Mia DavisCasa de los viñedos RedfordLa abuela de Redford se retiró para dejarnos a solas en el despacho, mi mirada estaba en el poco de vino que había en mi copa, tenía la intención de terminarla y seguir a la abuela para unirme a los demás.— ¿Cuántas llevas? —preguntó Redford en un tono cargado de frialdad, levanté mi mirada hacia a él.— ¿Te importa cuántas lleve? —pregunté, él seguía de brazos cruzados y podía notar su molestia plasmado en su rostro. —Solo una.—No necesitabas tomar. —espetó furioso, me levanté de mi lugar y caminé hacia a él hasta quedar a medio metro de ambos cuerpos. Tomé la copa y tomé el resto delante de Redford sin retirar la mirada. Me incliné hacia a él y él hizo lo mismo, pero moví mi cuerpo para dejar la copa en el escritorio que quedaba detrás de él, me enderecé y lo miré notando el sonrojo en sus mejillas y como sus iris se dilataron. —Estás jugando con fuego, Mia. —sus dedos encontraron la orilla del saco que me cubría del frío hace momentos antes d
Michael RedfordCasa de los viñedos RedfordTenía los ojos cerrados cuando repasé lo de esa noche en el despacho de mi abuela, tres días desde que Mia y yo no hablábamos de nada, solo contestábamos "si", "no", "No lo sé" y después de ello, más silencio, estuvimos ambos terminando de revisar los últimos detalles del enlace junto con mi familia, aunque teníamos una sonrisa en el rostro y fingíamos que todo estaba bien, al regresar a casa, éramos unos desconocidos. Y esta mañana de sábado, noté que estaba más ansiosa, más nerviosa y podría jurar que estaba dudando en si seguir a mi lado en esta farsa. — ¿Interrumpo?—escuché la voz de mi madre, abrí mis ojos y la vi en el reflejo del espejo, me volví a ella asomando su cabeza por la puerta y negué. — ¿Pasa algo?—no sé por qué tenía esa inquietud de que alguien de mi familia entraría para decirme que Mia se ha negado a seguir con la boda. Mi madre entró y cerró la puerta de la habitación detrás de ella, vestía hermosa como siempre, era u
Mia DavisLas palabras del sacerdote las escuché detenidamente, Michael tenía mi mano entrelazada y noté el tic que tenía en su rodilla cerca de la mía, descansé nuestro agarre sobre ella y entonces se detuvo, escuché claramente cuando soltó un suspiro de alivio. Sentía esa sensación de que todo mundo estaba esperando cualquier movimiento de nosotros pero como dijo Peggy, "La gente hablará hagas bien o no las cosas" Que me relajara y disfrutara del momento. No pusimos de pie para empezar a dar los votos, cuando nos quedamos frente a frente, noté la capa perlada de sudor de Redford, algo que por primera vez vi en él. —Yo, Michael...—hizo una breve pausa dudando si en seguir, soltó un suspiro discretamente. —Tereance, —alcé una ceja al escuchar su segundo nombre y él arqueó la suya, —Redford Beaumont— Vaya, que elegancia su apellido, era el de su madre, entonces recordé el acento de Chelsea, tenía un ligero francés, pero apenas era notorio si prestabas mucha atención. —Llegar a este d
Michael Redford Casa de los viñedos RedfordIntenté de todo para que la erección bajara, maldije unas cuantas veces antes de que este desapareciera, ya no podía simplemente negarlo y menos ocultarlo, deseaba a Mia como nunca antes había deseado a una mujer, quería poseerla de manera endemoniada, posesiva y hambrienta, lo que más esperanza me dio, fue que ella también deseaba que lo hiciera, pero nuestros orgullos eran las barreras que nos rodeaban. "¿Podrás derrumbarlas, Redford?"—Calma, Redford. —me dije a mi mismo cuando salí de mi antigua habitación, no vi a Mia esperándome en el pasillo, así que imaginé que debió de bajar a la primera planta, caminé a paso decidido hasta las escaleras y entonces me detuve, sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, para luego convertirse en algo como...ira. Mia estaba abrazada a si misma mientras que Erick decía algo sonriéndole. "No, señor, ella es mía nada más, Salvatore" — ¿Qué haces aquí, Salvatore?—ambos se volvieron hacia a mí cuand
Mia DavisJardín principal casa de los viñedos RedfordPeggy estaba arreglando mi cabello cuando notó que una de los horquillas se estaba saliendo de mi peinado, le agradecí y regresé con Michael que estaba a lado de Oliver, Paul, Noah y Thomas, reían todos menos Redford, supuse que le estarían fastidiando. — ¿De qué hablan?—pregunté llegando a lado de Redford, todos detuvieron sus risas y negaron. —Se burlan por qué creen que me obligarás a ir a la pista de baile. Pero como les digo a ellos que ni loco me pararé en esa pista. —alcé mis cejas y ellos rieron por lo bajo, entrecerré mis ojos para mostrar una cara de "disque rufiana" por molestar a Redford, luego sonrieron divertidos y yo igual. —Pues se burlarán, cariño. —noté como se tensó al escucharle llamar así delante de sus hermanos. —Tenemos que abrir la pista y me lo acaba de informar tu madre. Así que a mover esos pies, —tomé su mano y caminé tirando de él, pero se negó a seguirme, cuando miré en su dirección sus hermanos es
Michael RedfordJardín principal de los viñedos RedfordTomé un sorbo a mi copa de champagne sin retirar la mirada en Mia, ella reía de algo con Peggy y el resto de mis cuñadas, "el cuartel" así se habían llamado cuando vino por ella para llevarla a la mesa, pensé qué se negaría pero me soltó la mano como si nada y me sonrió marchándose con Peggy. —Déjala respirar un momento, también es día de ella. —dijo mi abuela a mi lado, me volví hacia a ella sorprendido. — ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal lo estás llevando?—preguntó tomando una copa de champagne a uno de los meseros que acababa de acercarse a nosotros. —Gracias. —nos quedamos solos y yo no dije nada más. — ¿Tan mal?—preguntó invitándome a hablar con ella. —Debiste dejarme traer a aquellas personas—repliqué refiriéndome a los padres ficticios de Mia. —Por favor, eso es lo de menos hoy, ¿Ya viste quien viene?—apenas preguntó eso cuando me di cuenta que Einar y Abigail se acercaron. — ¡Felicidades, Redford!—me felicitó Einar emociona
Mia Redford— ¿Está bien?—preguntó Redford cuando me separé de él, le di la espalda por un momento, mis manos estaban temblando de la ira que había provocado en mí, Abigail. Mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento, ¿Cómo se atreve a dudar del hombre que cuidó de mi cuando ella nos abandonó para irse con otro? Lo había exprimido cuando había dinero, pero cuando no, se había marchado. — ¿Mia?—me volví a él. —No puedo dejar de temblar, Redford—él debió de haberse conmovido por el hilo de voz que apenas salió de mis labios y cuando extendí mis manos hacia a él para que las viera de que realmente era así, solo dio un paso para atraparlas y empezó a llenarlas de pequeños besos, "Madre mía" la piel se me erizó por ese simple gesto, me hizo desearlo tanto y me sorprendí como había reaccionado mi cuerpo, pero no quería ceder a este deseo carnal por él. Pasé con dificultad saliva sin que él me viera, cuando levantó su mirada a la mía, su iris estaba totalmente dilatados, sus ojo
Michael RedfordJardín principal de los viñedos RedfordHabía regresado con Mia al jardín con la promesa que al terminar todo, estaríamos a solas para poder hablar tranquilamente, sin interrupciones, si nadie a nuestro alrededor más que nosotros dos. —Es hora de cortar el pastel, hijo—anunció mi madre llegando a mi lado, tenía mi brazo recargado en el respaldo de la silla de Mia, mientras ella hablaba con uno de mis hermanos de algo de caballos, levanté la mirada a mi madre quien sonreía emocionada. —Vamos, —asentí para luego inclinarme hacia a Mia y susurrar cerca por encima de su hombro.—Hora de cortar el pastel—ella asintió girando su rostro hacia al mío, a nada de cortar la distancia para besarla, pero odiaba tener público. —Vamos, —dijo cuándo miró a mi madre y le regaló una sonrisa, "Dios, sí que estoy jodido" me ponía bastante su cercanía y la forma en que respondía su cuerpo al mío. Nos pusimos de pie y todos los de la mesa, -que eran mis cuatro hermanos con mis cuñadas- y