*Morgan*Estaba muy nerviosa y no podía controlar mis músculos. No es que tenga pena o autoestima baja. Vamos a ser sinceros, no pertenezco a la sociedad de Elizabeth, los ricos y famosos me hacen sentir mal. Así que no me gustaría pasar una noche rodeada de la sociedad aristocrática de la ciudad.Elizabeth me sujeta la mano para reconfortarme y me dice-debes tranquilizarte. Esas aves de rapiña que se lanzaran a tu cuello a la menor oportunidad, pueden atacarte solo para dejar en claro su supremacía- me dice con una sonrisa.—Si tu idea era tranquilizarme, fracasaste-le digo devolviéndole la sonrisa.—Pero tú has hecho algo que ninguno de ellos lograra nunca-me dice.— ¿Qué? ¿Comer doce donas en menos de diez minutos? - le digo riendo nerviosa.—Casarte conmigo— me dice acercándose, deja un suave beso en mis labios— Y ese hecho te hace la mejor de todos-vuelve a besarme, pero esta vez me toma por el cuello para profundizar el beso, nos separamos hasta que nos falta el aire con nuestra
*Elizabeth*—Si vuelves a poner tus asquerosas manos sobre mi esposa, haré que lo lamentes— mantengo mi semblante sereno, aunque mi voz destila una siniestra amenaza, Johan cierra la puerta del estudio— Si tienes algún maldito problema será conmigo, no con ella, si esperas que me disculpe por romper tu dulce y frágil corazón… estás jodido de la cabeza— escupo furiosa.—Claro que no esperaba de ti una disculpa, eres una maldita perra insidiosa— me dice con una mirada asesina en sus oscuros ojos grises— No, la gran Elizabeth Humman nunca se disculpa y eso lo tengo muy presente-sonríe arrogante. > me digo a mí misma, solo hay una persona con la que me he disculpado sinceramente en toda mi vida.— Pero lo que me hiciste fue despreciable y ruin, no solo me trataste como un corriente idiota, sino que tuviste la osadía de casarte con ella descaradamente el mismo día en que fechamos nuestra boda, pero eso no fue suficiente para ti.
*Morgan*Ya sé que el Whisky no es el mejor aliado para la resolución de problemas de ningún tipo, mucho menos los problemas del corazón, pero ¿Qué puedo hacer?, soy una persona melancólica por naturaleza, las rupturas amorosas nunca fueron fáciles para mí, y tener un trauma sobre una relación pasada no ayuda para nada.—¿Se puede saber por qué estamos emborrachándonos?— Tony está a mi lado con su propio trago, en su propio camino a perder el conocimiento, claro, yo no lo llamé, pero Terry “El cantinero” amigo de la infancia, se apiadó de mi estado deprimente y me consiguió a mis mejores amigos.Me señalé a mí misma— Yo, tengo problemas de amor, ¿tú? - lo señalo a él— No lo sé.Suspira cansado-Amor, el mal que nunca acaba— parece una burla agria sin ninguna diversión en ella— Es la mejor razón para que las destilerías sigan funcionando a toda potencia, los donadores de órganos deberían saber que se necesitan más hígados debido al amor— se sirve otro trago— Son unos santos— balbucea.—
*Morgan* Han sido dos meses increíblemente difíciles después de contarle toda la historia a Linda sobre como termine casada con Elizabeth, la forma en como pude conseguir el dinero para la operación de Mike, después de eso seguí emborrachándome hasta perder el total conocimiento necesitaba anestesiarme para lo que seguía, una semana después de dejar Elizabeth me cité con una abogada de divorcios y presenté la demanda, Elizabeth no puso ninguna objeción a nada firmó los papeles casi de inmediato así nos divorciamos en menos de un par de semanas, eso, golpeo cada fibra sensible de mi ser, atándome una piedra al cuello para hundirme rápido en la depresión. Tratando de mantener mi orgullo intacto, le regresé su maldito dinero, tuve que vender mi casa, mi auto y sacar los pocos ahorros para poder regresar el dinero, mandé un cheque firmado a su oficina.La respuesta de Elizabeth fue casi instantánea, mandando devuelta el cheque partido a la mitad, bueno hice lo más estúpido que se me pud
*Elizabeth*—Te odio— dijo Morgan en voz baja. Me sorprendió escuchar su reproche y me hizo sentir intimidada. Ella también quería esto, aunque la mirada asesina en sus ojos me hace sentir intimidada. Aunque su fiereza se muere con esas lindas mejillas sonrojadas que la delatan. Podría ser algo egocéntrico de mi parte pensar que ya la poseo, pero Morgan realmente no es buena ocultando sus emociones como ella cree.— Lo que más me molesta es que estás allí sentada, como si fueras la reina del mundo importándote una mierda arruinar a los demás— bajo mis papeles para verla con atención-Dijiste que hablaríamos. ¡Hablar es lo que menos hacemos!Sonrió al verla como cruza los brazos sobre su pecho mientras bufa con frustración— Son papeles importantes, Morgan— le aseguro dejándolos sobre la mesita— Antes también te pedí hablar, pero ni siquiera me dejaste acercarme lo suficiente a ti. —Morgan aparta su mirada dejando claro su molestia con el tema— Tú te ocultaste bajo las faldas de tu madre,
**BODA***Morgan* *dos meses después. *Me miro en el espejo por quincuagésima vez solo para asegurarme como nada sea movido de su lugar en los últimos cinco minutos, en definitivo el traje es bonito, aunque malditamente incómodo, bueno para alguien acostumbrado a usar sudaderas y jeans usar un traje de alta costura es algo de otra dimensión.Escucho el sonido de la puerta abriéndose— Deja de verte tanto, querida— la voz de mi madre al entrar a la habitación me hace sonreír en grande, la mujer más importante de mi vida se acerca casi bailando en ese precioso y pomposo vestido color turquesa— ¡Mira lo hermosa que te vez! – sus tiernas palabras acompañadas con esa mirada amorosa y cálida hacen que mi interior se caliente, ella toma una de mis manos y con la otra acaricia mi mejilla con dulzura— Esa chica sí que es suertuda— dice con voz temblorosa.Miro a la mujer que me vio la vida, rebosando de una felicidad que era casi palpable y no hay nada que me haga sentir más completa que esto,
Dios, estoy sudando tanto que parece que estoy en un horno, además de que tengo la garganta seca y mis manos están temblando, ¿Cómo es que me había metido en semejante lío? ¿En qué momento se nos había ocurrido semejante idea?, ¡¿Y qué demonios decía el juez?! Ella realmente no sabía en lo que se estaba metiendo, conocía muy poco de la mujer que tenía enfrente suyo. Sin embargo, fue ella misma quien tomó la decisión de meterse en todo este lío por su familia. Todo formaba parte de un plan de ambas para que cada una pudiera conseguir lo que realmente deseaba. Con la ansiedad a tope en uno de los salones más importantes de la ciudad estaba ella, a punto de tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Su determinación y cobardía no compaginaban, a punto de salir corriendo y dejar todo tirado. -¿Señorita Collings? ¿Qué responde? -preguntó el juez, un hombre de a finales de los 50 años, con una melena un poco oscura ocultando muy poco los rasgos de su edad. Su mandíbula era
Inspiré entonces profunda y cansadamente, era consciente de lo que estaba haciendo. Jamás dejaría que mi familia y amigos interfirieran en este negocio, nunca los habría expuesto a situaciones que pudieran arruinar mi relación con ellos. - Ayúdame a levantar, antes de que alguien entre y vea la penosa escena que estoy haciendo – con una media sonrisa Tony se levantó y me ayudó a recomponerme. - Solo límpiate un poco la cara y te tomas tres Whiskys así el demonio de tu mujer no siente el fétido olor de tú vomitó- con una carcajada Tony salió del baño y me esperó afuera. - ¡Oh mi querida! ¿En dónde has estado? Llevo un rato buscándote como dejas a tu esposa sola atendiendo a todos los invitados, acaso así te eduque- me regaña mi madre sin levantar un octavo su dulce voz- venga que ya hay que ir a la recepción, rápido que tu esposa ya te espera- me tomó del brazo. -Mamá suelta que ya no soy una cría puedo caminar yo solita- trato de zafarme, pero no luchó mucho ¿Por qué? Así no me cr