31- No soy tan malo

Si ya Ares estaba al borde de la locura por las malas nuevas sobre Selene ,para cuando Alessandro apareció solo, el mal humor del patrón se tornó en furia.

La palidez en el rostro del escolta era evidente, como si la muerte lo estuviera esperando.

— Perdone,jefe…

—No puede ser —musitó Ares mientras observaba al hombre, quien parecía estar al borde del colapso.

Ares vio el ligero temblor en las manos de Alessandro.

—No... pude cumplir con el encargo... La policía de tránsito me detuvo y su mujer se me perdió de vista... yo...

Un golpe en el estómago derribó al pobre Alessandro antes de que tuviera oportunidad de intentar justificarse.

Ares no le dio tiempo de que pudiera siquiera colocarse de pie, le dio una patada en el mismo lugar, disfrutando del sonido sordo que hacía el cuerpo del hombre.

El ambiente cambió drásticamente cuando Ares sacó su pistola y esta hizo un rítmico crack contra la cabeza del escolta.

De repente, una figura femenina interrumpió la escena. Era Natalie, la
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