Isabella Di’Giotanno.Luego de que mamá se sincerara con respecto a todo lo que sabía del hombre a quien me rehúso llamar “papá”, decidimos idear un plan de contingencia.Escucho decir a mamá que Sophia podría ayudarnos haciéndose pasar por mí. Me muerdo el labio, indecisa de si poner a mi mejor amiga en riesgo. La llamo por enlace mental y solo requiere de unos segundos para que me conteste.“¡Amiga! ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?”“Estoy bien, tranquila. Estoy de vuelta en la casa de la manada. Eric, Alec, mamá y Peter están conmigo.”“Okay, pero eso no responde a mi pregunta inicial. ¿Qué pasa?”“Sophia, ¿puedes venir a la casa de la manada? Es urgente. Y cuando digo urgente, es URGENTE. Me refiero a que la vida de personas está en riesgo.”Ella parece pensar por un momento y luego dice, “dame diez minutos. Voy para allá.”“¡Gracias, amiga!” Ambas cortamos la conexión.Luego, Eric pregunta, “¿Pudiste hablar con Sophia?”“Sí, estará acá en diez minutos. Debemos pensar qué har
Alec Tassara. Una vez que planificamos lo que haremos, comenzamos su ejecución. Isabella y Sophia se fueron a su habitación para conversar, mientras con Eric, Claire y Peter, acordamos en escoger a los guerreros más veloces e inteligentes para poder participar en la operación. Con excepción de los llamados y los que estuvimos en esa oficina, nadie más sabe de esto. Y así es como queremos que se quede, porque entre más personas conozcan del plan, mayores son las probabilidades de que falle. Por lo tanto, el mayor hermetismo posible está puesto en todo. Luego de acordar los nombres, Claire y Peter se marchan a terminar con los preparativos de la operación. No quería que Adair viniera, porque no quiero perder a nadie de mi familia. Con Akil estamos al filo con la incertidumbre de que no le pase nada a nuestras parejas y ahora a mi hermano. Solo espero que la diablilla de Azahara no venga, de lo contrario estaré continuamente preocupado. ¿Así será cuando tenga mis hijos? ¡Que las dios
Eric Lafallete.Luego de que atrapáramos a Matthias con sus secuaces, volvimos a la casa de la manada. El operativo solo tomó unos cuantos minutos, dado que estaban notoriamente confiados en que podrían secuestrar a Isabella.Claramente, su arrogancia se debió al conocimiento del territorio y de nuestras costumbres. Lo que ellos desconocen es que se están enfrentando a la manada real y, como tal, Alec es despiadado.Llegamos e Isabella nos está esperando afuera. Apenas ve que Matthias es traído, esposado, acompañado por dos de mis guerreros, se pone delante de él y le lanza un puñetazo tan fuerte, que fue capaz de derribar a los tres hombres parados delante de ella. Todos caen al suelo.Matthias la mira, completamente confundido. Ella ríe sarcásticamente mientras le dice, “¡Sorpresa!” Luego se agacha, le tira el pelo de modo que la mire a la cara y le habla de forma fría y lenta, totalmente carente de emocionalidad.“Puedo romper tu cuello sin siquiera tocarte, maldito. ¿Acaso creíste
Alec Tassara.Luego de la interrogación de Mathias, con Eric, quedamos totalmente intrigados por lo que sucedió. Ambos nos miramos sin saber absolutamente nada.En seguida, escuchamos gritos provenientes de las celdas continuas. Salimos a verificar a los prisioneros, cuando lo que vimos nos dejó totalmente con la boca abierta. Todos están muertos, de la misma forma que murió Mathias.Eric ingresa a dos de las celdas y yo a la tercera y vemos que ninguno de los hombres tiene pulso. “¡Mierda!” Solo es lo que alcanzo a gritar, completamente frustrado.Salgo de la celda y mi vista se encuentra con la de Eric. Suspira y dice, “¿Qué mierda está pasando, Alec? No puede ser que cuatro personas mueran de forma simultánea, con convulsiones. Esto huele mal.”Yo lo observo atentamente, y estoy de acuerdo con su pensamiento. Es imposible que cuatro hombres, notoriamente gozando de buena salud, caigan al suelo muerto simultáneamente.Asiento y le digo. “Tienes razón. Esto es premeditado. Es imposib
Isabella Di’Giotanno.Luego de que por fin pude marcar a mis parejas, sus marcas cambiaron igualándose a la mía. Es increíble como puedo sentir cada emoción, puedo escuchar cada pensamiento de ellos y de sus lobos.Debo confesar que al comienzo me provocó una gran jaqueca. Luego entendí como poder bloquear el incesante parloteo de todos.Después de eso, decidimos que queríamos seguir disfrutando de por fin tenernos, y volvimos a hacer el amor. Esta vez, ambos penetraron mi coño.Ahora que por fin todos quedamos satisfechos, nos acostamos a dormir. Despierto un par de horas después, quejándome del calor que hay en esa cama. Me encuentro recostada en el centro, Eric a derecha y Alec a mi izquierda.Eric me tiene abrazada de la cintura mientras me encuentro de lado en dirección a Alec.Pateo las sábanas, a lo que un Eric dormido reclama, murmurando algo que no se le entiende. Alec, semidormido, me dice, “Querida, deja de moverte, por favor. De verdad necesito dormir.”“Es que tengo mucho
Alec Tassara.Los tres nos quedamos mirando, a lo que reacciono rápidamente, colocándome de pie, mientras le digo. “Espera un momento, Adair. Isabella está desnuda.”“¡Alec!” Isabella me grita colocándose las manos sobre la cara. Con Eric nos reímos al mismo tiempo.Luego escucho decir. “Ah, está bien. Esperaré abajo. Por favor, no se tarden.” Y así lo escucho irse.“¿Por qué le dijiste eso a tu hermano?”“Porque lo conozco. Se incomoda muchísimo con todo lo que conlleva estar con una pareja. Sabía que, al decirle eso, saldría corriendo de aquí.”Eric sonríe y le dice: “tranquila, nena. Adair es inofensivo. Creo que se le saldrá el palo que lleva metido en el trasero, una vez que encuentre a su pareja. Pero mientras tanto, tendremos que aguantarnos su excentricidad.”Yo sonrío a sus palabras, porque básicamente es así.Luego añado: “vamos a ducharnos y a vestirnos. Creo que tendremos que mandar hacer una cama más grande.”Eric dice. “¡Sí! Nena, ¡me pateaste toda la noche! Por la diosa
Isabella Di’Giotanno.Luego de que acordáramos la forma de proseguir con las investigaciones, y dado que mi celo está a la vuelta de la esquina, debemos ser rápidos.Me acomodo en mi sillón, esperando a que mamá traiga a Scott y los tres doctores expertos en la valoración.Observo cómo los demás siguen conversando sobre posibles culpables tras los ataques, pero honestamente no estoy prestando atención. Me siento inquieta.“Aika, ¿estás bien? Estás muy silenciosa esta mañana.”“Chica, algo no anda bien. Me estoy sintiendo de la misma forma que cuando fue el atentado en la valoración.”“Eso no es bueno, Aika.”“Sí, lo sé. Debemos decirles a los chicos.” Me aclaro la garganta, esperando captar la atención de los demás. Todos me miran al mismo tiempo, mientras Alec me dice: “¿Qué sucede, querida?”Voy a hablar, pero Eric me interrumpe diciendo, “¿Nena, por qué has bloqueado tus pensamientos de nosotros?”Alec abre los ojos como recién notando lo que Eric ha mencionado. Miro a ambos con ca
Isabella Di’Giotanno.Luego de la conversación con los doctores y con Scott, mamá y Peter han ido a buscar al general.Con todo lo hablado, nos ha quedado claro de que papá, nuevamente, está involucrado en todo.Yo no sé por qué me odia tanto, a tal punto de verme muerta. Cada día que lo pienso, menos sentido puedo darle a todo. Si no quería ser mi padre, ¿para qué me tuvo? O quizás lo que odia es el hecho de que yo haya sido una mujer.Mamá cree que él tiene envidia de mis poderes, y quiere tenerlos para él. Pero si ese fuera el caso, ¿para qué matarme? ¿Acaso creerá que podrá quitarme los poderes estando muerta? Simplemente, no lo entiendo. Hay demasiadas contradicciones en toda esta historia.Veo como los doctores salen de la oficina, mientras me quedo sentada, incómoda con mis pensamientos y al lugar oscuro que me llevan.Chispas, recorren mi mano, trayéndome devuelta a la realidad. Abro mis ojos y veo que Eric sostiene mi mano, acariciándola tiernamente.Me sonríe dulce, mientras