-¿Qué estas haciendo que?- la voz de Gabriel iba cargada de desconcierto puro.
-Ya te lo dije, empaco.
La mano del chico se posa sobra la suya impidiendo que esta siga guardando otra prenda-Kate.- le habla serio-no puedes mudarte así de rápido.
-¿Acaso no eras tu quien insistía que pensara aquella propuesta?-dijo, aunque para ser honesta consigo misma, no espera una respuesta. ¡Era una pregunta retórica!
-¡Si!-soltó incrédulo.-Lo que no sabia era que parte del trato involucraba mudarte con él. Es decir, ¿Cómo puedas estar segura de que no sea un psicópata?
-Lo conozco desde la infancia.- soltó ella con simpleza
-Las personas cambian, -le aseguro.- ¿y que pasaría si… -el chico duda -si intentara algo en contra de tu voluntad?
-¿Julian?- aquel pensamiento inundo la mente de Kate, para ella, la idea no podía parecerle de lo más absurda y ridícula. Julian, o al menos su Julian, aquel muchacho que había conocido en su infancia, jamás sería capaz de siquiera ponerle una sola mano encima a Kate. Eso suponiendo que Gabriel se refería a lo que ella asumía que estaba pensando.-Te aseguro que jamás haría algo como eso.
-Bueno, pero… -la mirada del chico pronto se torna seria, casi como si hubiera tomado una decisión.- creo que debo acompañarte hasta allí, y debería hablar con ese sujeto.
-Por favor no me avergüences.-pidió Kate
Gabriel estaba a punto de protestar cuando unos golpes llamando a la puerta los sorprenden a ambos.
-¿Tu ordenaste algo?- pregunta el muchacho
-Ya sabes que no.-murmura ella
-Seguramente es otro inmenso arreglo de flores.
Casi impaciente, el muchacho se mueve hasta la puerta, -sí, si, por favor déjalas en la mesa.- dijo mientras abría sin siquiera mirar quien era.
Parado frente a la puerta, en un elegante traje, se encontraba Julian. Quizás fuera por la sorpresa, o debido a la impresión, pero solo por esos segundos, Kate sintió a su corazón acelerarse, retumbar en su pecho, y tuvo miedo que alguien mas a parte de ella pudiera oírlo.
-Puedo preguntar, ¿Qué es eso que deseas que deje en la mesa?- la voz del muchacho sonaba formal, y distante. Y el rostro antes pálido de Gabriel, se torno pronto de un rojo intenso
-Y-yo… no… losiento. Lo confundí con alguien mas
-¿Con quién?- pregunto un Julian curioso
Gabriel miro a Kate en busca de ayuda. -Lo que quiere decir mi amigo, es que no te esperábamos.
-Te dije que iban a pasar por ti.
-Si.- confirmo ella.-pero jamás mencionaste que esa persona fuera precisamente tu.
-¿Acaso eso es un problema?
-No. Supongo que no…- casi en un gesto involuntario Kate se ha encogido de hombros.
« No ha cambiado-pensó Julian. »
Ahí estaba Kate, su Kate.
-¿Puedo pasar?- a ella casi le parecía divertido verlo ser tan formal y precavido. Aunque para ser honesta, él siempre lo había sido.
Una nueva ola de vergüenza recorrió la espalda de kate, mientras su ex mejor amigo de la infancia se adentraba en el pequeño departamento que ella llamaba casa.
Los ojos de Julian recorrían la estancia con sumo cuidado, reparando en cada rincón de esta, aquel gesto no era de malicia, y en definitivo no era una mirada de desprecio, solo era curiosidad. Curiosidad Genuina y sin límites. Muchos otros habrían interpretado ese gesto como arrogancia. Pero ella lo conocía mejor que nadie, desde muy pequeños, él ya tenía ese viejo habito, y precisamente, ser observador con las personas, objetos y lugares, era el tipo de cosas que lo ponían a Julian como una persona singular, porque se fijaba en cosas que otros no veían pero que estaban a plena vista, y ella siempre considero eso, como una de sus mejores cualidades.
-Aquí vivo.- dijo Kate con orgullo. Puede que el departamento fuera viejo, y su ubicación estuviera en una zona muy poco privilegiada, pero en su defensa, ella mantenía aquel lugar impecable. Siempre tenia su ropa lavada, doblada y guardada. El polvo sacudido y fuera de sus muebles, la vajilla lavada, y el suelo pulcramente limpio.
-¿Estas lista?-pregunto, Kate se dio cuenta de que cambiaba de tema.
-E-espera…-hablo aquel muchacho que hasta ese entonces se había mantenido callado. No era que fuera una persona tímida, pero la idea de hablar con un hombre que valía su peso en oro le provocaba cierta ansiedad. Y de alguna forma sentía que quería vomitar-Se que ustedes dos han formado una especia de… ¿Trato? ¿Así lo llaman? Pero el matrimonio será falso…- dijo, y solo aquella mención hizo que Julian mirara a Kate, casi como queriéndole decir « ¿Le contaste? »-pero quiero darte una advertencia.- dijo cuando se paro firme frente a el.- si me llego a enterar de que le hiciste algo malo a ella, llamare a la policía, se lo diré a la prensa, se lo diré a todo el mundo. Y yo personalmente será quien vaya hasta tu casa.-eso casi parecía una amenaza. Pero en vez de despertar ira en Julian, como Kate había supuesto, a este pronto se le extendía una sonrisa divertida.
-Ya veo que te importa mucho.- dijo, casi complacido.- es bueno saber que Kate, tiene buenos amigos. Porque sois amigos, ¿no?
-Si. Lo somos. Ella es muy importante para mi. - Julian estudio a Gabriel en silencio, y luego termino de asentir. Mientras se dirigía a la refrigeradora
-¿Puedo tomar algo de aquí?- pregunto.
-C-claro…-respondió Kate casi al instante
Entonces Julian saco dos limonadas. -Toma.- le extendió una a Ganriel.
El muchacho miro la botella sorprendido, y casi por instinto alargo el brazo para tomarla.
-Gabriel, -dijo.-te prometo que jamás hare nada que Kate no desee.-y aquella promesa fue dicha desde el fondo de sus sentimientos, aquellos que eran tan nuevos como antiguos y que de alguna u otra forma, iban y venían, casi sin previo aviso. Era casi una tortura, pero Julian no quería tomarse la molestia de reparar en ellos ahora mismo. No cuando tenia planes ya fijos en los que debería centrarse.
-Te creo.
La despedida entre los dos muchachos fue privada. No fue una despedida rápida, pero tampoco una tan larga. Las palabras que se necesitaban decir fueron dichas, y las que no, bueno, ya habrían otras oportunidades para decirlas.
Antes de irse Julian se volteo.-toma.-dijo mientras depositaba unas monedas en la mano de Gabriel. Eran monedas pequeñas, casi como el suelto de un billete más grande
-¿Por qué?
-Seguro te servirán para la lavandería.
-¡Vaya! Justo estaba pensando en que tenia que ir a lavar ropa- exclamo el muchacho.
Una mirada sugestiva va desde el rostro de Julian hacia Kate. Ella sabia lo que el trataba de transmitirle. Casi diciéndole « Te lo dije. Tengo un don. Puedo leer mentes.»
Cuando salieron hacia el elevador y las puertas se cerraron, Kate sintió como un nudo que había estado formado en su garganta empezaba a aflojarse.- ¿Qué ha sido eso?
-¿Qué ha sido qué?
-¿Las monedas?
-El las quería. -contesta sin siquiera mirarla-al igual que quería esa limonada, le dio sed mientras hablaba.-explico
-No vas a lograr convencerme con eso.
-¿Y cómo lo pruebo?
-Si eso en serio fuera cierto.- dijo ella.- ¿Cómo es que no sabias que Gabriel ya tenia conocimiento sobre la verdad de nuestro trato, que todo será una farsa? ¿Acaso no lees la mente?
Julian por fin se digno en mirarla, y aquello ojos azules parecían traspasarla con la fuerza de todas las olas contenidas del océano. -No funciona así, Kate
-¿Y dime, como funciona, Julian Smith?
-Para leer la mente de alguien, -explica el muchacho-debes hacer que esa persona piense sobre ese algo. Primero debes traer a colisión el tema, y luego el pensara todo lo referente. Y hasta ese momento, el no había pensado en nada de eso.
-…-la mirada de Kate es escéptica, pero no dice nada mas
-Le pregunte a Gabriel que, si ustedes eran amigos, y entonces lo confirme
-¿Cómo?- pregunto ella esta vez
-Porque por su mente pasaron en cámara rápida las palabras « Amiga » « Hermana » « Familia »-Julian guardo silencio. – te ama, para él, tienes el mismo grado de importancia que su hermana.
-¿Cómo sabes que tiene una hermana?
-Porque cuando pensó en ti, automáticamente también pensó en ella. Para el, ustedes son lo mismo. Porque no existe un él, sin ustedes dos.
Kate guardo silencio, aquellos sentimientos que el describía parecían casi tan hermosos, y cargados de sentimientos ¿Cómo podía el inventar todo aquello?
-Hay sentimientos de por medio, -aclaro Julian.-pero al menos por parte de él, no son de un vínculo romántico,
-¿Y acaso importaban que lo fuesen?
Julian guardo silencio solo unos segundos. Y el momento casi pareció olvidarse, aquel momento en el que la duda se había sembrado en su cabeza.-no, por supuesto que no.
Cuando salieron del ascensor, Julian le indico el recorrido hasta su auto. Donde, el chico vestido de uniforme, que seguramente era el chofer les abrió la puerta. No hablaron mucho durante el trayecto, a decir verdad casi parecía que los dos estaban compitiendo por cual lograba ignorar más al otro. Una competencia que Julian perdió cuando llegaron a la gran mansión.- Te enseñara tu habitación.- dijo señalando a una mujer.-Mañana por la noche será la boda
Kate pareció ignorar este hecho.
-Y desde mañana-continuo Julian.- empezaras a trabajar en la empresa. Eres ingeniera comercial, así que tu puesto debería estar en un área contable, financiera, o en recursos humanos.
-¿Cómo sabias que ya soy ingeniera? Jamás te lo dije.
-No hay que leer la mente para saber eso. Desde pequeña es lo que siempre quisiste estudiar, ya que tu padre también lo era, y no era un secreto para nadie el saber lo mucho que admirabas a tu padre.
-¿El hecho de que ya estoy graduada?
-Calculando tu edad, es el rango promedio en que la gente se gradúa si inicia a tiempo..
-Eso no responde al porque sabes que de verdad lo hiciera. Una cosa es que de pequeña lo deseara, pero ¿Cómo saber que lo haría de verdad?
-Kate, desde que te conozco, tú siempre has cumplido lo que te has propuesto. -aquellas palabras, aunque hayan sido dichas con una simpleza absoluta, por un momento abrigaron su corazón. Antes, no era raro que Julian elogiara su variedad de cualidades. Pero eso fue antes, y solo eso le permitió pensar a ella, que quizás aun hubiera esperanzas de recuperar algo; algo que se había perdido ya hace mucho tiempo.
-Dime en que área deseas trabajar y se te dará un lugar.
-He hecho pasantías ya antes en empresas
-¿Aria?
-Talento humano.
-¿Esa es el área que quieres?
-Si.
-Pues esa es la que tendrás, considéralo un hecho. – Julian mira hacia la casa-Espérame en la noche, cenaremos juntos.
***
Cuando Julian volvió a la empresa, le costo mucho concentrarse en su trabajo. Casi inconscientemente se encontraba inquieto mirando el reloj, casi deseando que las horas mágicamente pudieran transcurrir mas rápido.
-La señorita Amber desea verlo.- su fiel asistente, la señora Harrison había entrado, tan distraído estaba que ni siquiera escucho cuando toco.
-¿Qué necesita ahora?
-Espero se lo diga a usted, señor Evans.- dice mientras su cara demuestra desespero, era más que obvio que no era fácil para nadie tratar con aquella chica.
-hágala pasar.- soltó Julian casi resignado.
La esbelta figura de una mujer asomaba por el marco de la puerta -Mi querido señor, -sonrió -Evans-una mirada lenta cae en el cuerpo de Julian -hoy esta más atractivo que nunca- el tono de la chica trataba de ser melodioso, que a oídos de otros hombros podrían haber dado fe de que lo era, pero para Julian, aquello no significaba nada, y encontraba todo aquel acto empalagoso y adulador. Y a él nunca le había gustado la gente aduladora.
-Puedes pasar.- dijo señalándole el asiento.
La chica entro a paso lento, casi con la intención de demostrar todas las curvas que se formaban a través de su vestido rojo. Quizás se lo hubiera puesto para lucirlo ante Julian, o quizás, solo quizás, había sido una mera coincidencia del destino, después de todo, la sesión de modelaje había sucedido hoy. Y a parte de eso, precisamente Amber, era una de las anfitrionas mas reconocidas en los eventos que organizaba Julian en sus clubs.
-¿En que puedo ayudarte?- dijo julian, con la voz de quien repite una línea que ya se sabe de memoria.
-Ha terminado ya la sesión. Esta es más una solicitud informal.-sus pestañas caen de arriba hacia abajo – Me preguntaba… ¿estas libre hoy en la noche?
Julian podía leer todas las palabras que pasaban por su mente.
«Julian » «Guapo » « Mio » «Dinero » « Mucho dinero » «Ardiente » « Sexo »
Antes, Julian luchaba por ocultar la sorpresa que los pensamientos de otra gente causaban en él, ahora, con el tiempo, casi se había vuelto un genio al burlar las emociones de su propia mente, incluso tal vez las de su propio corazón.
-¿Quisieras salir a una cena conmigo?-sus labios rojos se movían con una fingida sensualidad. -Podría ser una noche memorable.- y sus ojos esmeraldas no desconectaban los suyos.
Julian tuvo que esforzarse para poner buena cara, no era que no le alagara que una chica hermosa se fijara en él, es solo que, la gran mayoría que lo hacía, venía con intenciones ocultas atrás, una de ellas, y la más importante, eran los millones de dólares que tenía en sus activos-Amaría ir contigo.-dijo sonando muy convincente, y luego solo apenado.- pero me temo, que hoy he agendado algo importante. Siento mucho no poder acompañarte
-Oh… eso es una lástima-dijo- pensaba que a lo mejor la noche entre nosotros hubiera sido realmente larga
« Sexo »-vuelve a pensar. Eso es lo que le esta insinuando, lo que está sugiriendo que pasaría si aceptase ir con ella.
-Sigo teniendo la agenda llena.- remarco Julian -pero agradezco tus servicios por el día de hoy en la sesión. Te daré un incentivo por tu gran trabajo y esfuerzo. - el rostro de la chica pareció iluminarse con eso
«Dinero »
Y pronto ella dejo de insistir.
Amber se levanto de la silla, y mientras caminaba a la salida, Julian pudo apreciar su cabello dorado, todo liso y sedoso. Su belleza era algo que no se negaba. Pero no era lo que Julian quería. No era lo que Julian buscaba, o necesitaba. Y pronto añoro la belleza de lo simple. El cabello de Kate era castaño, un marrón de lo mas corriente y ordinario, su cabello ni siquiera era liso. Mas bien una mezcla de eso con lo ondulado, su cabello siempre caía formando unas leves ondas hacia atrás. Y sus ojos, marrones, siempre tenían la tendencia de transportarlo a otro universo. Uno mejor. Uno en el que, el jamás se mudo, uno en el que ellos crecieron juntos, uno en el que ella seguía siendo suya.
***
Durante la hora de la cena, cuando Julian llego a casa, se sorprendió de ver a Kate sentada en la mesa esperándolo, la escena, casi parecía sacada de un sueño. Tanto así, que Julian tuvo que parpadear varias veces para asegurarse de que no dormía.
¿Pero de que se sorprendía? ¿Acaso no era el quien le había pedido que esperase por él? Y eso era precisamente lo que Kate había hecho.
Por alguna razón ella no hablo mucho. Y por alguna otra razón, que el propio Julian desconocía, él tampoco lo hizo. Sin embargo, no era un silencio incómodo, más bien parecía un silencio compartido. En realidad, no le importo, después de todo, lo único que realmente importaba es que estaban juntos. Y cuando ella hablo para decir las buenas noches, Julian sintió que iba a tener que sostenerse de la mesa porque se sentía casi liviano, como si pudiera salir flotando lejos de la mesa en cualquier momento. Como si tuviera que poner los pies en el suelo, para asegurarse de que aún estaba en tierra.
-Buenas noches.- se oyó diciendo.
Kate desapareció por el rellano de las escaleras.
Y por primera vez en mucho tiempo se sentía vivo, casi a rebosar de sentimientos, como si su corazón se hubiera expandido, y casi parecía imposible que aquel inmenso corazón pudiera caber en un espacio tan pequeño en su pecho.
A la mañana siguiente, cuando Kate abrió los ojos, lo primero que noto fue al chico parado a su lado.Pego un brinco fuera de la cama casi como si le llevara la vida en ello. -¿Q-qué haces aquí?- pregunto más sobresaltada que otra cosa-Pensé que había quedado claro la idea de que yo vivo aquí-Julian.-el tono de Kate era severo-Venia a levantarte.- contesto el chico con simpleza, mientras una de sus manos viajaban a sus muñecas donde se ajustaba un reloj que seguramente valía mas que el antiguo departamento de Kate.-llegaras tarde a tu primer día de trabajoAquella mención hizo eco en Kate.« No puede ser – pensó Kate - ¿Acaso se había quedado dormida? »Su mirada viaja al reloj que reposaba en el velador a lado de su cama. 7:40 am-Tu trabajo inicia a las 8am.-informo este cuando dio media vuelta – Y ya que ni siquiera has desayunado, quizás prefieras empezar desde mañana-¡No!- se apresuro a decir la chica – por favor… quiero hacer esto bien. Disculpa por quedarme dormida, Te aseg
-¡¿Qué quieres que haga que?!- Ethan no podía creer lo que Julian le estaba sugiriendo-Dijiste que ayer mantuviste una conversación amigable con Kate-¡Si!- dijo casi exasperado – y te lo dije, para que tu estuvieras tranquilo, ya que te veías bastante preocupado porque ella se sintiera incomoda, y no se adaptase a la mansión.-Lo sé, pero… solo necesito el sábado.-Julian.- lo corta Ethan– soy tu amigo, pero no te harás pasar por mi para poder hablar con ella-¿Por qué no?- pregunta este sin comprender -Lo haría muy bien, de hecho. Ya casi te tengo imitado, mira- le pide. Julian hizo una pose extraña fingiendo estar despreocupado.-Parece que quieres ir al baño-¿Quién quiere unas pizzas?- dijo Julian tratando de imitarlo, ignorando por completo el comentario anterior.-En definitivo.- dijo Ethan mirándolo perturbado – tu ya enloqueciste.La mirada del rostro de Julian, pasa del fingido relajamiento, a una de impaciencia – ¡Pero es la única forma!-Debes gustarle por ser tu. – lo
El viernes por la mañana, Kate, Ethan y Julian se encontraban desayunando en una gran mesa que se encontraba en el centro de un gran salón.-El domingo habrá una reunión importante, donde se juntaran muchos CEOs de la industria.-informo Ethan mirando hacia Kate – a estas alturas, las fotos del día de ayer, ya se han de haber regado por todos los periódicos, la televisión estará hablando de ello ahora mismo.-¿Es una fiesta?-Un evento para hablar de negocios, y de paso, presentarte en sociedad.- hablo Julian sin siquiera mirarla. Él le había dado un sorbo a su café. Kate odiaba el café. Lo consideraba una cosa demasiado amarga para poder ingerirla, la gente normalmente le decía que tan solo le metiera azúcar, ¡Métele azúcar Kate! pero ella sentía que por más azúcar que le agregara, no podía sentir que eso cambiara de sabor.A diferencia del día de ayer, hoy la mesa estaba repleta de comida. Visualizar el contenido de la mesa, era lo mas parecido a pasar por una panadería en las mañana
La mañana había llegado, y consigo nuevas esperanzas para Julian.Cuando se apresuro hasta su habitación, esta vez decidió tocar.Espero pacientemente, pero nadie contestaba. Lo volvió a intentar, pero el resultado fue el mismo. Una duda paso por su mente unos instantes, pero luego esta se disipo dejando paso a una audacia antes desconocida.Giro el pomo de la puerta adentrándose en la habitación. Pero no había rastro de Kate por ninguno lado. « ¿Acaso ya habría bajado y él no lo había notado? »Estaba por irse cuando un ruido lo sobresalta.« ¡Madre mía! ¡Era Kate! ¡Saliendo del cuarto de baño! »Sus ojos se sorprendieron al verlo. Ambos casi congelados en ese instante. Pero fue allí, cuando Julian, desvío su vista de sus ojos, y fue a fijarse a algo más abajo.¡Estaba en vuelta en una toalla de baño! Claramente, no había nada de ropa allí debajo.-Y-yo…-¡¿Pero que rayos?! ¡¿Acaso ninguno de ustedes sabe tocar?!Julian se da la vuelta avergonzado al instante. -K-kate… perdona…. Creí
Julian había dormido pésimo la noche anterior, para ser honestos, apenas y había dormido. Cuando trataba de reconciliar el sueño, este se plagaba pronto de pesadillas y despertaba al instante. Recuerdos de su pasado, acontecimientos de su niñez, y por último estaba Kate. Ella había aparecido en todas y cada una de ellas, era el factor común. Ella diciéndole que no lo amaba, ella besando a Ethan, ella besando a alguien más, a quien sea que no fuera él. En la gran mayoría de ellos, Julian sentía hervir su sangre por dentro, una parte de sus sentimientos dolía cuando lo presenciaba y otra se llenaba de pura amargura.En la mañana, cuando todos se sentaron a desayunar, él no podía dejar de dar vueltas en su cabeza acerca de sus sueños. Solo pensando en el recuerdo de Kate. Aun, cuando la verdadera Kate, la de carne y hueso se hallaba sentada junto a él.-¿Julian?-Ah….- la voz de Ethan pareció sacarlo de su ensoñación al muchacho. -¿Qué?-Kate te esta hablando.- dice, y en su gesto puede
Cuando Julian la vio en lo alto de la escalera tuvo que contener la respiración. Ante los ojos de Julian, Kate siempre había sido deslumbrante y brillante bajo un concepto de admirable inteligencia, pero el día de hoy Kate era hermosa en un concepto de pura belleza. Aquel cabello castaño caía en hondas por sus hombros hasta mas abajo, y aquel vestido blanco lleno de perlas y brillantina la hacia sobresalir del resto de un modo casi inhumano. Una belleza inalcanzable, piel tersa y rasgos finos. El pecho de Julian se inflo de orgullo al solo verla, después de todo, ella era ahora su esposa. -¿Va a presentarme con ella también?- aquella voz a su lado lo sobresalto, casi había olvidado que se encontraba con Amber sujeta de su brazo.Amber había visto a la chica de un modo receloso, y de alguna forma una irritación creía dentro de ella, pero se vio en la obligación de disimular aquel gesto, bajo su perspectiva ella era mucho mas hermosa que Kate. Después de todo, era ella la que poseía e
Luego de un silencio prolongado, Kate toma la valentía para poder preguntar la última duda que ronda por su cabeza -¿Y lo de la sangre? ¿Por qué se pinchan el dedo?En un gesto casi involuntario la mano de Julian viaja hacia su pulgar, acariciando la herida.-Es una prueba. Solo para saber que de verdad eres tú. De alguna forma, podrías ser un trasgo tomando tu forma. Si la sangre es roja, eres humano. Si la sangre es azul, eres un trasgo.-Bastante especifico. – opina KateJulian la mira y de pronto empieza a caminar hacia ella. Cada paso que da es decisivo y firme. No hay duda, no hay vacilación. Aquel gesto hace que Kate inconscientemente retroceda un par de pasos -¿Q-que…?Cuando llega a la altura de su ojos, ella se sorprende al sentir un agarre en su mano.-no se ve mal.- informa Julian cuando tiene la mano de Kate a la altura de sus ojos.De su traje nota como saca una pequeña curita y procede a colocársela en el dedo herido. Kate solo mira fascinada como su dedo es envuelto con
Una figura se mueve alrededor de toda la gente, toda esa gente tan ignorante, sumergida en sus pequeños mundos llenos de prioridades.Charlie lo aborrecía. Odiaba la superficialidad, y después de todo ¿Cómo no hacerlo? El era horrible por fuera, lo sabía. El hecho de lucir un rostro hermoso solo era una simple fachada, cualquiera en el mundo mágico sabia lo que el era con tan solo verle.Cuando choco contra el tipo de la capucha este le grito casi con rabia-¡Muévete de aquí!-, luego añadió en un gesto despectivo-chico trasgoEntre avergonzado, y ofendido, este dio unos pasos para atrás. ¿Pero que importaba? Había conseguido lo que quería.Cuando se alejo lo suficiente saco la cartera del hombre. Conto los billetes y el resultado no le fue muy satisfactorio -¿Era todo lo que tenía? – se susurró así mismo.No es que la idea de robar le era encantadora, y menos el hecho de que el fuera un ladrón adolescente en potencia. Simplemente lo hizo por el impulso de la necesidad que aún no lograb