Avanzaron y finalmente llegaron frente a una bonita heladería que estaba justo enfrente de un parque. Se podía escuchar el bullicio de niños corriendo, las hamacas subiendo y bajando, y algunos vehículos que circulaban por el lugar. Olivia le prestaba atención principalmente a Ignacio. Tomó su mano y juntos ingresaron. Sentía las miradas y las caras de sorpresa por estar con Ignacio. Pero a ella no le importaba, por primera vez no quería concentrarse en eso. También sentía miradas positivas, algunas porque había bajado de peso y se veía más bonita. Y otras personas simplemente no la miraban. La atención que solía recibir cuando llegaba a un lugar había disminuido notablemente.
"¿Estás bien?", preguntó Ignacio de repente, sacándola de la nube en la que se había sumergido. "Solo estoy pensando que ya no me
"Y si hubiera sido con él", preguntó Leonardo, mirándola con el ceño fruncido. "No", murmuró Olivia, ignorando su pregunta. "¿Por qué no? Después de todo, él es tu novio", dijo Leonardo con enojo. "Sales hace dos días y ya lo tienes como un novio", agregó."Sí, ¿tienes algún problema con eso?", preguntó Olivia con el ceño fruncido."No, ninguno", respondió Leonardo, y ambos se quedaron en silencio, con los brazos cruzados. Olivia estaba molesta por su interrogatorio tosco y Leonardo se sentía celoso, aunque no lo admitiría jamás. En parte, le dolía sentirse así. Quería tomar a Olivia, hacerla pequeña y guardarla en su bolsillo para siempre. Pero sabía que no podía hacer eso. Solo le quedaba mirar desde afuera y ver cómo poco a poco se la llevaban.&
— Pero yo sigo enamorada de ese idiota, y me pregunto cómo estará.A bastantes metros de distancia, se encontraba Leonardo, con una enfermera a su lado. Lo único que quería en ese instante era escaparse corriendo del hospital y rogarle a Olivia que se quedara, pero estaba tan molesto y sabía que ella se quería marchar de su lado hace mucho tiempo. Y no sabía por qué la seguía reteniendo.—Puedes retirarte, quiero dormir. — dijo bruscamente.Enfermera: Señor, me tengo que quedar aquí para cuidarlo, ¿eh?—Vete — demandó sin mirarla.La enfermera pronto tomó su cartera y desapareció. Leonardo estaba cansado de tener a alguien que no conocía a su lado intentando buscar un tema de conversación. Él era sincero, si no le agradaba a alguien, lo decía y listo. Tomó el teléfono, lo hizo con brusquedad, buscando el contacto de Olivia. Buscó las opciones, y la eliminó.—Si no me quieres en tu vida, pues no estaré. — gruñó. Aunque pronto se arrepintió, cómo la echaría de menos y le dolía. Quería l
Al día siguiente, Leonardo estaba en la oficina ordenando algunos papeles y verificando que todo estuviera en orden. Aunque tenía una secretaria eficiente, sabía que no era Olivia. Ella le entregó unos documentos y él asintió en agradecimiento. Había decidido anotarse en un gimnasio, aunque no estaba de ánimo para eso. Preferiría encontrarse con su fisioterapeuta, quien le había sugerido que sería una buena idea para socializar, aunque Leonardo odiaba estar rodeado de personas.Con desgano, se preguntó cómo había terminado yendo a un lugar del cual ni siquiera sabía la ubicación. Al terminar su jornada laboral, alrededor de las 4 de la tarde, su chofer lo llevó al lugar. Le preguntó si estaba emocionado por su primer día en el gimnasio, pero Leonardo respondió con desprecio diciendo que odiaba su vida.E
"¿Leonardo?", preguntó Olivia en voz alta."Sí, casualmente me tocó este mismo gimnasio", respondió él."Estás parado", comentó ella asombrada."Sí, estoy intentando dejar el bastón", dijo Leonardo."Eso es increíble, ¡me alegro mucho por ti!", exclamó Olivia con entusiasmo y, para sorpresa de Leonardo, lo abrazó brevemente durante dos segundos, lo cual hizo que su corazón latiera de repente.Olivia, al darse cuenta de lo que había hecho, se avergonzó y dijo:"Lo lamento ¿Cómo es que desde que estoy con Ignacio soy muy...?", comenzó a decir, pero fue interrumpida por Leonardo."Lo sé, él transmite mucha energía", afirmó él."Sí, como me comprendes", respondió Olivia."Entonces nos veremos mañana",
Cuando se hizo de noche y Juan se había ido a su casa, Leonardo se quedó solo, mirando al cielo raso, observando algunas telarañas que se habían acumulado, y suspirando. Se preguntaba en qué momento podría sentirse normal como antes. Volver a asistir a galas benéficas y fiestas sin que nadie lo mirara de manera rara. Cerró los ojos como si estuviera dormido, y lo único que recordaba era aquel abrazo, aquel contacto que le erizó la piel y le hizo volver a sentirse vivo.Llegó con bastante ansias al gimnasio, se puso su mejor ropa deportiva que había comprado esa misma mañana, y miró a Olivia, quien se encontraba atendiendo a un hombre sin cabello. Él la observó atentamente.Se veía hermosa, Leonardo no se había percatado de lo bonita que se veía Olivia. Estaba adelgazada y lucía un top deportivo con una c
—Tú piensas que dejé de sentirme así por Leonardo.—Estaba bien hasta que él volvió a aparecer en mi vida y, como un idiota, le respondía al mensaje. Tranquila, la con solo Lucía — comentó Olivia.—Muy bien, has terminado con tu bicicleta — comentó Ignacio, y Leonardo suspiró. Se bajó con ayuda de Leonardo y pronto fueron a hacer abdominales.—La verdad, estaba contento. Había conseguido algunas repeticiones más e Ignacio lo incentivó a hacerlo.—Muy bien, ves que puedes. Eres muy fuerte y capaz — comentó Ignacio hacia Leonardo.—No me ayudas a odiarte — comentó Ignacio riendo divertido.—Sé que Olivia te ama aún — comentó mientras Leonardo levantaba una pesa con sus braz
—Necesitan hablar, Olivia. Tienen que cerrar esa etapa o abrirla nuevamente. Pero lo harán después de que termine de ejercitar a este hombre — comentó Ignacio, señalando a Leonardo y colocando su mano en su hombro.—Ignacio, no hay nada de qué hablar — dijo Leonardo.—Después de que termine de hacer ejercicio este hombre, él se irá a bañar y tú, Olivia, irás con él a tomar una taza de café en la esquina y hablarán. Si aún sigues amándome, volverás conmigo. Si no, pues aceptaré cualquier cosa y lo sabes — afirmó Ignacio. — Y respecto a ti, Leonardo, sé que te haces el difícil, pero eres una persona con buen corazón. Pase lo que pase, es un honor para mí ser tu entrenador — añadió Ignacio, bajando la mirada y alejándo
—Yo te amo más, Olivia — comentó y la besó.Era una pareja peculiar, con personalidades opuestas. Él era amargado y ella alegre, pero ambos tenían buen corazón y se amaban intensamente. Se besaron con cariño e impetuosidad, sin durar ni un solo segundo, aprovechando cada instante y situación para sentirse cálidos el uno con el otro.—Te amo tanto — dijo Olivia, y él sonrió.Continuaron cocinando juntos, perdiéndose entre caricias, confesiones, miradas coquetas y sonrisas que llegaban al fondo de sus corazones. Terminaron de cenar mientras veían una película, haciendo comentarios divertidos, algunos sarcásticos por parte de Leonardo.Finalmente, se quedaron dormidos, acurrucados en el gran sofá, sintiendo que no les hacía falta nada más que estar así, uno con el otro, sintiendo su propio calor y