«Es deseo…, debo estar loca, ¿cómo puedo ver atractivo al hombre que me agredió y al cual aún le temo?, es decir, me puede matar si pierde de nuevo el control» Kevin sonrió satisfecho por la mirada que Briana le dedicaba, solo le faltó poner una pose, ella se aclaró la garganta. —¿Acaso no sabes de historia? —le preguntó y es que ya lo había reflexionado, no siguió mirando el hermoso torso desarrollado del hombre ni esa V que se marca debajo del ombligo. «Calmáte Briana, me moriría de vergüenza si detecta que me gusta, me creerá loca, yo creo que estoy loca» Kevin sonrió y negó con la cabeza. —La historia no es lo mío. Briana tardó un instante en poner sus ideas en orden. —Los Alfas no tienen otros Alfas como parejas destinadas, tener un mate es una bendición de la diosa Luna, la idea es que se complementen, no que peleen por el mando. Kevin movió los hombros. —Pues tiene sentido, la verdad nunca he prestado atención a ese asunto de las parejas destinadas.
—Emma puedo hablar contigo. Pidió Briana en voz baja en la puerta de la oficina de Emma, ella la miró extrañada porque Briana no pregunta, cuando necesita algo solo entra y comienza a hablar. —Claro, pasa; ¿por qué la seriedad? Briana cerró la puerta. —Es que anoche pasó algo —susurró apenas Briana. —No lo que esperaba —respondió Emma percibiendo solo a Briana y no el aroma de Kevin en ella. Briana puso un dedo en su boca pidiendo silencio. —Casi pasan cosas, pero Kevin terminó durmiendo en el suelo. —¡Qué! —Emma se echó a reír y Briana desesperada le indicaba callarse—. Briana, vi a Kevin entrenando, primero con sus hombres y ahora con los nuestros—, le indicó Emma moviendo la persiana que tenía vista al área de entrenamiento—. A estás alturas todos saben que entre ustedes no hay más que antipatía. —Es de eso que quiero platicarte, la cosa es que siento más que antipatía. —Ah sí, cuenta —Emma se levantó y la llevó a un sillón. —No hay nada que contar
—Pero eso no tiene sentido —dijo ella sonrojándose por la cercanía y palabras de Kevin. Él se levantó y caminó de nuevo como león enjaulado y se quitó lo que le quedaba de su camisa. —Pues claro que tiene sentido, es tu hechizo el que lo afectó y tu cercanía lo despertó, mi lobo no puede querer abandonarme, debe estar peleando, pero el hechizo en ti lo está debilitando, durmiendo. —Kevin, un hechizo no es un virus que avanza. —Pues yo he sentido a tu loba —Kevin volvió a ponerse de cuclillas frente a ella y ella lo miró impactada. —Kevin ¿que sientes? Él movió los hombros. —No lo sé, supongo que ella también está peleando contra el hechizo que la mantiene presa dentro de ti. Briana negó con la cabeza. —Zulma me dijo que está dormida. —Yo no le creo nada a los hechiceros —ella quiso levantarse y él la detuvo con las manos en sus muslos—. Siento de manera más intensa tus sensaciones ante mí, pero creo que vienen de tu loba, porque nunca había conocido a u
En cuanto regresaron a la manada el Alfa Ryan conversaba con Thalia. —Hijo, Alfa Briana, —expresó con respeto Ryan y Briana le correspondió al saludo oficial, Kevin puso los ojos en blanco. —¿Qué ha pasado papá?, pensé que ibas a enviar hombres para acá. —De eso vengo a hablarles, el ejército que vendría ha ido a recibir el ejército que manda el rey. De hecho, el hijo de August viene como líder. —¿El hijo de su majestad? —preguntó Briana impresionada, Kevin guardó silencio. —Para el rey August, Albert era su amigo, no me sorprende, debe querer venganza como todos —Comentó el Alfa Ryan. —Rey August y amigo, no son palabras que yo pondría juntas en una oración —espetó Kevin—. Lo que sí es extraño es que “el principito valiente” se interese por asuntos del reino. —Supongo que como Alfa y lo más seguro futuro rey ha empezado a tomar compromiso, a todos les llega el momento —inquirió Ryan con sorna. —Sí, a unos les llega el momento y a otros los obligan —respondi
Gerald Volkova, veía a Briana con las manos sujetas en la espalda, ella se irguió y no sonrió ante el halago del hombre, por lo contrario, hizo gala de toda la altivez de una Alfa. —Alfa Gerald, es un placer conocerlo, pero no aprecio el momento, ni por el cual llamo su atención, en consideración a mi padre, debimos tener una respuesta más pronta del reino, por ejemplo, cuando él la pidió. —Creame Alfa, mi padre lamenta la muerte del Alfa Albert, son tiempos difíciles y me apena su pérdida. El rey ha ordenado la condecoración para la manada Luna de Hielo… —Prefiero que nos apoyen con un ejército, no me interesa nada más. Kevin en ese momento se puso detrás de Briana y posesivo puso las manos en su cadera, Gerald notó de inmediato la familiaridad de Kevin al tocarla, y ya Briana tenía el corazón acelerado, así que la escena no se vio forzada, ella apenas volteó, pero ya sabía que era Kevin. Gerald apenas sonrío. —Alfa Briana, no desprecie tan rápido la condecoració
Kevin la besó de verdad, sus labios se movieron a la par y de nuevo estaban bailando, pero ahora lo hacían con sus lenguas, la pierna de él presionó su centro y él aspiró fuerte por la nariz, yendo a su cuello, dejando besos calientes hasta apretar con sus labios abiertos el punto entre clavícula y cuello, ambos jadearon. Kevin regresó desesperado a sus labios, Briana lo esperaba y le respondió con el mismo ímpetu y necesidad que Kevin. Briana podía sentir el aroma de su colonia, recordó el aroma de la madera de cedro, ligada con notas de trufa e incluso algo de geranio y sol. Briana lo anhelaba, era lo suficientemente sincera para reconocerlo, pero repudia el hecho de que Kevin vería a Ava al día siguiente. Así que se retiró poniendo ambas manos en su pecho. —¿Por qué te resistes si los dos lo deseamos? —No puedo entregarme a ti sabiendo que existe otra mujer —Kevin puso los ojos en blanco—. Ella tampoco parece conforme con que estés conmigo. —Por ella acepté e
Kevin tomó terreno alto con el ejército de Luna de Hielo y la manada Celeste, todos transformados en lobo, menos él. Pensó en buscar a Ava, pero luego prefirió dedicarse a la amenaza de rogues, ya que cuanto antes quería ir con Briana al aquelarre de su hechicera, necesitaba recuperar la armonía con Baly. Se alejó hasta un risco y se concentró. «Baly, hermano, sé que estás allí, que antes de todo esto renegué muchas veces. Sé que te mandé al diablo y no me importaba si no me hablabas; pero ahora te necesito, debes luchar contra ese hechizo que nos fragmentó» Kevin abrió los ojos y aunque sentía la presencia de Baly, este no le decía ni una palabra. «Mi Alfa, una jauría de rogues ataca cerca de Luna de Hielo» Escuchó Kevin de su Delta Arthur. «Presentate aquí» Arthur llegó a su lado y se transformó en humano. —Mi tío acompañó a la Alfa Briana al pueblo, ahora los están atacando. —Briana… Kevin nunca sintió tanto miedo antes, estuvo en un parpadeo frente a l
Kevin abrió los ojos de golpe y vio a Briana junto a él tocando su frente. —Vaya, por fin despertaste. Kevin quiso levantarse y un fuerte dolor en su costado se lo impidió. —Pero qué demonios —enfatizó tratando de quitar una venda en el punto donde un dolor lacerante no le permitía moverse. —No te lo quites, Ron te lo colocó. Kevin estaba confundido, hasta la cabeza le dolía. —Pero ¿por qué estoy herido? —No sé porque no estás sanando, creo que tienes razón y mi hechizo sigue avanzando como un virus. Kevin detalló a Briana, llevaba un short minúsculo y una venda igual a la de él, pero en el muslo casi en la cadera. —Maldición Briana, tú hechizo acabará conmigo. «Estoy harto de que seas tan bruto, humano imbécil» espetó Baly furioso en la cabeza de Kevin. —Solo Ron sabe que sigues herido y no dirá nada… —expresó Briana afligida. —Schh… —Kevin le hizo señas a Briana para que hiciera silencio—. Baly, hermano, me hablas de nuevo —exclamó Kevin en vo