*Elizabeth*—Te odio— dijo Morgan en voz baja. Me sorprendió escuchar su reproche y me hizo sentir intimidada. Ella también quería esto, aunque la mirada asesina en sus ojos me hace sentir intimidada. Aunque su fiereza se muere con esas lindas mejillas sonrojadas que la delatan. Podría ser algo egocéntrico de mi parte pensar que ya la poseo, pero Morgan realmente no es buena ocultando sus emociones como ella cree.— Lo que más me molesta es que estás allí sentada, como si fueras la reina del mundo importándote una mierda arruinar a los demás— bajo mis papeles para verla con atención-Dijiste que hablaríamos. ¡Hablar es lo que menos hacemos!Sonrió al verla como cruza los brazos sobre su pecho mientras bufa con frustración— Son papeles importantes, Morgan— le aseguro dejándolos sobre la mesita— Antes también te pedí hablar, pero ni siquiera me dejaste acercarme lo suficiente a ti. —Morgan aparta su mirada dejando claro su molestia con el tema— Tú te ocultaste bajo las faldas de tu madre,
**BODA***Morgan* *dos meses después. *Me miro en el espejo por quincuagésima vez solo para asegurarme como nada sea movido de su lugar en los últimos cinco minutos, en definitivo el traje es bonito, aunque malditamente incómodo, bueno para alguien acostumbrado a usar sudaderas y jeans usar un traje de alta costura es algo de otra dimensión.Escucho el sonido de la puerta abriéndose— Deja de verte tanto, querida— la voz de mi madre al entrar a la habitación me hace sonreír en grande, la mujer más importante de mi vida se acerca casi bailando en ese precioso y pomposo vestido color turquesa— ¡Mira lo hermosa que te vez! – sus tiernas palabras acompañadas con esa mirada amorosa y cálida hacen que mi interior se caliente, ella toma una de mis manos y con la otra acaricia mi mejilla con dulzura— Esa chica sí que es suertuda— dice con voz temblorosa.Miro a la mujer que me vio la vida, rebosando de una felicidad que era casi palpable y no hay nada que me haga sentir más completa que esto,
Dios, estoy sudando tanto que parece que estoy en un horno, además de que tengo la garganta seca y mis manos están temblando, ¿Cómo es que me había metido en semejante lío? ¿En qué momento se nos había ocurrido semejante idea?, ¡¿Y qué demonios decía el juez?! Ella realmente no sabía en lo que se estaba metiendo, conocía muy poco de la mujer que tenía enfrente suyo. Sin embargo, fue ella misma quien tomó la decisión de meterse en todo este lío por su familia. Todo formaba parte de un plan de ambas para que cada una pudiera conseguir lo que realmente deseaba. Con la ansiedad a tope en uno de los salones más importantes de la ciudad estaba ella, a punto de tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Su determinación y cobardía no compaginaban, a punto de salir corriendo y dejar todo tirado. -¿Señorita Collings? ¿Qué responde? -preguntó el juez, un hombre de a finales de los 50 años, con una melena un poco oscura ocultando muy poco los rasgos de su edad. Su mandíbula era
Inspiré entonces profunda y cansadamente, era consciente de lo que estaba haciendo. Jamás dejaría que mi familia y amigos interfirieran en este negocio, nunca los habría expuesto a situaciones que pudieran arruinar mi relación con ellos. - Ayúdame a levantar, antes de que alguien entre y vea la penosa escena que estoy haciendo – con una media sonrisa Tony se levantó y me ayudó a recomponerme. - Solo límpiate un poco la cara y te tomas tres Whiskys así el demonio de tu mujer no siente el fétido olor de tú vomitó- con una carcajada Tony salió del baño y me esperó afuera. - ¡Oh mi querida! ¿En dónde has estado? Llevo un rato buscándote como dejas a tu esposa sola atendiendo a todos los invitados, acaso así te eduque- me regaña mi madre sin levantar un octavo su dulce voz- venga que ya hay que ir a la recepción, rápido que tu esposa ya te espera- me tomó del brazo. -Mamá suelta que ya no soy una cría puedo caminar yo solita- trato de zafarme, pero no luchó mucho ¿Por qué? Así no me cr
*Morgan* El viaje al aeropuerto fue demasiado silencioso, a pesar de mi cansancio no podía dormir, Elizabeth era otra cosa, tenía la cabeza apoyada en la ventanilla del carro con los ojos cerrados desde hace un rato de solo verla con esos tacones de aguja ya me imagino lo cansada que se ha de sentir. Dejé de verla y empecé a sentir un poco de nostalgia por todo lo acontecido, dos semanas atrás no pensaba en estar casada con la persona que menos esperaba “Si solo hubiese mantenido la boca cerrada, no estaría metida en este dilema”. *Flashback* Dos semanas y media antes. Se supone que Dev tenía que apoyarme y mostrarse comprensiva con mi actual situación, en cambio, la muy desgraciada se reía de mí sin remordimiento. - ¡Por Dios Morg como te pones a solicitar un trabajo en el que no tienes experiencia! - dice ahogada de risa- ¡Qué locura! -Sabes muchas gracias por hundirme- le gruño- Dime cómo esperan que tenga experiencia si no me dan la oportunidad de trabajar, sé que pudo ser
**Elizabeth**Me encontraba realmente cansada, durante todo el día estuve de un lado a otro con los últimos preparativos antes de mi boda, dejar una empresa multimillonaria y multinacional, en plena expansión no era exactamente sencillo, a pesar de mis nupcias los negocios no se detuvieron para nada después de lo que ya había sido un día largo de trabajo se sumó la boda, no fue hasta la recepción que descansé un poco, ahora en la limusina era la primera vez en dieciocho horas que cerraba los ojos. El sonido de tela moviéndose era irritante, abrí los ojos lista para discutir con Morgan sobre el molesto ruido.Morgan parecía estar teniendo un conflicto interno, su cabeza colgaba de sus hombros con clara frustración su cuerpo tenso sobre el asiento y el temblor en su pierna derecha, estaba ansiosa, Morgan parecía un poco miserable en esa posición, aunque, ¿Qué tenía de malo la situación? Ella había accedido a casarse bajo un contrato donde se benefició abundantemente, consiguió lo que qu
**Morgan** Odiaba volar era una de las actividades menos favoritas en mi lista de actividades indeseables. El vuelo se había convertido en algo agobiante, el eterno silencio solo hacía que todo fuera más incómodo, Elizabeth se dedicaba a sus cosas de negocios apenas y me pone atención, ella estaba sentada al otro lado del avión, sonrió al verla, “parece un pulpo” con su laptop en la mesilla, un celular en su mano mientras escribe y un audífono en su oído por el que habla ladrando órdenes en otro idioma que no entiendo, soy consciente de que era posible que esté enfadada conmigo por mi pequeño berrinche, pero no era mi culpa, cuando escuché que alguien más había tocado mis cosas sin permiso me irrite, ella coronó todo actuando como la bruja reina, menospreciando mis sentimientos como siempre, me hacía sentir tonta e infantil. Un suave golpe me saca de mis pensamientos, Elizabeth por fin ha cerrado la portátil dejándola a un lado, también el celular lo deja en la mesilla, coge el bolso
- ¡Mongi, Mongi mírame, mira! - gritaba Mike mientras saltaba sobre la cama de sus padres- ¡Mira Mongi mira como salto! - saltaba como un canguro por todos lados mientras Linda trataba de atraparlo con pánico en el rostro- ¡Vienes a jugar conmigo Mongi! - pregunta el mocoso cayendo sentado en la cama.-No, lo siento canguro, hoy no puedo ir tengo que hacer otras cosas- le dije Mike e hizo un puchero- No llores cangurito, pronto estaré allí para jugar contigo todo lo que quieras.- ¡Pero yo quiero que juegues conmigo ahora! - sollozo el mocoso- ¡Es que ya no me quieres Mongi, Ya no quieres jugar conmigo! - Mike lloraba triste por mi ausencia, el chiquillo era muy apegado a mí, verlo así me parte el corazón pero que podía hacer yo estaba en un yate, en el mar de Grecia a punto de pasar dos semanas en una isla- Mongi, mon…gi- tartamudeaba el pequeño entre el llanto.- ¡Carl ven cariño! - Linda llamó a su hermano para que consolara al pequeño.Su hermano apareció en un instante y tomó a M