Capitulo 5

A la mañana siguiente, cuando Kate abrió los ojos, lo primero que noto fue al chico parado a su lado.

Pego un brinco fuera de la cama casi como si le llevara la vida en ello. -¿Q-qué haces aquí?- pregunto más sobresaltada que otra cosa

-Pensé que había quedado claro la idea de que yo vivo aquí

-Julian.-el tono de Kate era severo

-Venia a levantarte.- contesto el chico con simpleza, mientras una de sus manos viajaban a sus muñecas donde se ajustaba un reloj que seguramente valía mas que el antiguo departamento de Kate.-llegaras tarde a tu primer día de trabajo

Aquella mención hizo eco en Kate.

« No puede ser – pensó Kate - ¿Acaso se había quedado dormida?

»

Su mirada viaja al reloj que reposaba en el velador a lado de su cama. 7:40 am

-Tu trabajo inicia a las 8am.-informo este cuando dio media vuelta – Y ya que ni siquiera has desayunado, quizás prefieras empezar desde mañana

-¡No!- se apresuro a decir la chica – por favor… quiero hacer esto bien. Disculpa por quedarme dormida, Te aseguro que no volverá a pasar. -ella no sabría decir si fue por el tono desesperado de su voz, pero Julian pronto la mira, casi estudiándola -Te demostrare que soy digna del trabajo.-se apresuró a decir, una vez se aseguró de que tenía toda su atención.

Los labios de Julian se curvan levemente, eso casi parece una sonrisa. -En ese caso, te espero a las 9:30 en oficinas.- fue lo último que dijo cuando lo vio desaparecer de la habitación

Kate se apresuro a vestirse, cuando abrió la puerta dando entrada a lo que era su armario no pudo evitar volver a sorprenderse, a pesar de ya haberlo visto el día de ayer. Aun no cabía en su cabeza que la ropa fuera tan importante como para tener su propio cuarto. Era ridículo. Y todo en el de igual forma, ridículamente caro.

Eligio un vestido formal blanco, Y encima se colocó un lindo blazer de color celeste cielo. Nunca se imagino ser capaz de poseer tanta ropa, ropa proporcionada por Julian. De alguna forma se sorprendía de que el supiera su talla, o que en tan poco tiempo haya podido comprar tanta ropa para ella. ¿Por qué tomarse siquiera tantas molestias?

Luego de maquillarse, se apresuro a salir de su habitación.

-¿Kate?- una voz la sobresalto por el pasillo.

Ella dio media vuelta siguiendo el sonido de aquella voz -¿Julian?

-Ethan.- le corrige el, mientras le regala una de sus tantas sonrisas. -Se que me parezco mucho a él, pero no soy un caso aislado. -él lo piensa -Has oído hablar de, ¿los gemelos Weasley? Se conocieron en la audición.

Cuando ella lo mira, estudia su ropa, claro, Julian no podía haberse cambiado tan rápido ¿o sí?. – Debí suponerlo.-ella lo mira suspicaz. -¿Qué haces aquí?

-Yo vivo aquí.- esa respuesta casi la deja sin habla, Julian jamás menciono nada de eso.

Luego de estudiarlo otros minutos se atrevió a preguntar -¿Acaso eres su gemelo perdido? ¿Un clon malvado? ¿Acaso Julian se clono a si mismo?

Eso parece hacerle gracia a Ethan -No creo que el dinero pueda comprar un clon.

Kate pensó en toda la ropa en su armario, todas las joyas en él, todas los cuadros, y en la inmensa mansión.- ¿Bromeas verdad?

-Hay cosas que el dinero no puede comprar-le asegura el.

Ella no respondió

-Con el dinero compras ropa, carros, casas.-dijo como ejemplo este

Kate pensó, en un modo retorcido, que ella era una de esas cosas que el dinero sí que pudo comprar.- Y a mí- dijo.- aquí estoy yo como prueba de que puedes comprar lo que sea.

Aquella respuesta hizo que a Ethan se le borrara la expresión del rostro, esta fue reemplazada por una mirada seria, que hasta ese entonces Kate no conocía – Tu no has sido comprada

-¿Ah no? Por como yo lo veo, no hay mucha diferencia

El niega con la cabeza – No puedes comprar amor, no puedes comprar afecto, no puedes comprar sentimientos. No puedes quitar aquello que se entrega voluntariamente.

-Bueno, estoy por casarme ¿no?

-Eso no significa nada, un papel en blanco no vale más que un corazón.

-¿Entonces?

-Y tu corazón vale mucho, Kate.

A ella le hubiera gustado soltar una respuesta ingeniosa y sarcástica como “por supuesto que vale mucho, vale como 90 mil en dólares en el mercado negro” pero simplemente no pudo. Aquella frase simplemente la había dejado sin palabras, es decir, no conocía a ese chico, pero de alguna forma ella estaba agradecida. -Esta bien.- desvía la mirada -debo irme.

-Si vas de salida, estas en el camino correcto.- dijo – te llevare en el auto

-¿También vas a la corporación?

-No exactamente. Solo voy de paso.

Cuando el chico bajo las escaleras, ella se apresura a seguirlo. En algún momento mientras bajan, el muchacho le extiende un paquete.

-¿Qué es eso?

-Julian me dijo antes de marcharse que me asegure de que tu desayunes algo, te traje una tostada.

Ella lo mira asombrada

-¿Qué? ¿Acaso te sorprende que yo sepa lo que es coger una rodaja de pan, cortarla y meterle un queso?

-Pensé que los ricos comían cosas más extravagantes.- dice Kate permitiéndose ser honesta al opinar sobre una clase de vida que ella no conocía.

-¿Qué piensas que comemos? ¿Caviar en el desayuno?- la risa de Ethan inunda el salón. Kate se sonroja sin poder evitarlo. -No sientas vergüenza, a decir verdad, seguramente debe haber algún loco millonario que lo haga.- dice – pero para ser justos, el millonario no soy yo.

-¿Tu no eres rico?

-Julian es rico.- dice -yo solo soy… algún tipo de consciencia que lo ha llevado al éxito.

Es uno de los comentarios mas raros que cree haber escuchado Kate, pero no lo discute.

-Aunque para serte honesto, el preguntar por nuestro dinero no suele ser un tema de conversación frecuente entre gente de status alto.

-¿Ah no? Siempre pensé que esa gente se preocuparía por cuanto millones mas reúneme al año, y agregan a su colección.  

-Estas sonando como alguien banal

-Ser rico ya de por si, suena bastante banal

Ethan vuelve a reír- Sabes, tienes un gran sentido del humor

-Y tu me recuerdas mucho a alguien

El para de reír, y la mira muy atento -¿A quién?

-Me recuerdas a Gabriel

-¿Es tu novio?

Esta vez fue el turno de Kate de reír.- no lo creo.- dice divertida – es un amigo, que creo compartiría tu sentido del humor.

-En ese caso, algún día tendrás que presentármelo.

Cuando llegan a la entrada principal de la casa, y cruzan el jardín hacia las puertas de entrada, ya han hablado de por lo menos ocho temas diferentes.  La conversación entre ellos es fluida y sencilla. Por alguna razón, Kate logra identificarse mucho con Ethan.

-Sube.- después de darle su mano, ayudándola a entrar, Ethan se apresura a hacer lo mismo.

-Ya sabes a donde Marcus.-dice al chofer. El cual no pierde tiempo y se pone en marcha.-¿Y estas lista para la boda?- aquella pregunta parece traer a Kate de vuelta a la realidad, aunque la verdad era muy difícil irse de ella, después de todo, siempre estaban todas esas cosas lujosas rodeándola como para olvidarla así de fácil de ella. En eso tenía que darle crédito a Ethan por hacérselo olvidar en esos pocos minutos que llevaban conversando.

-Casi olvido que es hoy.- ella lo piensa -¿Tu estarás allí?

-Eso depende.- dice dudando.- Tengo cosas que me mantendrán ocupado, lo mas probable es que no alcance a llegar.

 Kate no puede evitar poner una cara de decepción, no conocía al chico lo suficiente para llamarlo su amigo, pero por el momento le había caído muy bien.

 -Hubiera sido bueno tener una cara conocida

-tendrás una cara conocida- le recuerda el -la de Julian.

Esa frase se estrella de frente contra ella. « Por supuesto. ¿Qué mejor cara conocida que la suya? Pero eso no era un consuelo, después de todo era aquella cara la que se supone que hoy debía besar luego de pronunciar su “si acepto.”

»

Cuando llegaron a la entrada del gran edifico, ella se despidió. Y cuando estuvo sola contra el nuevo mundo que se cernía enfrente de ella, tuvo miedo. Kate tuvo que cerrar los ojos, y contar hasta diez en su cabeza antes de armarse de valor y entrar.

***

Rosy Rosales se encontraba en la oficina de Julian cuando Kate entro por esta.

-Oh… losiento… no sabia que se encontraba con alguien- dijo Kate esforzándose en sonar como una persona formal.

-No pasa nada.- le tranquilizo Julian. Apenas la había visto entrar sus ojos se habían desviado de Rosy para fijarse en ella. -Kate, te presento a la señorita Rosy Rosales. Es una de mis modelos, y anfitrionas de mis eventos.

Kate recorrió a la chica con la mirada; concluyo que era hermosa.

Los ojos ambarinos de la chica se fijan en ella, pero por alguna razón lo que más llama la atención de Kate se encuentra más abajo. Y vaya que era voluptuosa. Ah decir verdad, Kate siempre quiso poder poseer aquel rasgo tan llamativo en ella misma, lamentablemente su genética no ayudaba demasiado.

-¿Luzco bien?- pregunto la chica antes de irse. Esta miraba hacia Julian.

-Claro, como un hermosa día soleado.- le sonrió de vuelta. Y con esa confirmación, Kate vio desfilar sonriente a la chica fuera de la oficina.

-No sabia que tenias compañía.- dijo cuando se acercó y tomo asiento.

-Primero, solo como consejo. Antes de sentarte en cualquier lugar, debes preguntar antes si puedes hacerlo.

-¿No podía hacerlo?-sus ojos castaños lo miran confusa

-Cuando estés conmigo a solas, puedes hacer lo que desees. Sin embargo, cuando estés en sociedad es mejor tener cautela por todo. -Kate solo lo escucho atenta- segundo, tendrás que aprender a diferenciar entre humanos y otras clases

-¿Otras clases?

-En mi compañía,-dijo poniéndose de pie.- hay gente de todo tipo. Doy alojo a toda clase de gente.

-¿Qué quieres decir?

-Bueno, la chica por ejemplo

-¿La de hace un rato?

-Es un trasgo

-¿Qué es un trasgo?

-Criaturas bastantes cuestionables de belleza.

Ella lo mira confusa – pues yo la vi bastante bien.- dijo una muy honesta Kate.- de hecho, yo le cuestionaría todo, menos la belleza.

-¡Exacto!- dice Julian- y eso es lo que debes contestar siempre que te lo pregunten. Tienen una fascinación por tomar la forma de gente hermosa, y mientras ellos estén felices, representan ganancias inmensurables

-Estas volviendo a hablar de números-le recuerda Kate casi aburrida

-Kate, pronto serás mi esposa- aquella afirmación hace sonrojar a Kate, un rojo demasiado intenso para ser natural – por lo tanto, mandaras en esta compañía tanto como yo. Deberás aprender a entender, y comprender la diferente clase de gente que habita en este mundo, y principalmente en esta empresa.

-Lo sé, pero… ¿te estas escuchando? Ahora no solo me dices que lees la mente, ahora me dices que hay… ¿Trasgos? ¿Algo así como una cosa que cambia de forma?

-Tu eres parte de este mundo, y ante el consejo, somos todos iguales.

Por esos segundos ella solo se siente mareada. -quizás debamos ir mas despacio.-le pide.

-En ese caso, será mejor que te muestre.- el camina hacia la puerta- sígueme.

Ella camina atras de él, haciendo un recorrido oficial por el inmenso edificio.

-El es Ernesto, de contabilidad.- dice – es un sparkle

-¿Qué es un sparkle?

-Una raza de cerebritos.-dice mientras lo saluda de lejos.- Poseen el IQ más alto dentro de todo el submundo

-¿Submundo de qué?

-Su raza provenía del fondo del océano, logramos recuperarlo a él.

Kate pensó que quizás sí que podía recuperar algo del fondo del océano. Posiblemente allí fue donde Julian perdió su cerebro.  

« ¿Dónde te dejaste el buen juicio? »

Y solo eso le permitió preguntarse de nuevo « ¿Dónde rayos se estaba metiendo? »

-Ella, en cambio es…

-No me digas. ¿Una quimera?- le interrumpe Kate casi abrumada

-Eh… no.- dice – Ella solo es Rebeca, es la jefa de recursos humanos.

-¿Así que si hay humanos?

-Casi todos lo son.

-De acuerdo- dice ella – tratare de adaptarme a tu… - ella piensa con cuidado cual es la palabra correcta – realidad.

-Te dejare con ella, para que te enseñe, cuáles serán las tareas de tu puesto. Con esfuerzo y trabajo, pronto podrás ascender. - Julian hace ademan de irse, pero luego se detiene – No olvides que la boda, es hoy al salir del trabajo.

***

 Kate estuvo ansiosa todo el resto del día. Por el momento prefería ignorar los delirios de Julian acerca de que en el mundo existían criaturas mas allá de la raza humana. Y principalmente, de la boda, el trabajo que le asignaron logro distraerla por todas esas horas. Pero lo siguiente que venía era inevitable.

Al salir del trabajo, se sorprendió de ver que Julian había estado esperando por ella en la entrada del edificio.

Sus ojos azules lucían siempre la misma mirada, casi imperturbable, como si lo que estaba a punto de suceder apenas llegaran a su gran mansión no fuera nada. Kate se obligo a si misma a recordar que para Julian esto no significaba nada. No mas que agregar unas cuantas ganancias más a sus bolsillos.

Ella pensó que el camino hacia casa seria callado, al igual que la ultima vez, pero aquellas esperanzas se rompieron cuando Julian hablo. -Tengo que hacerte una pregunta

El sonido de su voz hace que Kate levante la cabeza casi instintivamente hacia el -Dime- de alguna forma estaba demasiado nerviosa para contestar con una frase mas larga

-Recuerdas que en tu departamento le pregunte a Gabriel si ustedes eran amigos.

-Si. -contesta -Según recuerdo, dijiste que leíste su mente.

-Lo hice.- le confirma- Y de ese modo descubrí, que él no tenía sentimientos románticos hacia ti en ese sentido.

-Lo recuerdo

-Pero eso aun no responde una pregunta- dice mirándola

-¿Cuál?

-¿Qué hay de ti?

-¿De mí?

-Si ¿Qué hay de ti? Se que a Gabriel no le gustas tú en ese sentido, pero, ¿Qué hay de tus sentimientos, pequeña Kate?

-Mis sentimientos…-murmura ella confundida

-Yo no puedo leer tu mente.- dice Julian – Así que ¿Qué hay de ti?

Es una pregunta directa, demasiado directa. Kate guarda silencio, más por el desconcierto que por la duda

-¿Tu lo amas a él?- la mirada de Julian es intensa sobre ella, casi como si aquellos ojos pudieran arrebatárselo todo, incluso hasta su propia alma.

-Estamos por casarnos ¿Por qué eso seria importante?

-Importa.- aseguro Julian. -Tu corazón importa.

« Tu corazón importa » Eso es lo que Julian había dicho. De alguna forma era conmovedor pensar que él se preocupara por ella en algún sentido.

-Mi corazón no le pertenece a Gabriel- le dice ella, y algo en el cuerpo antes tenso de Julian parece relajarse – no estoy abandonando a nadie por hacer esto, puedes estar tranquilo.

Cuando llegan a la mansión, a Kate la están esperando un monto de mujeres, que proceden a arrastrarla escaleras arriba para vestirla y maquillarla. Y finalmente la hacen bajar tan rápido como subió. 

En algún lugar de la mansión habían decorado un inmenso salón. Habían cámaras por todas partes que filmarían parte de la ceremonia, y sacarían fotos.

-¿Ya estas lista?- la voz de Julian le retumba en el corazón.

-Si.- la mirada de Julian recorre a Kate

-Fue una buena elección de vestido. - dice valorando la vestimenta

-Yo no lo elegí. - dijo kate

-Lo se.- dice – yo lo hice.

Aquello hace que Kate lo mire aún más desconcertada, sumergiéndolos a los dos en un silencio arrollador.

-¿Podemos empezar la ceremonia?- hablo un chico.

Julian asintió un si con la cabeza, y procedió a acercarse al estrado. Kate hizo lo mismo. Y ambos posaron, mientras todo el mundo tomaba fotos. Los flashes eran casi abrumadores. Mas que sentirse en una boda, Kate se sentía como en el rodaje de una película, todo falso, todo poses, todo artificial. El padre que habían contratado, solo lo filmaron recitando la ultima parte de la ceremonia.

-Julian Evans ¿Aceptas a Katie, como tu esposa, en la prosperidad y en la adversidad,

en la salud y en la enfermedad para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

Los ojos de Julian se fijan en ella cuando lo escucha decir un – Acepto.

-Katie Wood ¿Aceptas a Julian, como tu esposo, en la prosperidad y en la adversidad,

en la salud y en la enfermedad para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

Cuando Kate lo mira, no puede evitar sentir un hilo que tira de ella hacia él. Siempre lo había recordado como un niño sonriente y certero. Julian siempre decía las cosas de frente, y su ingenio era una de sus cualidades más atractivas, su habilidad para defenderla a ella del mundo siempre la conmovía, siempre protegiéndola, abrigándole el corazón, porque Julian era su corazón.  Antes solía pensar que él y ella estarían juntos para siempre. Incluso más allá de la muerte.

-Acepto.- y los ojos de Julian parecían resplandecer en el brillo de la noche, tal y como en el primer día que lo vio en aquella fiesta de su mansión.

-Puede besar a la novia.

Kate ya había supuesto que en toda boda debía de haber un beso, por alguna razón esa era la prueba de dicha unión. Sin embargo, no se esperaba que de verdad tuvieran que hacerlo, después de todo, aquello no era una boda real.

Ella miro a Julian en busca de respuestas, no era que le diera mucha importancia a eso del primer beso, Kate nunca había besado a nadie antes, sin embargo, le preocupo la idea de hacerlo todo mal frente de Julian. Quizás si hubiera tenido mas experiencia antes…

-Losiento.- dijo- no se hacerlo…

Julian la miro con expresión preocupado -¿Qué cosa?

-Lo del beso…- dijo apenada, su mirada era triste y el suelo era su elección favorita para fijar la vista en esos momentos

Lo que Kate no sabía, e inconscientemente ignoraba, era que Julian jamás había dado su primer beso tampoco. Después de todo, el la había estado esperando durante todos esos años.

Cuando Julian miro a Kate una sombra de empatía cruzo por su rostro- acércate.- le pidió.

Aun confundida, ella accedió. -Toma una foto desde este angulo.- pidió al fotógrafo – así parecerá que nos estamos besando.

Kate lo estaba mirando sorprendida, sus rostros estaban tan cerca el uno del otro, pero sin rozarse siquiera. El cabello de Kate caía en cascadas a sus costados, y uno de sus mechones lograba rozar la mejilla de Julian. Ella olía a rosas y jazmín. Y en ese momento, Julian pensó, que de seguro no existía un olor más delicioso que ese en la tierra. Y deseo haber estado rodeado por mas tiempo de ese olor, que todo su cuerpo se mezclara con el suyo, para que, al verse embriagado de aquel perfume, solo así; poder volver a sentirse completo.

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