Para Bradley era una prueba de fuego lo que estaba pasando, él accedió a ser un canal para traer de vuelta a Kiara, incluso estaba preparado para hablar con ella en algún recoveco entre la conciencia que te ata al plano físico y el siguiente paso. Para lo que no estaba preparado era para que lo arrastraran a un pueblo de hechiceros; y lo peor de todo era que no veía a Kiara por ninguna parte y más importante para él, tampoco veía la salida. —¿Qué buscas aquí, lobo? —preguntó un hechicero con desconfianza a Bradley. —Busco a una hechicera, creo que es bastante obvio. —Este no es lugar para licántropos —exclamó una mujer más allá, otra sujetó a un pequeño niño con miedo de Bradley. Bradley se dio cuenta que no solo él estaba asustado. —Vengo en paz —objetó Bradley—, solo necesito encontrar a una chica y podremos irnos de aquí. —Sí esa chica está aquí es porque ya su tiempo en el plano físico pasó —exclamó una anciana sentada en una especie de trono que hacía e
Kevin convenció a Emma de volver, en cuanto llegaron al refugio, Bradley estaba de cuclillas y sostenía la mano de Arthur, angustiado por su amigo. Miró a Emma llegar con Kevin, ella venía con muy mal semblante, sufría, más no como Arthur. —Hermanos, déjenme morir, por favor —suplicó Arthur—. Estoy seguro que ya he puesto mi cuota de estupidez al mundo, incluso dañé a la mujer que la diosa me regalaba, con ello terminé de desperdiciar mis dones. Kevin se puso de rodillas junto a su compañero y tomó su mano. —Arthur, hemos cometido errores, pero en nuestro paso por este mundo no lo hemos hecho todo mal… —Yo sí mi Alfa, yo dañé a mi mujer… —Yo también —expresó Kevin—, lo hice de la peor manera… —No es igual, tú no eras consciente de lo que hacías… —Tú tampoco lo eras, no querías que ella hiciera lo que hizo, querías que fuera feliz sin ti. —Aún lo deseo, estoy seguro de que la diosa puede perdonarla y darle otro mate, porque yo soy un abominable y la hice a el
Arthur estaba decidido a morir, a apartarse y dejar el camino libre a Bradley con Emma y que formaran una pareja más elocuente, Emma pasó sus manos por su cabello. —Tú rostro jamás pude borrarlo tampoco, imbécil, no quiero odiarte más —expresó desesperada. Emma le dio un beso en verdad y se colocó encima de él, puso las manos en sus hombros y llevó las manos acariciando sus brazos y al llegar a sus muñecas levantó sus manos y las puso en sus pechos y movió su pelvis en su entrepierna que reaccionó endureciendose de inmediato. —Quiero que me vuelvas a morder Arthur —pidió Emma con voz seductora. —Emma no lo hagas… Emma se movió encima de él y puso sus manos sobre las de Arthur y apretó sus propios pechos, gimió y lo hizo gemir a él, se levantó un poco y alineó su sexo a él, se dejó caer y él estuvo dentro de ella. —Deja de quejarte, ni siquiera yo siendo virgen me quejé tanto. —Sabes qué, dominame la vida entera, no me importa, si me quieres tendré que cambiar y no me impo
Bradley una vez más llegó al pueblo lleno de hechiceros, pero esta vez lo esperaban y le lanzaron muchas bolas de fuego, Bradley dejó emerger a su lobo y esquivó el ataque con rapidez. «Valta tenemos que encontrarla, es nuestra hembra, no puede ser que no la percibamos» Bradley le dio ánimo a su lobo y este estaba atento al ataque y los aromas que lo rodeaban. La turba siguió adelante y el lobo estaba cansado de esquivar toda clase de ataques, pudo escapar del grupo de bienvenida si se podía decir así, pero entonces una vez más las raíces que salían de la tierra lo aprisionaron y el lobo quedó indefenso cuando una larga raíz sujetó su cuello apretando tan fuerte que perdía el aliento y ya no lo dejaba respirar. La anciana que antes vio en un trono se acercó a él. —Sabía que regresarías, no podrías conformarte, así son ustedes, saquean todo territorio, pero aquí llegaste a mi reino. El lobo jadeaba y Bradley no encontraba manera de ayudarlo, estaba preso dentro de
Bradley escuchó la declaración de Zulma y sentía con cada fibra el convencimiento de que era cierto, como si su abuelo se lo dijera, miró a Zulma y se notaba mucho más anciana de lo que lució su abuela nunca. —Mis abuelos se amaban, yo pasé mucho tiempo con ellos —expresó cabizbajo y sintiendo pena por Zulma—, jamás hubiera imaginado que mi abuelo tuviera a alguien más. —Me alegro —dijo Zulma sonriendo y Bradley la observó. —Pero me ha dicho que usted lo amaba, no debió ser fácil, es decir no quiero ser cruel, pero ¿cómo pudo la diosa hacerle eso?. Aunque no sea loba lo amaba con la fuerza de nuestra conexión. —Cuando amamos realmente nos llena la felicidad del ser amado, tu abuela fue su pareja destinada también, claro que debían ser felices, no es culpa de la diosa Selene que yo no haya encontrado a otro hombre que llenara mi corazón, aunque en el fondo tenía mucho rencor hacía la diosa y viví amargada, eso no colaboró a que alguien se enamorara de mí. Bradley miró má
A Kiara se le aceleró el pulso y Bradley aprovechó para acercarse más a ella. —Creeme, estoy encantado, eres una chica hermosa, pero la diosa no se ha guardado nada, conoces mis defectos. —Todos tenemos defectos. —Hay defectos inadmisibles para un lobo. —Pero yo no soy una loba. Bradley le pasó un mechón del largo cabello por detrás de la oreja. —Ahora comienzo a entender lo que mi diosa vio en nosotros. —Podrías explicármelo —le pidió Kiara con genuino interés. —Creo que ambos nos exigimos demasiado a nosotros mismos, no nos gusta fallar, conmigo te sentirías libre, yo no podría juzgarte si no cumples a la perfección como hechicera, tú tampoco ves mis fallas como lobo. —¿Qué hay de tu aversión a los hechiceros? —preguntó Kiara con sorna. —Tengo motivos para no confiar en los hechiceros, tú también desprecias a los licántropos, sientes que tu hermana te abandonó a ti y a toda su familia por una manada. —También tengo motivos para no querer hacer lo
Aún en África los hechiceros hicieron del refugio un lugar amplio y acogedor utilizando magia, Zack trajo comida que seguramente hacía falta en algún restaurante, él insistía que solo había traído el encargo. Todos reían de las ocurrencia de Zack y Agata que no se medían, se abrazaban y besaban sin consideración a que no estaban solos, hablaban de sus planes de celebración de boda, Arthur insistiendo a Emma, ofreciendole bocados de comida en la boca que aceptaba haciéndose la dura, Bradley y Kiara siendo amables y sonriendo como colegiales. Kevin salió a la noche africana, se sentía contento por sus compañeros, pero estaba vacío sin Briana, pensó en cómo había cambiado su vida y comprendió que ese vacío que ahora tenía siempre lo había acompañado, que solo Briana lo había llenado, que ni siquiera Ava que creía muerta era algo que pasara de una molestia. Se comunicó con Briana, ella lo pasaba mal con su hermana y su insólita adicción a la cicuta, Amaris la psicologa humana
El destino de Bradley y los hechiceros era encontrar otros hechiceros que se sumaran a la causa, a Emma y a Arthur los enviaron a América, el primer destino fue el aquelarre de Kiara y Zack, la última vez los hechiceros de la corte atacaron allí y no todos estaban contentos con que Zack y Kiara se involucraran con problemas de licántropos, sobre todo que Kiara fuera pareja de uno de ellos. Bradley se sentía mal por Kiara, ella era una chica muy familiar y la molestia de todos, en especial de su abuela la lastimaba; él prefirió mantener distancia de la discusión familiar y en cuanto Kiara abandonó la casa fue con ella. —Kiara, tu familia será la manada, no tiene porque afectarte lo que ellos piensen. Kiara lo observó e hizo un mohín. —Tomé la decisión de unirme a ti, seré fiel a la manada y claro que la acepto y será mi familia, pero yo jamás dejaré de ser hechicera, esta siempre será mi familia y mi aquelarre —expresó de mal humor. —Yo solo trato de darte ánimo, no me