El regreso al bufete no fue como se esperaba, el propietario de la firma de abogados le extendió la documentación para su renuncia. El que haya estado involucrada con Anthony Máncer, daño parte de su reputación y la del bufete, sus colegas no tuvieron ni la más mínima decencia de darle la bienvenida, solo cuchicheaban a sus espaldas.Samantha no bajaría la cara ante ninguno de todos los estirados vestidos de traje en esa gran mesa, sonríe como una cabrona y colocó su largo cabello rubio de lado con suma delicadeza.—Firmaré, pero antes le regaló un minuto para que me observe bien y vea la gran abogada que ha perdido, Sr. Lyon— Es dueño de unos de los mejores bufetes de Boston—, tiene mi número, no soy rencorosa. Recuerde que todo lo que sube baja y hoy, ustedes—señala a los otros cuatro hombres, que tragan grueso al verse señalados de esa manera, fueron unos de los que metieron cizaña para que fuera expulsada de la firma—, me denigran y señalan por ser víctima de violencia en manos de
Al llegar a su domicilio Felipe los encuentra listo, Samantha por su parte derrochando belleza y elegancia con un ajustado vestido negro sencillo, pero al llevarlo ella marcaba la diferencia por completo, dejaba ver parte de su cadera izquierda en medio de los pequeños broches, más unos botines corte bajo, su cabello estaba recogido en una cola alta. Izan todo un hombrecito marcando la diferencia como su madre, lleva puesto un jean negro y una camisa de color azul marino manga larga, que opto por subir los puños hasta sus codos, su cabello alborotado. Felipe se da una ducha rápida y no tardan en subir al coche, Samantha lleva en sus manos unos regalitos para sus sobrinos. Izan es el primero que baja y sale corriendo al ver su tío en medio de la puerta esperándolos. —Dime, soldado, ¿misión cumplida? — le susurra, antes que Samantha y Felipe, estén cerca. —Misión en proceso, sin avance mi general— Sergio sonríe y deja un beso en su cabello y se hace a un lado para que entre en su hoga
—¿Tú? El corazón de Samantha se detuvo, sintió la mano de Felipe pasar posesivamente por su cintura por unos segundos. No lo miraba a los ojos, pero él, a ella sí, esperando que dijera algo. Alma, consume a Lorena con la mirada y ella trata de explicarle en susurros que no estaba al tanto que se conocían. En cambio, está atontada con lo hermoso que es su hermanastro y ella ofreciéndolo como ofrenda a Samantha. Izan se tambalea y Felipe abre sus brazos para él, que mira con sus brazos cruzados bajo su pecho al hombre que le sonríe a su madre. —Shh, todo está bien pequeño— le susurro dejando un beso en su cabeza. —Me quiero… ir, pa— Felipe sonríe al ver cómo le ha dicho y lo abraza con fuerza. Lorena se apresura y agarra a su invitado del brazo para acercarlo más a donde están todos. —Chicos, él es Leonardo. El mejor corredor de Inglaterra. Samantha sigue en su mismo sitio y el castaño no deja de verla con una sonrisa pecadora, Sergio es el primero de estrechar su mano y present
Felipe nota que Samantha no está, observa un momento a Izan que duerme profundamente. Sale de la habitación y la consigue, a medio camino de las escaleras, lleva un vaso de agua en sus manos, Samantha se gira de prisa y Felipe no entiende por qué lo hace, baja las escaleras y ella, se mantiene rígida en su sitio.—Por favor, no me veas— le pide, Felipe coloca sus manos en sus hombros, trata de girarla, pero se mantiene firme.—Sam…, no debes avergonzarte de ti, una vez te lo dije recuerdas— ella asiente con el dolor presente dentro de ella.—Ya, ya… no soy igual. ¡Joder!, no quiero que me veas.Se acerca mucho más y su pecho descubierto pega con su espalda y Samantha siente como su piel se eriza, las manos de Felipe, se pasean por su cintura y suben lentamente.—¡No! — grita y las aparta, sin girarse.—¿No?—No quiero nada sin amor, quiero que de verdad nazca de ti y no sea porque quieres asegurarte que sea tuya, solo por la llegada de Leonardo.—Ja, no debo asegurar nada, eres mía Sa
Felipe se reunió con Sergio, ni él mismo comprendía por qué lo llamó, solo le preguntó si podía venir. —Por primera vez en la vida tiene una segunda oportunidad, más bien la han tenido desde hace mucho. Solo que ahora eres tú, eres el que no da el brazo a torcer. Ni lavas ni prestas la batea y te digo algo, ese tal Leonardo no quiere ser solo un amiguito de mi hermana, ahí pasa algo. Felipe se mantenía en silencio mientras daba un trago a su bebida. —Soy consciente que algo paso entre ellos, no follaron, pero si paso algo— suelta con desagrado. —¿Qué harás? ¿La dejarás? Decídete, ¿es con ella o la dejas ir de una vez por todas? No sabes cuanta rabia me da recordar todo lo que paso, y ver que en parte fue…, tu culpa también lo que ella vivió. —Sergio ya te expliqué lo que pasó— responde y ve el rostro de su amigo se llena de dolor, se bebe su copa de golpe. —Sí, sí, pero los dos fueron unos irresponsables que no fueron capaces de ser sinceros y de luchar por lo que sentían— le dic
Samantha no hizo lo que Felipe quería.Esperaba otras palabras de su parte después de ese beso, tal vez un “te quiero o esta vez será para siempre” no esa necesidad de medir el pito con otro hombre, solo por él quiere marcar territorio cuando estaba más que claro que ella moría por él.Todo el camino se mantuvo en silencio hasta llegar a casa de su hermano.Alma está en la sala con los niños e Izan tiene a unos de los mellizos en sus piernas y jugando con sus manitas, suena la puerta de la entrada y aparecen Samantha y Felipe.—Chicos, que bueno que llegaron— los saludas con cariño y su hijo no tardó en decirle a Alana que agarre al bebe, se miran con complicidad—, ¡Madre! ¡Padre! ¿Estaban juntos?Samantha y Felipe se miran entre sí, y asienten sin mucha emoción. Alma niega y mira al cielo cuando llega Leonardo y Lorena. “Los que faltaban” piensa y nota como Felipe cambia de temperamento y abraza a su hijo. Está al tanto de todo lo que le dijo Sergio, y no hará más que apoyar a su es
Después de ese beso, el silencio reinó, Felipe se alejó de Samantha y le dijo que se iría a su nuevo departamento. Ella no entendía, pensaba que esa noche sería especial, pero él, tenía otros planes, quería hacer todo diferente. Al dejarla estaba a merced de que Leonardo buscará de ella, sin embargo, confiaba en Samantha y esta vez no dudaría de sus palabras. Le dejo un beso en sus suaves labios mirando sus ojos inundados de lágrimas, Izan se aferraba a él, no quería que se separaran de nuevo, sin embargo, Felipe susurro en su oído unas palabras que provocó la sonrisa más hermosa en sus labios y estrecho su mano con su padre como todo un hombrecito. Izan; es el orgullo de Felipe, su primogénito y, lo que más temía era no poder darle lo que él tanto anhelaba, un hermano, pero en ese momento, dejaría esa preocupación para después. Ha pasado una semana y sus planes están en marcha; el primero fue pedir ayuda al que menos pensó, Fabián. Días que les costarían el sueño y su moral, pero
Esa misma noche Samantha se debatía en aceptar la invitación de Leonardo, no quiere alejar a Felipe, ahora que todo está cambiando. Lorena la observa caminando de un lado a otro en su habitación, aunque no desea ir, está vestida con una hermosa falda tubo de cuero y una camisa de corpiño por dentro de ella, dejando ver sus redondos pechos con la abertura hasta el medio de ellos. —¿No quieres ir, pero te vistes de putada? —Yo…— se mira un momento—, es mi manera de vestir, no lo hago por su invitación. —Claro, lo sé— se ríe y llega a su lado tomándola de sus hombros—, sé que estás nerviosa y en este momento el imbécil de Felipe, por arte de magia, te quiere en su vida de nuevo, pero es algo injusto, amiga. Sabes por qué lo hace y creo que Leo, no se merece tu desprecio solo por el miedo que le tiene a Felipe. Samantha la ve frunciendo sus cejas y su cuerpo se eriza, por lo que acaba de decir. —Primero, no le temo a Felipe. Jamás me haría daño, no puedo darle nada más a Leonardo que