Me llamo Annie, tengo dieciséis años y estudio en la preparatoria Sweet Armonis. Hace poco mi familia y yo nos mudamos a un pueblito costero por una oferta laboral a mis padres. Ellos son ingenieros navales y fueron contratados por la empresa pesquera que, por lo que escuché, el día que se vaya a la quiebra el pueblo caerá junto con ella.
Así fue como me matriculé en la nueva preparatoria.
El día había comenzado, la alarma de mi celular sonó advirtiéndome que era hora de levantarse para asistir a mi nuevo instituto; mientras mi Nokia vibraba y emitía sonidos de campanas de alerta en mi mano, me desperecé en mi cama, tratando de que la sangre vuelva a fluir por mis extremidades. Me senté en el borde y mi cabellera de rizos castaños se expandió por todos lados, protestando por levantarse temprano. Me froté un ojo y salí de mi cama para ir al baño.
Me arreglé y decidí que ropa usaría en mi primer día en la "prepa" nueva. Luego de tirar todo el ropero abajo me decidí por una falda tableada negra con una hermosa camiseta Rose y balerinas blancas.
Al bajar a desayunar me di cuenta de que mis padres aún no se habían levantado. Ellos trabajaban hasta tarde en la noche así que decidí no despertarlos y salir para el instituto antes que se haga más tarde. No quedaba muy lejos de casa y podía ir caminando sin problemas.
Pude apreciar con más detalle lo pintoresco del pueblito, una hermosa fachada colonial decoraba el frente de las casas de la zona, excepto la mía, que tenía una fachada más moderna que el resto y desentonaba con la armonía colonial del lugar. Era un lugar muy tranquilo, con una bonita playa para pasar las tardes y cazar alguno que otro atardecer, para llegar a ese lugar había que subir unas dunas dignas de la mitología egipcia. Había un sector comercial con tiendas locales, un pequeño mall y sólo había un McDonald's. Cuando uno piensa que tenían en la cabeza mis padres para aceptar un puesto de trabajo en la única empresa importante que existía automáticamente la respuesta es: El salario debe ser muy pero muy bueno.
En veinte minutos ya estaba en la puerta de la preparatoria Sweet Armonis, era un edificio moderno con muchas aulas y una hermosa arboleda.
Observé a los que iban a ser mis compañeros de ahora en más, los grupos estaban bien marcados: porristas, artistas, rebeldes sin causa, plásticas, estudiosos, nerds y gente común y corriente.
Finalmente tomé aire y entré con el pie derecho para comenzar con buena suerte esta nueva etapa. Una vez dentro saqué el papel que la directora le había entregado a mis padres al momento de la inscripción: Debía ir al salón de delegados para recibir mi orientación, mi Lista de Libros, mapa, horario y combinación de la taquilla. Pero no sabía ni donde está el salón de delegados. Iba a tener que preguntarle a alguien...
Intenté acercarme a unas chicas muy animadas que hablaban de los planes del fin de semana, pero antes de abrir la boca se fueron de allí. Vi otro grupo de muchachos muy guapos, pero nuevamente se fueron hacia otro lado. Maldición, ¿qué acaso me apesta la boca? Finalmente encontré un chico rubio, alto y guapo que estaba anotando unas cosas en su cuaderno.
—Disculpa —susurré al acercarme a él, me miró con sus hermosos ojos color miel mientras sonreía, esperando que continúe—. Es... Estoy buscando el salón de delegados... Soy nueva y necesito encontrar a Nich... Nicholas.
—Soy yo —respondió con una sonrisa—. Eres la chica nueva, ¿verdad? Annie.
"¡Sabe mi nombre!", pensé mientras un rubor cubría mi cara.
—Ven conmigo, el salón de delegados está cerca —me indicó el camino, sólo un par de puertas más adelante y un cartel de chapa pegado a la pared indicaba el salón de delegados.
Nicholas abrió la puerta y me dejó pasar primero, había muchas sillas formando un círculo, unos escritorios, un dispenser de agua, un armario y un Librero lleno de biblioratos y libros, seguramente administrativos. Me ofreció una silla y me senté con cuidado de no arrugar mi falda, dejé mi cartera en el piso y observé como buscaba en el armario; finalmente, sacó un sobre de papel color marrón con mi nombre escrito en él.
—Bien, estas son tus cosas —dijo mientras me entregaba el sobre, yo lo abrí con cuidado y dentro encontré lo que me hacía falta—: Mapa del Instituto, tu horario, combinación de tu taquilla y ubicación, lista de libros y reglamento de la preparatoria.
—Muchas gracias, Nicholas —le dije mientras sonreía.
—Ven, te acompañaré a tu taquilla y luego te mostraré el salón de clases donde tienes la primer asignatura: Lengua y Literatura —dijo mientras me tendía la mano para que me levante.
Yo dudé al principio si tomarla o no pero luego me animé a aceptarla, su piel era cálida y suave. Salimos del salón de delegados y me acompañó hasta mi taquilla, allí dejé mis cosas excepto mi cuaderno y cartuchera; luego me acompañó hasta el salón de clases.
—Bien, eso es todo por hoy —dijo Nicholas sonriendo—, te veré en unos minutos, Annie. Somos compañeros de aula.
—¡Genial! —dije sonriéndole—. Te veré luego.
—Mientras explora un poco el instituto, ¡hasta luego! —se despidió con la mano y yo me quedé allí soñando despierta con esos hermosos ojos ámbar.
Empecé a caminar para conocer un poco más el instituto, ubiqué pronto el baño de damas, la sala de profesores, los otros salones de clases y el despacho de la directora.
Finalmente, sonó la campana del inicio de clases, tomé mis cosas, y me dirigí hacia el aula, pero al abrir la puerta me quedé de una pieza cuando un chico de enormes gafas y suéter verde me abrazó mientras gritaba mi nombre.
—¡Annie, mi vida! —chilló mientras me abrazaba delante de todos mis compañeros.
—Ke... ¡¿Ken!? —exclamé mientras me ponía roja como tomate.
—¿¡Ke... Ken?! —pregunté asombrada y roja como un tomate.—¡Esto debe ser obra del destino! ¡Estamos destinados a estar juntos! —gritó Ken mientras me abrazaba, intenté apartarme de él pero ya era tarde. Todos mis compañeros de clase me habían visto y estaban riendo mientras me señalaban.—¡Tengan cuidado, chicos! ¡A la nueva le gustan los nerds! —dijo una chica rubia muy linda, sus amigas que se sentaban junto con ella reían mientras aplaudían su chiste.Aparté a Ken de un manotazo y con la cara roja de vergüenza me senté en el único asiento que estaba cerca, al frente de la clase.Llegó el profesor a imponer orden y se presentó a la clase. Se llamaba señor Farker y daba Lengua y Literatura; una materia que a mí siempre me encantó.Cuando la hora del señor Farker terminó todos se estaban retirando para ir al almuerzo, pero antes de poder levantarme para ir al buffet, unas chicas se me acercaron.—¡Hola! —dijo la pelirroja del grupo, era alta y esbelta—. Me llamo Ida, tú debes ser Ann
Mi despertador sonó con "Orange" de Kugimiya Rie, avisándome que era hora de despertarse e ir a clases. Nuevamente, mis rizos alborotados se despegaron de la almohada para inflarse a los costados como un bizcochuelo. Demonios, había días en los que realmente odiaba mi cabello.Tomé el celular y apagué la alarma, me senté en la orilla mientras estiraba mis brazos y hacía que las vértebras de mi columna regresaran a su estado original.Luego de visitar el baño y tratar de colocar mi rostro a su lugar correspondiente, me maquillé y elegí mi ropa para ese día. Elegí un vestido corto color Rosedo, y lo combiné con un jean negro bien ajustado, unos zapatos de tacón color blancos y mi campera de cuero negra; me recogí el cabello en una cola alta y tomé mi cartera para bajar a desayunar.Había olor a hotcakes, eso significaba que mi madre estaba despierta, bajé las escaleras y la encontré en la cocina preparando el desayuno para todos.—¡Hola, mamá! —la saludé. Ella se volteó y me sonrió.—Ho
Jason se levantó y sacudió sus rodillas llenas de tierra, llevaba unos pantalones de trabajo y una musculosa blanca, una gorra blanca dada vuelta dejaba salir sus mechones y protegía sus manos de la maleza usando unos gruesos guantes marrones (aunque no estaba claro si el color era por la tierra misma o porque así habían salido de fábrica).—Bienvenidos al club de jardinería —dijo Jason mientras se sacaba sus guantes de trabajo y nos recibía con una hermosa sonrisa, nosotros le devolvimos el saludo sonriendo y agradeciendo. Nos miró uno por uno detenidamente—. Chicos, así no van a poder trabajar, van a ensuciarse.Nos miramos y tenía razón, no teníamos ropa apropiada para trabajar la tierra, una de las chicas llevaba tacones los cuales se estaban enterrando en el césped, lo mismo estaba pasando con mi calzado.—Entren al depósito, allí encontrarán unos pantalones de trabajo, botas, guantes, todo lo que les haga falta para no ensuciarse —nos indicó Jason mientras señalaba la puerta de
Otro día comenzaba, el Sol lentamente se filtraba por mis cortinas color lavanda y afuera un pajarillo me cantaba con alegría de estar vivo otro día. Ojalá yo tuviese el humor mañanero de aquella ave pues parecía el Grinch cuando me despertaba por las mañanas, eran muy pocos los días en donde amanecía como personaje de comercial de colchones, la gran mayoría de las veces parecía un vampiro que no había dormido bien. El único consuelo que tenía era que ya faltaban dos días para el fin de semana y tenía planificado un día de playa con las chicas antes que llegue irremediablemente el otoño y tengamos que guardar los trajes de baño para fin de año.Apenas me quité las sábanas de encima el delicioso aroma del desayuno me llegó a la nariz, olía a café recién hecho y pan tostado, si había algo que amaba era el perfume del café. Sin cambiarme todavía, me calcé mis pantuflas de pata de oso y bajé a desayunar; mi madre me esperaba en la cocina con tostadas francesas y aquella deliciosa y calien
Lo que quedaba de la semana se había ido en un parpadeo, ya estábamos en viernes y a pesar que tenía un sábado espectacular por delante me encontraba deprimida por la partida de mi amigo; el hecho que Ken se fuera me afectó de manera que jamás había creído posible, si bien en un principio sentía molesta y hasta impertinente la presencia de mi amigo ahora lo extrañaba demasiado, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y para colmo no había encontrado su número en mi taquilla pues alguien había forzado la cerradura, y además de faltar su número de contacto no estaban mis libros, una foto de mis padres, maquillaje y dinero que siempre tenía guardado de emergencia.Andaba por los pasillos con mis cuadernos pegados al pecho, había sufrido una agresión directa a mis pertenencias, no tenía ni idea de quién había podido ser el autor de ese delito, mis amigas no habían visto nada y a pesar de que me aconsejaron que vaya y hable con la directora preferí no hacer nada o iba a sufrir más re
Si uno pasaba por los pasillos de Sweet Armonis podía darse cuenta cuando estaban sus alumnos con exámenes encima: Uñas comidas, cabellos alborotados, apuntes desordenados, ojeras y sobredosis de café hacían el combo de "estudiante en exámenes".Los seis meses que nos separaban de la "semana de la muerte", como llamaban los alumnos del instituto a los siete días de exámenes, habían pasado en un suspiro. Allison y sus amigas habían regresado tras sus dos semanas de castigo con las baterías cargadas de resentimiento y odio hacia Nicholas y a mí; por ende, cada vez que quería ir al baño debía ir acompañada de al menos dos de mis amigas o de lo contrario sabía que alguna de ellas tres me estaba esperando para hacerme daño.El primer día que Allison y sus amigas habían regresado me vi acorralada entre los casilleros y una rubia sacada de sí misma.—¡Me pagarás esto, Sucrette! —gritó mientras levantaba su mano de uñas esculpidas lista para estampillarla contra mi rostro, pero entonces de la
Apenas llegué al instituto me percaté de los nervios que todos sentíamos ante la presencia de nuestros enemigos naturales: Los exámenes. El único consuelo que nos quedaba era la Golden Week, una semana completa sin tener que ir a clases para que los profesores pudieran corregir todos los exámenes; así que no veíamos la hora de pasar por la tortura académica para poder descansar un poco.El primer día de examen la directora nos recibió a todos como de costumbre en el gimnasio y nos dio su discurso diario.—Buenos días —dijo la "dire". Hoy estaba de mejor ánimo que de costumbre, no sabía si era porque estaba disfrutando de nuestro sufrimiento por tener por delante una semana muy complicada o porque había dormido bien, nosotros le respondimos el saludo—. Hoy tenemos un anuncio especial, no solo comenzamos los exámenes de final de semestre...—Hurra... —gruñó Chester a mis espaldas.—...sino que además ya están los resultados de la votación que hicieron los señores delegados acerca del ev
Salí a caminar por la playa, el día estaba hermoso y había mucha gente aún, pese a que el Sol ya estaba perdiéndose.Lo que había comenzado como unas vacaciones en familia habían terminado en que mis padres regresen casi de inmediato a casa porque la empresa para la que trabajaban estaba teniendo problemas importantes; por ende me había quedado yo sola en la costa, con dinero suficiente para todo el resto de la semana.El viento que soplaba era muy cálido aunque el cálido otoño ya estaba en sus últimos días y seguramente pronto recibiríamos al invierno; se rumoreaba que ese año iba a hacer mucho pero mucho frío.Miraba al mar absorta en mis pensamientos mientras el viento movía mi pareo que llevaba atado a la cadera, a lo lejos había un muchacho surfeando las olas con mucha habilidad. Me quedé mirando como hacía dibujos con el agua que saltaba, no podía ver su cara pero llevaba el cabello medianamente largo y se lo notaba atlético y delgado.Continué caminando hasta que vi un cangrejo