Lucas Si yo pensaba que era suficiente malo estar aquí, con Claudia intentando meterles ideas en la cabeza a mi esposa, tenía que decir que casi que me caía sentado solo de ver al rubio estúpido de Ernest en el yate. Sabía que esto había sido una mala idea, yo prefería sin duda estar en tierra firme y no en el yate de este ridículo millonario, que parecía estar decidido a poner nuestras teorías a prueba de la manera más ruda y directa posible. — Carter, ¿era realmente esto necesario? ¿Tenías que traer a ese parásito aquí? Tenemos pruebas de que es un sucio dispuesto a hacer cualquier engaño para obtener lo que quiere, ¡tenías que invitarlo de todas las personas! Sin contar con la víbora de Claudia Ferrero— digo mientras camino de un lado a otro en la cubierta intentando hablar en voz baja. — Cuéntame Dantes, ¿qué querías que hiciera? ¿Que lo dejara en la oscuridad por allá, en la ciudad dispuesto y descontrolado, haciendo negociaciones para que su corrupto padre llegue al puesto
DalilaEn la mañana, me levanto sofocada, y me doy de qué estamos muy juntos, más de lo que deberíamos. Lucas es un hombre bastante grande y alto, y la cama quizás no es tan amplia, y terminamos pasando la noche pegados uno al otro. Yo me doy cuenta de que él está detrás de mí y me abraza con una mano, colocada sobre mi vientre. Por dios del cielo… su cuerpo se siente cálido y fuerte. Con cuidado de no despertarlo, me voy saliendo de su abrazo, y me quedo viéndolo mientras duerme. No parece ser el hombre gruñón de siempre, es como si en los sueños, está tranquilo, está en paz. Yo quiero salir y ver el mar mientras el día comienza. Me coloco una bata y salgo, hay un gran movimiento de trabajadores que hacen que esta especie de hotel flotante funcione correctamente, yo solo me apoyo en la baranda perdida de mis pensamientos cuando escucho una voz de alguien que se acerca a mí. Afortunadamente, no es ni mi hermana, ni Ernest a quien había visto a lo lejos y había hecho que todas mis d
Lucas Yo no podía creer todo lo que había pasado y, sin embargo, no debería sorprenderme. Ahora mi esposa estaba preocupada y lamentablemente ahora firmemente convencida de que corríamos un peligro incesante. Aún ahora teníamos a nuestros enemigos muy bien ubicados, porque si alguien quería hacernos daño estaba justamente dentro de este mismo grupo. Teníamos pocos días aquí en el barco y yo me dediqué a enseñarle a jugar cuando no estaba reunido con alguno de los empresarios. Y debía reconocer que era particularmente estimulante. Ella había avanzado mucho, recordando cómo lo hacía antes, y yo lo estaba disfrutando tremendamente. Su vestido se levantaba, su escote me hacía soñar, y yo lo aprovechaba. Era como si mi cuerpo necesitara estar cerca de ella, como si solo estando en contacto con su piel, sintiéndola, era la única forma posible de estar. La mejor parte es que ella no se ha había alejado o evitaba mi roce, sino que sentía como se acercaba a mí, buscando mi contacto. Y c
DalilaNo sé si estaba perdiendo la cabeza, o simplemente ya me había acostumbrado a toda esta locura. El juego había sido muy emocionante, y me costaba creer que habíamos ganado. Parecía que todo estaba en contra de nosotros, pero triunfamos.Me sentía realmente muy nerviosa, especialmente porque Ernest parecía intentar seducirme, me susurraba cosas del pasado, que era su prometida, que tenía que hacer lo que él quisiera… y que fallara, que lo hiciera por él, que se lo debía. ¿Cuál era su objetivo? ¿Por qué manipularme así? Y me descontrolaba, claro que lo hacía. Él sabía muy bien lo que me hacía daño, y como manipularme. Pero yo no me dejaba. También escuchaba refunfuñar a Lucas cada vez que Carter se acercaba a mí. Pero estaba a mi lado, ambos lo estaban, y yo lo hice lo mejor que pude.Finalmente, me recompuse, y me sentía eufórica, cuando veía que lo lograba. Hace pocos días yo nunca imaginé que sería capaz de esto, y tampoco de lo que estaba haciendo ahora. Prácticamente, ha
Lucas Yo era un completo masoquista. Punto. No había otra explicación. Había ido ya varias veces al infierno en toda mi vida, y lo conocía tan bien, como si fuera la palma de mi mano, pero parecía que no fuera suficiente, ya que no importa lo que pasara, yo siempre elegí el camino incorrecto. El del dolor y el del sufrimiento. Después de que todo lo que había pasado, de todas las cosas que habían sucedido en mi vida, que me habían llevado a ser, Lucas Dantes; el poderoso CEO, el que domina la ciudad de Nueva York, el que buscaba derrotar a la familia Ferrero, quien había obligado a ella a casarse conmigo... y quién había salido derrotado por ella... había terminado, aquí. De nuevo. En el lugar al que había jurado no volver. Con ella, en la cama. Con su aroma en mi piel, con su sabor en mi boca, con mi cuerpo latiendo solo por ella. Francamente, yo era un chiste, el de todo el mundo, y por el sufrimiento que había pasado, y que seguramente, sin ninguna duda, volvería a sufrir.
Dalila— Vaya vaya, pero si acaso no es la pareja más codiciada de toda la temporada…— decía el señor Carter una vez que nosotros aparecíamos para compartir con el resto de los invitados. ¿Habíamos querido salir de nuestra habitación? Por supuesto que no. Yo por lo menos me he deleitado de hablar con él y de estar con él... de formas tan agradables, y por su reacción, me daba a entender que él tampoco quería venir. Pero habíamos venido por negocios y para tenerle un ojo a nuestros aliados y enemigos, así que el deber llamaba. Con todo y eso... no dejaba de ser espectacular. Había conocido un Lucas realmente maravilloso que me tenía en un completo éxtasis. Yo por supuesto sabía que el sexo no lo era todo, y que aún necesitábamos superar muchas cosas... pero habíamos compartido unos momentos tan fantásticos... que yo no podía dejar de sorprenderme. Mi esposo, el que yo insistía en que solo era por contrato y en papel... me había llevado a la luna de ida y vuelta. Me había hecho sen
Lucas Contrario a lo que yo había pensado, mis días en los Hamptons habían sido mucho mejor de lo que pude esperar. Y todo era por ella. Hace poco había pensado que, si la vida me hubiese dado otra oportunidad con Dalila, un momento en donde yo hubiese tomado otras decisiones... quizás ella y yo podíamos estar juntos. Y ahora la tenía aquí a mi lado. Cuando pensaba que era imposible. Me había refugiado en ella, en su piel, como si fuera el último espacio en el mundo, como si solo ahí yo pudiera estar tranquilo. La veía dormir, pasar el día en la playa y de estar... prácticamente encima de ella, sin dejar de tocarla, besarla... complacerla. Y yo estaba aterrado. Muy dentro de mí sabía que sí, ella me pedía algo, yo se lo iba a dar sin duda. Y la idea me angustiaba. Aquí mismo la veía, arropada solo con una media sábana, mientras yo con mis dedos jalaba la tela, para ver aún más y más. Cómo así no pudiera estar saciado. Era una locura. Ella era mi locura. Y no lo podía evitar, aca
Dalila —¡Oh dioss sii! Toda la ciudad habla de esa magnífica fiesta que hubo en los Hamptons... debe ser toda una suerte ir para allá— me decía Celeste mientras tomábamos un café en un lindo lugar cerca de casa. Había pensado mucho en la situación con ella, pero había decidido que... realmente la extrañaba. Era la única persona de mi pasado, que al parecer tenía buenos recuerdos de mí, y que además, me daba información de quién yo era, qué hice. Me daba cuenta de que realmente fue importante par ami, porque ella sonreía y era feliz contando nuestras aventuras y tonterías en la oficina. — Lo fue, aunque debo decir que todo es bastante extraño. No sé, no creo que sea para mí— le digo, mientras veo en la esquina Owens a que lee el periódico. Por supuesto que Lucas no me iba a dejar venir sola, aunque es obvio que confía mi amiga. Incluso había insistido en que yo saliera. —Me imagino... ¡Es decir, estuvo organizada por Benjamín Carter, sus fiestas son legendarias!— dice ella de form