—No lo sé... la verdad es que ayer me habían dado una buena noticia, que podía mover un poco los pies, y ahora siento mis dedos. Aunque se quedó mudo, en ese instante, Leonardo pudo percatarse de que podía sentir también sus tobillos.
— ¿Qué ocurre? — preguntó asustado Juan.
—Puedo sentir mis tobillos y los dedos de mis pies, también las plantillas de mis pies.
— Eso es una buena noticia, Leonardo. Quizás pronto puedas volver a caminar.
—Sí, no puedo creerlo... me siento tan asombrado.
— ¿Por qué?, te lo mereces mucho. Eres una buena persona, aunque no parezca — comentó divertido Juan.
—Da igual, quiero dormir, punto.
— Entonces duerme, yo me pondré a ver una serie en Netflix.
—Como sea, ¿y tu esposa? — preguntó Leonardo.
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—Ignacio, tú eres perfecto para mí.— Pero sé que estás enamorada de Leonardo. Ya lo sé.—Sí, lo sé. Pero eso no me importa. Me gusta lo que tenemos, Ignacio. Desde la primera vez que te vi, sonreíste y te abriste a mí como si fuera un desconocido para ti. Te vi tan frágil pero a la vez tan fuerte.— Olivia, tú también me pareces muy linda.—Sé que estás enamorado de alguien más y no te culpo. Yo llegué después. Pero aunque no me quieras, yo sí te quiero. Estoy feliz de que estés aquí, ayudándome a ser una mejor versión de mí misma.Ignacio murmuró mientras sostenía su mano: "Y si me quieres dejar, estaré feliz de haberte ayudado, de haber pasado un pedacito de tu vida y
Olivia mencionó que se compró ropa, fue a la peluquería y se pintó las uñas, mostrándoselas. Juan expresó que le encantaba su cambio y que era tiempo de que se cuidara y dejara de esconderse. Olivia reconoció que tarde o temprano él tenía que saberlo, pero le pidió que estuviera tranquilo y que todo sucediera a su debido tiempo. Luego, Olivia suspiró y tomó la mano de Juan.Tres horas más tarde, Leonardo abrió los ojos y vio a una rubia a su lado, confundido. "Emma, ¿cómo eres tú?", preguntó. Olivia aclaró que era ella, Olivia, solo que se había teñido el cabello. Leonardo, confundido, notó que se parecía mucho a Emma. Divertida, Olivia le preguntó en qué se diferenciaban. Leonardo mencionó sus ojos. Olivia respondió de manera divertida que entonces no era
Cuando volvió a entrar, Leonardo había cambiado las sábanas y el vendaje, y se veía mucho más relajado. Parecía estar dormido y Olivia suspiró aliviada. Apagó la televisión y se quedó observándolo, apoyando su rostro en la mano derecha. Suspiró y jugueteó con sus dedos.Olivia susurró el nombre de Leonardo, pensando en él y en las extrañas palabras que él solía decirle. A veces pensaba que él sentía algo por ella, pero otras veces sentía que la odiaba. Él era tan cálido como indiferente, tan frío y caliente al mismo tiempo. Era muy difícil para ella comprenderlo y muchas veces eso se hacía parte de su vida diaria. Hasta que de pronto...Ella también se quedó dormida, con sus manos entrelazadas, compartiendo sueños y el amor que sentía por él.
Avanzaron y finalmente llegaron frente a una bonita heladería que estaba justo enfrente de un parque. Se podía escuchar el bullicio de niños corriendo, las hamacas subiendo y bajando, y algunos vehículos que circulaban por el lugar. Olivia le prestaba atención principalmente a Ignacio. Tomó su mano y juntos ingresaron. Sentía las miradas y las caras de sorpresa por estar con Ignacio. Pero a ella no le importaba, por primera vez no quería concentrarse en eso. También sentía miradas positivas, algunas porque había bajado de peso y se veía más bonita. Y otras personas simplemente no la miraban. La atención que solía recibir cuando llegaba a un lugar había disminuido notablemente."¿Estás bien?", preguntó Ignacio de repente, sacándola de la nube en la que se había sumergido. "Solo estoy pensando que ya no me
"Y si hubiera sido con él", preguntó Leonardo, mirándola con el ceño fruncido. "No", murmuró Olivia, ignorando su pregunta. "¿Por qué no? Después de todo, él es tu novio", dijo Leonardo con enojo. "Sales hace dos días y ya lo tienes como un novio", agregó."Sí, ¿tienes algún problema con eso?", preguntó Olivia con el ceño fruncido."No, ninguno", respondió Leonardo, y ambos se quedaron en silencio, con los brazos cruzados. Olivia estaba molesta por su interrogatorio tosco y Leonardo se sentía celoso, aunque no lo admitiría jamás. En parte, le dolía sentirse así. Quería tomar a Olivia, hacerla pequeña y guardarla en su bolsillo para siempre. Pero sabía que no podía hacer eso. Solo le quedaba mirar desde afuera y ver cómo poco a poco se la llevaban.&
— Pero yo sigo enamorada de ese idiota, y me pregunto cómo estará.A bastantes metros de distancia, se encontraba Leonardo, con una enfermera a su lado. Lo único que quería en ese instante era escaparse corriendo del hospital y rogarle a Olivia que se quedara, pero estaba tan molesto y sabía que ella se quería marchar de su lado hace mucho tiempo. Y no sabía por qué la seguía reteniendo.—Puedes retirarte, quiero dormir. — dijo bruscamente.Enfermera: Señor, me tengo que quedar aquí para cuidarlo, ¿eh?—Vete — demandó sin mirarla.La enfermera pronto tomó su cartera y desapareció. Leonardo estaba cansado de tener a alguien que no conocía a su lado intentando buscar un tema de conversación. Él era sincero, si no le agradaba a alguien, lo decía y listo. Tomó el teléfono, lo hizo con brusquedad, buscando el contacto de Olivia. Buscó las opciones, y la eliminó.—Si no me quieres en tu vida, pues no estaré. — gruñó. Aunque pronto se arrepintió, cómo la echaría de menos y le dolía. Quería l
Al día siguiente, Leonardo estaba en la oficina ordenando algunos papeles y verificando que todo estuviera en orden. Aunque tenía una secretaria eficiente, sabía que no era Olivia. Ella le entregó unos documentos y él asintió en agradecimiento. Había decidido anotarse en un gimnasio, aunque no estaba de ánimo para eso. Preferiría encontrarse con su fisioterapeuta, quien le había sugerido que sería una buena idea para socializar, aunque Leonardo odiaba estar rodeado de personas.Con desgano, se preguntó cómo había terminado yendo a un lugar del cual ni siquiera sabía la ubicación. Al terminar su jornada laboral, alrededor de las 4 de la tarde, su chofer lo llevó al lugar. Le preguntó si estaba emocionado por su primer día en el gimnasio, pero Leonardo respondió con desprecio diciendo que odiaba su vida.E
"¿Leonardo?", preguntó Olivia en voz alta."Sí, casualmente me tocó este mismo gimnasio", respondió él."Estás parado", comentó ella asombrada."Sí, estoy intentando dejar el bastón", dijo Leonardo."Eso es increíble, ¡me alegro mucho por ti!", exclamó Olivia con entusiasmo y, para sorpresa de Leonardo, lo abrazó brevemente durante dos segundos, lo cual hizo que su corazón latiera de repente.Olivia, al darse cuenta de lo que había hecho, se avergonzó y dijo:"Lo lamento ¿Cómo es que desde que estoy con Ignacio soy muy...?", comenzó a decir, pero fue interrumpida por Leonardo."Lo sé, él transmite mucha energía", afirmó él."Sí, como me comprendes", respondió Olivia."Entonces nos veremos mañana",