Capitulo 1

La vida de Kate Wood no era nada fácil, a decir verdad, era bastante complicada.

-Tenemos que despedirte

-¿Qué?- ella no podía dar crédito a las palabras que estaba escuchando.- ¡Pero necesito este empleo! No lo entiendo ¿He hecho algo mal?

-No es eso.- se excusa Amanda – solo que ya no tenemos presupuesto para cubrir tu salario

-¿Pero es que… así no más? ¿Sin explicaciones? ¿Sin aviso previo? He trabajado en esta floristería dos años.

-Lo siento, Kate.- le dijo la chica mientras le estiraba un girasol

Con que eso era todo lo que le daban a uno luego de dos años fieles de trabajo.-pensó Kate- ¿Un girasol?

-Espero puedas encontrar otro trabajo pronto- sonó apenada.

Kate estaba furiosa, de hecho, ella sabia exactamente por donde Amanda se podía meter ese girasol.

Dio media vuelta con la cabeza en alto como si así pudiera rescatar un poco de dignidad, y salió por la puerta sin mirar atrás.

En medio de la ajetreada ciudad, ella tuvo que pestañar varias veces para disipar las lágrimas que estaban amenazando por salir. Paro un taxi, y le indico la dirección de su casa. Tenía que pensar que hacer a continuación, ella tenía un poco de dinero ahorrado con el que podría sobrevivir hasta encontrar otro empleo. Es decir, esto era la gran ciudad de Nueva york, algo debía de haber.

El carro se detuvo frente a su departamento, y al igual que siempre encontró a Gabriel en la cocina. -¿Ya te estas comiendo mis pastelillos otra vez?

El gira sobresaltado, aun con la boca demasiado llena para hablar bien-¿Q-quien…-hace una pausa para masticar-Y-yo no…

-Come tranquilo, que después te vas a atragantar.

Ella espera mientras deposita sus cosas en el mesón de la cocina. Y cuando finalmente traga el ultimo bocado, los ojos castaños de Gabriel la estudian suspicaces – ¿No se supone que deberías estar trabajando?

Kate siente como se le revolviera el estómago tras la mención de esa pregunta -me despidieron…-aun pronunciar esas palabras le dejaban un sabor amargo en la boca.

-¿Qué?- el parece dejar su actitud relajada de antes, y se concentra en su amiga con un gesto preocupado -¿Por qué?

-Dicen que las ganancias del negocio no alcanzan para cubrir mi salario, así que…- lo mira – aquí estoy

-¡Pero que indignante! ¡No pueden hacerte esto Kate! ¡Tienes derechos!

-Trabajaba de modo informal, si mal no lo recuerdas- le dijo mientras iba a la cocina a servirse una limonada – Para la ley no soy nada. -ella lo piensa.-De todos modos, ¿Qué haces tú aquí?

-siempre estoy aquí

-Lo se.- dice ella – pero siempre sueles aparecer a partir de las 6 de la tarde.

-Mi hermana quería que la ayudara con la mudanza, luego vine hacia acá. -pronto el parece acordarse de algo – Toma.- le estira una carta.

-¿Qué es esto?

-Estaba en tu buzón esta mañana.- dice – Mira, la envía un tal A.J Evans. ¿Conoces a alguien así?

Kate se encoje de hombros en un gesto involuntario – no. – dice confundida, mientras procede a quitar el sello, para leer la carta. Sus ojos recorren el papel con sumo cuidado, hasta que acaba de consumir el contenido del mensaje.-es una invitación.- dice ella confundida

-¿Una invitación? ¿A dónde?

-Adjunta una dirección. Dice que es el dueño de la mansión Evans, dueño de los clubes “El Rubí Flameante.” y las empresas Evans...

-¡¿Qué?!- aquella afirmación hace que le arrebate la carta de las manos. Y al comprobar que el contenido no ha cambiado, sus ojos se agrandan- No sabía que conocías a semejante personaje

-No conozco a ese sujeto

-Pero…- mira la carta dubitativo – Te ha invitado el personalmente. ¡Tienes que ir!

-¿Yo ir?

-Por supuesto.- le anima – Estas sin empleo. A lo mejor se entero que te despidieron y te esta llamando a ofrecerte un trabajo.- dice dándole un leve codazo de un modo amistoso.

Kate estalla en carcajadas con aquella afirmación tan descabellada. -Lo único que podría ofrecerme aquel hombre será escoltarme hasta la salida de su gran mansión. Es más que evidente que se equivocó de destinatario.

-Puede ser- acepta el – pero no pierdes nada con ir. Además, aunque se haya equivocado, mínimo podrás visitar la mansión de un millonario, y si el tiempo te alcanza, quizás comer algunos de los manjares mas finos que esta ciudad puede ofrecer.

-El único manjar fino que quiero de esta ciudad ahora, es una pizza. – se lo piensa- Y helado. Una gran tarrina.

-El evento es hoy en la noche. -el muchacho lleva una mano hasta su barbilla, en un gesto que simulaba estar pensando en algo – mi hermana tiene varios vestidos elegantes, le diré que te preste uno.

-¿Estas sordo? Acabo de decir que lo olvides

-Y yo acabo de decir, que hare que luzcas sensacional. -sus manos se posan formando un cuadro, casi como si estuviera enfocando todo el cuerpo de Kate en una cámara imaginaria.

Ella suspira agotada, después de todo, si algo había aprendido en los años que llevaba conociendo a Gabriel, es que cuando se le metía algo en la cabeza, no había nada ni nadie que pudiera hacerle cambiar de opinión. O si lo había, a menos ella aún no había conocido a ese alguien.

-Volveré aquí a las 10pm

Lo vio salir por la puerta apresurado, bajo la perspectiva de Kate, el parecía el más emocionado en toda esa situación, casi como si el que fuera a ir a la fiesta fuera él y no ella.

***

A pesar de las constantes y rotundas negativas de Kate de no ir a aquella fiesta, y muy a su pesar, allí se encontraba ella. Vestida, perfumada y maquillada. A veces odiaba aquel poder de convencimiento que Gabriel ejercía sobre ella.

-Te ves hermosa.- sonreía él. -sino te viera como mi hermana, te propondría matrimonio ahora mismo.

-Nadie pide matrimonio por un amor a primera vista, Gabriel.

-Claro que sí.

-¿Quiénes?- indaga ella

-Solo los locos.- admite el.

Kate nota como el chico toma su celular y marca a un taxi para que la lleve a aquel maravilloso lugar, no es que a ella le conste que lo sea, pero esas eran precisamente las palabras exactas que usaba Gabriel para describir a aquella mansión. "Maravillosa"

-Listo.- le anuncio cuando ya hubo colgado el teléfono. -Esta cerca, en unos 5 llegara. -la mira.-Ahora, solo por una vez en tu vida Kate. Se una persona normal, y ten una vida social.

-Yo tengo una vida social

-Tienes una vida, que esta sea sociable está a discusión.

-¿Y lo dice el chico roba pastelillos?

-Soy sociable, les hablo mucho a los pastelillos antes de comérmelos. Les digo “Oh señor pastelillo, jamás había visto una cobertura de chocolate como la suya, debo admitir que hace que se me suba el azúcar.”

Kate le arrojo un cojín – ya cállate.

***

El viaje en taxi duro alrededor de 40 minutos, y cuando estuvo ya parada frente a la gran mansión, fue el momento exacto en que se cuestiono si estaba haciendo lo correcto. Ella no era así, ella no irrumpía en fiestas privadas de millonarios. Y era ilógico pensar que la hubieran invitado a ella.

-Esto es estúpido…- murmuro ella

Estaba por darse media vuelta e irse, cuando…-perdón.- pide ella mientras da unos pasos hacia atrás, para saber quien es el sujeto con el que había chocado

Un chico la recorre con la mirada, casi curioso, va vestido de un traje azul marino, y sus ojos parecen resplandecer en el brillo nocturno. Kate pensó que seguramente era uno de los verdaderos invitados a la fiesta. -No fue mi intención chocar con usted.

El muchacho frente a ella no dice nada, pero luego de mirarla a ella, mira hacia atrás. -¿Acaso no pensaba entrar?

-¿Perdón?

-¿O es que estaba por irse?- por alguna razón ella se ruboriza por aquella pregunta

-No… es solo que… creo que me equivoque de dirección

El chico mira más allá del jardín hacia las puertas principales de la mansión, las cuales se encuentran abiertas -Dudo mucho que alguien pueda llegar por error aquí.

-Quizás no sea buena idea. -Kate trata de pensar rápidamente en una mentira que la libre de aquella situación.- en realidad, no tengo invitación.

El la mira, la expresión de su rostro no ha cambiado, se mantiene inmutable, frio, apacible, y distante. - yo tampoco.- dice el

-¿No?

-No.- le confirma- a decir verdad, ninguna de las personas aquí presentes la tienen. Según tengo entendido, solo por hoy, a esta celebración se le ha permitido que sea abierta al público.

Aquello no tenia sentido para Kate. ¿Por qué el dueño de la mansión le enviaría una invitación a ella, cuando en realidad no se necesitaba una para entrar?

« No tiene sentido » pensó ella.

-¿Me permite escoltarla hasta adentro?- ella puede notar como el brazo del muchacho se estira hacia su dirección. Por alguna razón las palabras de aquel sujeto son amables, sin embargo, ni la expresión de su rostro, ni su tono van a juego con aquel comportamiento.

-C-claro…-ella acepta la invitación, y juntos se encaminan en la gran mansión.

La música resuena por lo alto, y hay tantas personas cuchicheando que ella apenas puede escuchar sus propios pensamientos.

-¿El dueño de la casa conocerá a todas estas personas?

-Lo dudo.- dice el

-¿Porque dar una fiesta para gente que no conoces? ¿Acaso no es eso un desperdicio de recursos?

-Es lo más probable.

-Que idiota es. -las palabras salen de la boca de Kate sin poder evitarlo, casi con normalidad, después de todo se había olvidado que estaba con alguien que seguramente no estaba acostumbrado a escuchar a aquello. -losiento. No debí decir eso.

Y sin embargo, ella se sorprende cuando escucha al chico a su lado soltar una leve carcajada. Y luego la mira -Eso es una de las cosas mas honestas que he escuchado en mucho tiempo, querida.-luego hace una pausa regresando su vista al frente -Me gustaría escuchar mas cosas honestas. Con toda sinceridad, ¿Qué piensas de la música?

-Sosa.- responde ella.- ¿Qué es esto un velorio? Podría quedarme dormida solo oyéndola.-El chico a su lado parecía estar disfrutando de aquella conversación, así que se permitió ser mas honesta.- Y ¿Qué hay con estas luces? ¿Acaso hay un mercado secreto donde compra sus lucecitas de colores?

-¿Y los cuadros?

-Pésimo gusto en pintura. Aunque a decir verdad nunca he entendido el arte.

-Sabes.- dice llamando su atención – dudo mucho que ni el mismo lo entienda.-y ella ríe una vez más.

Pronto las luces se encienden, y la música se apaga. En el rellano de la escalera asoma una mujer vestida de blanco. Hace sonar una cuchara contra una copa, llamando así la atención de todos los presentes. Cuando se asegura que todas las miradas del salón están puestas sobre ella, comienza a hablar – Buenas noches queridos invitados. El día de hoy me complace presentarles a nuestro querido anfitrión. -se escucha el murmullo de la gente, y un coro de aplausos – Con ustedes, el señor Evans.

Mas aplausos. Kate trata de mover su cabeza para encontrar un espacio donde su vista se posicione mejor.

-¿Me permites?- la voz del chico a su lado llama su atención. Cuando siente que este se suelta de su brazo.

-¿A dónde vas?

-Creo que me están llamando

-¿Te están llamando?

-Mi querida Kate.- dice haciendo una leve reverencia -Yo soy Evans

La cara de Kate enrojece al instante, y siente como si su corazón se hubiera detenido. Como cuando alguien te toma con la guardia baja, y después de todo, ella no solo había insultado a aquel muchacho llamándolo idiota, sino que también había insultado su casa y sus gustos.

Nota como aquel muchacho empezó a caminar hasta llegar a la cima de la escalera. Donde con una gran sonrisa les da la bienvenida a todos. Incluso a ella.

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