Michael RedfordÁtico RedfordHabía regresado del casino en Atlantic city bastante tarde, habían surgido problemas con denuncias por parte de anónimos que se traficaban mujeres y las tenían como esclavas, tuve que ir para autorizar a que revisaran todo el lugar. –Estaba harto con todo esto y aun no dábamos con las personas responsables de hacerme perder mi tiempo- No cené, simplemente me fui a la cama después de lavarme los dientes. Miré el reloj de la mesa de noche y marcaban las dos de la madrugada. Tiré de la cobija y entré dejando finalmente la cabeza en mi almohada. Cerré los ojos y mi cuerpo aun lo sentía tenso, mi mente no dejaba de repasar todo lo que había pasado en el casino.—Tienes que dar con esa persona, Redford. —me dije a mi mismo, luego me volví para quedar de lado y solo me encontré con el espacio vacío, no estaba Mia, ni su voz y su aroma. Negué de inmediato, tenía que volver a poner mis pies en la tierra y dejar de soñar con cosas que nunca podría tener y en ese in
Mia DavisCasa de los viñedos de los RedfordPor la mañana había despertado algo descansada, pero aún tenía la tensión en mis hombros y parte de mi nuca, me había dado un baño y me había tomado el tiempo para maquillarme, me había notado en el rostro que las ojeras habían desaparecido por fin así que no era tan necesario poner plasta de maquillaje en esa parte. Ahora, estaba sentada en uno de los sillones de escuadra de la sala principal de la casa de los Redford, las cuatro cuñadas de él, estaban sentadas dos y dos a mi lado siendo yo la del medio, habían puesto un templete en una parte de la sala, la madre y la abuela de Redford traían las botellas de champagne mostrándolas en el aire y las demás aplaudieron y reían divertidas.— ¡Llegó el champagne! —exclamó divertida la madre de Redford, aparecieron dos mujeres del servicio y nos sirvieron champagne, estaba fría y burbujeaba, pasé saliva cuando sentí la garganta seca cuando se me antojó. Todas ya tenían sus copas y miraron en mi d
Michael RedfordÁtico RedfordEl plato de desayuno que puso Akira delante de mí hace unos minutos atrás, había quedado intacto, sabía que ella no aprobaría mi falta de apetito, pero realmente no tenía hambre, no había dormido lo suficiente desde que colgué la llamada con Mia en la madrugada. Repasé mentalmente el siguiente problema que había llegado sin previo aviso y tenía que cerciorarme que estaba lejos de nosotros. — ¿Qué es lo que pasa, señor Redford?—preguntó Akira haciendo que retirara la mirada de la pantalla de mi IPad, estaba revisando correos y enviando otros, dando órdenes de mis hombres de seguridad pero aun no tenía la información de la ubicación de Nora. Solté un suspiro.—No tengo hambre. —respondí regresando la mirada a la pantalla. —Usted mismo ha dicho que...—irritado la interrumpí.—Sé que es lo que he dicho, Akira. Pero realmente no tengo hambre. —ella torció su labio y negó haciendo un ruido con su boca. —Debe de extrañar a la señorita Davis, si estuviera ella
Mia Davis Casa de los viñedos "Bella vita" Después de elegir el vestido de novia con las mujeres Redford, finalmente pude llegar a casa, me dejé caer en la cama de Michael y así como caí, ahí mismo me estaba durmiendo. Estaba cansada mentalmente de no estropear el contrato con mi bocota y el alcohol, pero si sentí que la abuela quería sacar algo, pero fui segura de mi misma recordándome que tenía que tener cuidado y especialmente con ella como había dicho Redford. Alek me ayudó a subir al auto al salir, me dormí en el transcurso del camino, y al llegar, me tuvo que cargar, dejándome de pie frente a la puerta de mi habitación, pero como pude, caminé a la de Michael y me acababa de tirar sobre ella, el aroma de él estaba desapareciendo y eso me molestó. Mis parpados se volvieron más pesados, hasta que parpadeé un par de veces en la oscuridad de la habitación y después me dejé llevar. El ruido de un celular me hizo respingar en mi lugar, como pude, estiré mi mano en su búsqueda para c
Mia Davis Casa de los viñedos "Bella vita" Ya eran las siete de la noche cuando me miré en el espejo de cuerpo completo de mi habitación, me puse de perfil y noté que aun colgaba la etiqueta con el precio altísimo, todo era marca italiana famosa, la retiré e hice una mueca de dolor, "¿Quién compraría un vestido de miles de euros? Solo es un pedazo de tela..." Bueno, todo a aquel que le sobra el dinero como a Redford podría gastar tanto si se lo propusiera. Mi vestido de noche color plata, tenía pedrería, sin mangas, sin espalda, pero con cuello, dejando mis hombros al descubierto, era mi talla y eso lo hacía más fabuloso, llegaba al piso, pero no lo arrastraba, solo un poco de tela estilo tul que estaba desde la cadera y caía de la parte de atrás en cascada hasta el suelo, el que vino a arreglarme el cabello dijo que no luciría el vestido y me lo recogió en un moño en la parte de atrás, pero no era estirado y liso si no ligero, como si en cualquier momento se fuese a caer el peinado
Michael RedfordCava familiar Redford"¿Qué era esto? ¿Por qué latía mi corazón de esta manera?" Mia sonrió al ver que no dije nada a sus palabras. "¿Depende de mí que me dé una respuesta a mi pregunta?"— ¡Ya han llegado!—escuché a Peggy gritar emocionada, nuestras miradas las dirigimos hacia a ella, se inclinó para tomar el largo de su vestido de noche y avanzar más rápido hacia a nosotros. —Estamos esperándolos, —tomó nuestras manos y tiró de nosotros, ella iba en medio de los dos. —Todos están ansiosos esperando que llegaran. —nos detuvimos en la puerta doble de cristal. Peggy nos miró con el entrecejo contraído mirándonos a uno y al otro. — ¿Qué? ¿Pasó algo? ¿Se han peleado?—al ver que no contestamos ella se apuró en hablar—Nada de eso, hoy es su noche, nada de discutir entre ustedes, eso lo harán cuando se casen y también el reconciliarse, y tendrán que hacerlo muchas veces. —levantó sus cejas de arriba baja de manera pícara, pero se repuso de inmediato a una Peggy seria. —Pero
Mia DavisCava familiar de los Redford. "Listo, lo dije."Pero la reacción de Redford me preocupó, cortó la distancia y bajó su mirada a mí, -aun llevando mis zapatillas altas, él aún seguía siendo alto- podía ver en su mirada un debate interno.— ¿A qué le tienes miedo, Michael?—noté como su garganta se movió al pasar duramente saliva. —No puedo perder el control contigo. —dijo entre dientes. —Así que no puedo darte lo que quieres, Mia. Nunca podré darte lo que has empezado a desear. —sus palabras fueron tan frías y realistas—Solo tenemos un contrato y no puedo seguir permitiendo que se incumpla. Soy un hombre de negocios. —noté su mandíbula tensarse, cerró sus ojos por un momento y al abrirlos, él había tomado su decisión. —Apégate al contrato. Terminemos con esto y cada quien seguirá su vida. ¿No es lo que querías? Hace poco me lo has dejado muy claro y yo no tengo intención de...—detuvo su oración y desvió su mirada, noté la intención de que se iba a ir pero mis manos se fueron
Michael RedfordDespacho de la casa de los Redford— ¿Aliada?—pregunté atónito, la primera y única persona que podría estar en contra de esto, era ella. Temía más por ella y que arruinara mis planes, y ahora, era nuestra aliada. —Sí. Moveré mis influencias para cubrir todo de Mia. —dijo mi abuela mirando en mi dirección. —Yo lo tengo todo cubierto. —replique tenso.— ¿Seguro? Yo he escarbado más a profundidad y has dejado una ventana abierta, yo misma he dado con esto, —señaló con su barbilla hacia a nosotros—Y reafirmó mi investigación cuando los escuché discutir. —Mia dio un trago a la copa de vino que mi abuela debió de haberle servido, me acerqué para retirarla de su mano, pero ella me lanzó una mirada de "Ni te atrevas, Redford", ahora las cosas cambiaban. Teníamos a alguien más que sabía de nuestra farsa. "Te distrajiste, Redford, es un error tuyo y tienes que solucionarlo a como dé lugar”. —Ya deja de pensar, desde aquí puedo ver cómo sale humo de esa cabezota. También he lle