—¿Q-qué haces aquí? —inquirió Victoria. Se sonrojó por completo, pues estaba en pijama y eran las siete de la noche. Tenía los audífonos, se los quitó al ver a Mateo entrando con una sonrisa tímida. ¿Acaso era otro sueño? —Hace días que no respondes mis mensajes, ¿por qué? —Hundió las cejas—. ¿Dije algo que te molestó? Victoria abrazó una almohada para ocultarse un poco, no podía decirle a su mejor amigo que tuvo un sueño subido de tono con él, y por eso trataba de evitarlo. El corazón se le aceleró, era incontrolable. Imaginó al Mateo de sus sueños, sin camisa y con el torso lleno de músculo. —Ay, por Dios… —murmuró—. ¡Por lo menos hubieras avisado! Estoy en pijama. Él se acercó hasta sentarse en la orilla de la cama, Victoria retrocedió por impulso. —Traté de llamarte e incluso te envié un mensaje diciendo que venía. Supongo que ni los lees —resopló, deprimido—. ¿Me odias, Victoria? A Mateo le dolía, no quería perder a su amiga. ¿Por qué se estaba comportando cortante? ¿Por
Victoria ya estaba lista para su nueva cita con Mateo, se arregló más que de costumbre. Pintó sus labios de un rojo intenso que combinaba con el color de su largo vestido. Tocaron la puerta de su habitación, era Rafael. —¿Papá? —¿Estás mejor? Veo que por fin superaste a tu ex —sonrió, apoyado de la pared. —Me di cuenta tarde de que era un imbécil —Rodó los ojos. —¿Y con quién saldrás? —inquirió, pícaro—. Te pareces a tu madre cuando empezamos a salir. —N-no es una cita. Simplemente acompañaré a Mateo… —murmuró, apenada. Jugó con sus dedos—. Al museo de arte. —Oh, se me había olvidado que hoy era la gran inauguración —recordó, cruzado de brazos—. Espero que te diviertas, y no olvides que ese hombre es muy especial para ti —Le guiñó el ojo y se marchó. Dejó a Victoria más confundida que antes. ¿Por qué todos apoyaban una posible relación entre ella y Mateo? Negó con la cabeza. Salió de su habitación y bajó las escaleras con nerviosismo, no podía esperar para ver a Mateo. Su co
—¿Qué rechazó Mateo? —preguntó Victoria, inclinando ambas cejas. Lisa supo que había hecho mal, creyó que Mateo ya le había contado lo que hizo cuando se graduaron. —Y-yo… —balbuceó—. Mateo, debiste decírselo desde que regresaste. Ese regaño le dolió, porque Lisa tenía toda la razón. —Victoria, ella es Lisa, fue mi compañera durante años en la universidad —Cambió de tema, nervioso. Su mejor amiga no quería ninguna presentación después de escuchar que Mateo le ocultó algo importante durante tanto tiempo. —Tenemos que hablar sobre esto, no me cambies de tema ahora… —murmuró, molesta. —Lamento haber causado problemas. Mis pinturas están en la sala vip, por si gustan pasarse —Lisa les entregó dos pases gratis—. Nos vemos… La había cagado, ella misma lo sabía. Esperaba que el amor entre ellos fuera más fuerte que cualquier discusión. —Vayamos a un lugar más tranquilo —sugirió Mateo. —¿Cómo cuál? —La sala vip. Por algo Lisa nos dio estos pases. Suelen estar vacías y tienen espaci
Por otro lado, Michael estaba con Sara planeando el próximo paso que darían antes de irse a la mansión Bridget. —Estoy lista, no tienes que recordarme —masculló. —Lo único que debes hacer es amenazarlo, usa tu cara más diabólica y funcionará —susurró. —¿Te estás burlando de mí, Michael? —Frunció el ceño, ofendida. Ambos se encontraban en el departamento dónde vivía Samuel. Iban a cobrar venganza, o bueno, Michael necesitaba darle su merecido por lo que le hizo a Victoria. Tenían trajes negros y guantes que ocultarían sus huellas. Michael se aseguró de que nadie estuviera viendo, y forzó la puerta con una ganzúa.Entraron sin hacer ruido. —Te esconderás en el armario y serás la primera en sorprenderlo, ¿de acuerdo? Quisiera saber cómo te manejas en esto… —murmuró Michael, agarrando los hombros de Sara. —L-literalmente me has enseñado durante estas casi tres semanas… —balbuceó, nerviosa, sabiendo que se iría al día siguiente a su nuevo hogar. Sara quería demostrar su valor, que
—P-por favor, no me hagas daño —Samuel suplicó. Por alguna razón, sintió que ese hombre iba a matarlo sí o sí. El aura oscura que rodeaba a Michael, era digna de temer, hasta Sara se quedó en shock, estando tirada en el suelo. Le costaba procesar todo lo que ocurría. —¿La tocaste? —preguntó, con sed de sangre. —¡N-no! ¡Lo juro! Michael no planeaba matar a Samuel, solo quería darle un susto y una advertencia de que no se acercara a su familia. Sus planes cambiaron cuando lo vio a punto de abusar de Sara. —No te creo nada. Los labios de Sara temblaron, vio a su mejor amigo descontrolado y motivado por la ira, pero no supo cómo controlarlo. En el fondo, ella quería ver de lo que ese hombre era capaz… ¿Por qué sintió tanta rabia si no eran pareja? —¡S-Sara! ¡Dile algo! —rogó, Samuel empezó a llorar. Estaba sin camisa y con la nariz rota, la sangre no dejaba de chorrear. Se veía vulnerable. Sara se levantó, estuvo a punto de agarrar el brazo de Michael, pero él sacó su arma y le
Michael y Sara se estaban despidiendo de todos, les tocaba irse a la mansión Bridget. Alejandro fue a buscarlos, y cuando vio a Victoria, ella corrió a sus brazos. —¡Abuelito! —exclamó, emocionada como cuando era niña. —Uff, ya no puedo cargarte. Los dolores de espalda me tienen agotado —se quejó, divertido—. ¿Cómo has estado? —Muy bien. Aunque extrañaré a Michael, siento que pasamos poco tiempo juntos esta vez —Ella arrugó la boca. —No te preocupes, vendré más seguido —respondió su hermano menor. —Sara, hija, cuídate mucho por favor —Elsa le tomó las manos a la joven—. Recuerda escribirnos todos los días. —Te llamaré dos veces al día, ¿de acuerdo? —avisó Camilo, con una mano en la cintura. Sus padres estaban muy preocupados porque su bebé dejaría el nido por primera vez. Pero si era lo que Sara quería, planeaban apoyarla. —Estaré bien, mamá, papá —sonrió, dándole un abrazo familiar. —Papá, avísanos cuando lleguen —pidió Mónica, despidiéndose—. En unos días Victoria será la n
Mateo llegó al edificio de la empresa y preguntó por Victoria en la recepción. Le dijeron que subiera el ascensor hasta el segundo piso y diera un cruce a la derecha. Él hizo caso, nervioso porque no veía a su amiga desde la confesión que le hizo. ¿Podía actuar con normalidad? Llevó una mano a su pecho, inhaló hondo para calmarse y terminó chocando con un hombre de cabello negro y mirada intimidante, aunque era más pequeño que él. —Discúlpame. —No recuerdo que trabajes aquí —Alex lo detalló de pies a cabeza—. ¿Tienes cita? Nadie puede entrar sin una cita… —Vengo a ver a Victoria Rowling, la nueva jefa. —¿Tienes cita? —repitió. Mateo tensó la mandíbula y apretó los puños. Nunca imaginó que habría un hombre tan terco. —Conozco a Victoria de toda la vida, no es la primera vez que vengo a visitarla, así que hazte a un lado —masculló, con ambas manos en los bolsillos. Alex estuvo a punto de protestar, pero Victoria casualmente salió al leer el último mensaje de Mateo diciendo que
—Oye, ¿no hablaremos sobre lo que pasó con Samuel? —Sara estaba en la oficina de Michael. Jugaba con sus dedos, sentada en un mueble. Su llegada a la mansión Bridget fue tranquila, no hubo muchas presentaciones, pues Michael decidió que no hacía falta y los conocería a todos poco a poco. Aunque ella sí sintió muchas miradas de desprecio, tal vez porque era nueva en ese mundo y la eligieron para un puesto importante que otros deseaban tener. Michael alzó la mirada. —¿Qué te gustaría saber? Ya el caso quedó cerrado. La policía lo hizo parecer un suicidio —murmuró—. Lo único que me preocupa es la mujer que estuvo con él… —¿Mujer? Yo no la escuché. —No pude verla, pero hablaban sobre robar a mi padre —resopló—. Ya te mencioné que destruí varios planos con toda la información de la mansión Rowling. —Sí, sí. —Creo que ahora que Samuel está muerto, ella no se atrevería a cometer un robo tan peligroso sola, ¿no? —Frunció el ceño. Por mucho que haya investigado con sus secuaces y su a