabeza, era una electricidad que me puso la piel erizada. Sus ojos oscuros se dilataron. Entre abrió sus labios para tomar aire. Realmente lo deseaba, pero no quería estar encima de él cada cinco minutos, tenía que llevármela tranquila o lo abrumaría. —Bien, entonces te diré...Michael. —O las demás también están disponibles. —sonrió, esa sonrisa le bajaría las bragas a cualquiera. —Bien, depende de la ocasión las usaré. —Luego me repuse— ¿De qué hablaremos del contrato?—se tensó visiblemente. — ¿Meterás más cláusulas o algo?—Podemos...terminarlo. —arqueé una ceja. — ¿Y mi padre?—pregunté intentando no mostrar mi emoción. —Solo llevamos un día casados, Michael. —Podría perdonar su deuda. —su cara era de seriedad. —Pero...tú te quedarías conmigo. —Estoy contigo. —arrugué mi ceño. — ¿No lo ves? A menos que sea un holograma y...—detuve mi broma cuando él se enderezó –estaba recargado en el marco de la puerta d
Michael RedfordAtlantic City, New JerseyCasinos Redford “Te quiero a ti, Michael” El solo repetir su voz en mi cabeza diciendo esas palabras, me estremecí en mi interior y mi piel se volvía a erizar. Después de ese momento, volvimos a tener sexo, cenamos y nos quedamos dormidos plácidamente en mi cama. “Nuestra cama, Redford” me corregí. Por la mañana, ella seguía desnuda en la cama solo cubriendo su trasero con la sábana negra de seda, sus cabellos pelirrojos desparramados por la almohada y su espalda desnuda. Era una imagen que de solo repasarla me ponía duro como una piedra. Tomé aire y lo solté entre dientes para poder tranquilizar ese latido apresurado de mi corazón. Miré hacia el interior del casino desde mi ventana de mi oficina privada en la segunda planta, mi mirada vagó por un momento, las luces brillantes de las máquinas, meseros sirviendo las bebidas, y todos lucían relajados, sin preocupaciones. Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón de vestir, y lo único que p