Mia Davis Casa de los viñedos "Bella vita" Ya eran las siete de la noche cuando me miré en el espejo de cuerpo completo de mi habitación, me puse de perfil y noté que aun colgaba la etiqueta con el precio altísimo, todo era marca italiana famosa, la retiré e hice una mueca de dolor, "¿Quién compraría un vestido de miles de euros? Solo es un pedazo de tela..." Bueno, todo a aquel que le sobra el dinero como a Redford podría gastar tanto si se lo propusiera. Mi vestido de noche color plata, tenía pedrería, sin mangas, sin espalda, pero con cuello, dejando mis hombros al descubierto, era mi talla y eso lo hacía más fabuloso, llegaba al piso, pero no lo arrastraba, solo un poco de tela estilo tul que estaba desde la cadera y caía de la parte de atrás en cascada hasta el suelo, el que vino a arreglarme el cabello dijo que no luciría el vestido y me lo recogió en un moño en la parte de atrás, pero no era estirado y liso si no ligero, como si en cualquier momento se fuese a caer el peinado
Michael RedfordCava familiar Redford"¿Qué era esto? ¿Por qué latía mi corazón de esta manera?" Mia sonrió al ver que no dije nada a sus palabras. "¿Depende de mí que me dé una respuesta a mi pregunta?"— ¡Ya han llegado!—escuché a Peggy gritar emocionada, nuestras miradas las dirigimos hacia a ella, se inclinó para tomar el largo de su vestido de noche y avanzar más rápido hacia a nosotros. —Estamos esperándolos, —tomó nuestras manos y tiró de nosotros, ella iba en medio de los dos. —Todos están ansiosos esperando que llegaran. —nos detuvimos en la puerta doble de cristal. Peggy nos miró con el entrecejo contraído mirándonos a uno y al otro. — ¿Qué? ¿Pasó algo? ¿Se han peleado?—al ver que no contestamos ella se apuró en hablar—Nada de eso, hoy es su noche, nada de discutir entre ustedes, eso lo harán cuando se casen y también el reconciliarse, y tendrán que hacerlo muchas veces. —levantó sus cejas de arriba baja de manera pícara, pero se repuso de inmediato a una Peggy seria. —Pero
Mia DavisCava familiar de los Redford. "Listo, lo dije."Pero la reacción de Redford me preocupó, cortó la distancia y bajó su mirada a mí, -aun llevando mis zapatillas altas, él aún seguía siendo alto- podía ver en su mirada un debate interno.— ¿A qué le tienes miedo, Michael?—noté como su garganta se movió al pasar duramente saliva. —No puedo perder el control contigo. —dijo entre dientes. —Así que no puedo darte lo que quieres, Mia. Nunca podré darte lo que has empezado a desear. —sus palabras fueron tan frías y realistas—Solo tenemos un contrato y no puedo seguir permitiendo que se incumpla. Soy un hombre de negocios. —noté su mandíbula tensarse, cerró sus ojos por un momento y al abrirlos, él había tomado su decisión. —Apégate al contrato. Terminemos con esto y cada quien seguirá su vida. ¿No es lo que querías? Hace poco me lo has dejado muy claro y yo no tengo intención de...—detuvo su oración y desvió su mirada, noté la intención de que se iba a ir pero mis manos se fueron
Michael RedfordDespacho de la casa de los Redford— ¿Aliada?—pregunté atónito, la primera y única persona que podría estar en contra de esto, era ella. Temía más por ella y que arruinara mis planes, y ahora, era nuestra aliada. —Sí. Moveré mis influencias para cubrir todo de Mia. —dijo mi abuela mirando en mi dirección. —Yo lo tengo todo cubierto. —replique tenso.— ¿Seguro? Yo he escarbado más a profundidad y has dejado una ventana abierta, yo misma he dado con esto, —señaló con su barbilla hacia a nosotros—Y reafirmó mi investigación cuando los escuché discutir. —Mia dio un trago a la copa de vino que mi abuela debió de haberle servido, me acerqué para retirarla de su mano, pero ella me lanzó una mirada de "Ni te atrevas, Redford", ahora las cosas cambiaban. Teníamos a alguien más que sabía de nuestra farsa. "Te distrajiste, Redford, es un error tuyo y tienes que solucionarlo a como dé lugar”. —Ya deja de pensar, desde aquí puedo ver cómo sale humo de esa cabezota. También he lle
Mia DavisCasa de los viñedos RedfordLa abuela de Redford se retiró para dejarnos a solas en el despacho, mi mirada estaba en el poco de vino que había en mi copa, tenía la intención de terminarla y seguir a la abuela para unirme a los demás.— ¿Cuántas llevas? —preguntó Redford en un tono cargado de frialdad, levanté mi mirada hacia a él.— ¿Te importa cuántas lleve? —pregunté, él seguía de brazos cruzados y podía notar su molestia plasmado en su rostro. —Solo una.—No necesitabas tomar. —espetó furioso, me levanté de mi lugar y caminé hacia a él hasta quedar a medio metro de ambos cuerpos. Tomé la copa y tomé el resto delante de Redford sin retirar la mirada. Me incliné hacia a él y él hizo lo mismo, pero moví mi cuerpo para dejar la copa en el escritorio que quedaba detrás de él, me enderecé y lo miré notando el sonrojo en sus mejillas y como sus iris se dilataron. —Estás jugando con fuego, Mia. —sus dedos encontraron la orilla del saco que me cubría del frío hace momentos antes d
Michael RedfordCasa de los viñedos RedfordTenía los ojos cerrados cuando repasé lo de esa noche en el despacho de mi abuela, tres días desde que Mia y yo no hablábamos de nada, solo contestábamos "si", "no", "No lo sé" y después de ello, más silencio, estuvimos ambos terminando de revisar los últimos detalles del enlace junto con mi familia, aunque teníamos una sonrisa en el rostro y fingíamos que todo estaba bien, al regresar a casa, éramos unos desconocidos. Y esta mañana de sábado, noté que estaba más ansiosa, más nerviosa y podría jurar que estaba dudando en si seguir a mi lado en esta farsa. — ¿Interrumpo?—escuché la voz de mi madre, abrí mis ojos y la vi en el reflejo del espejo, me volví a ella asomando su cabeza por la puerta y negué. — ¿Pasa algo?—no sé por qué tenía esa inquietud de que alguien de mi familia entraría para decirme que Mia se ha negado a seguir con la boda. Mi madre entró y cerró la puerta de la habitación detrás de ella, vestía hermosa como siempre, era u
Mia DavisLas palabras del sacerdote las escuché detenidamente, Michael tenía mi mano entrelazada y noté el tic que tenía en su rodilla cerca de la mía, descansé nuestro agarre sobre ella y entonces se detuvo, escuché claramente cuando soltó un suspiro de alivio. Sentía esa sensación de que todo mundo estaba esperando cualquier movimiento de nosotros pero como dijo Peggy, "La gente hablará hagas bien o no las cosas" Que me relajara y disfrutara del momento. No pusimos de pie para empezar a dar los votos, cuando nos quedamos frente a frente, noté la capa perlada de sudor de Redford, algo que por primera vez vi en él. —Yo, Michael...—hizo una breve pausa dudando si en seguir, soltó un suspiro discretamente. —Tereance, —alcé una ceja al escuchar su segundo nombre y él arqueó la suya, —Redford Beaumont— Vaya, que elegancia su apellido, era el de su madre, entonces recordé el acento de Chelsea, tenía un ligero francés, pero apenas era notorio si prestabas mucha atención. —Llegar a este d
Michael Redford Casa de los viñedos RedfordIntenté de todo para que la erección bajara, maldije unas cuantas veces antes de que este desapareciera, ya no podía simplemente negarlo y menos ocultarlo, deseaba a Mia como nunca antes había deseado a una mujer, quería poseerla de manera endemoniada, posesiva y hambrienta, lo que más esperanza me dio, fue que ella también deseaba que lo hiciera, pero nuestros orgullos eran las barreras que nos rodeaban. "¿Podrás derrumbarlas, Redford?"—Calma, Redford. —me dije a mi mismo cuando salí de mi antigua habitación, no vi a Mia esperándome en el pasillo, así que imaginé que debió de bajar a la primera planta, caminé a paso decidido hasta las escaleras y entonces me detuve, sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, para luego convertirse en algo como...ira. Mia estaba abrazada a si misma mientras que Erick decía algo sonriéndole. "No, señor, ella es mía nada más, Salvatore" — ¿Qué haces aquí, Salvatore?—ambos se volvieron hacia a mí cuand