Hola a todos! ¿Qué les parece esta apuesta? Los leo! Bso Kika
DalilaNo sé si estaba perdiendo la cabeza, o simplemente ya me había acostumbrado a toda esta locura. El juego había sido muy emocionante, y me costaba creer que habíamos ganado. Parecía que todo estaba en contra de nosotros, pero triunfamos.Me sentía realmente muy nerviosa, especialmente porque Ernest parecía intentar seducirme, me susurraba cosas del pasado, que era su prometida, que tenía que hacer lo que él quisiera… y que fallara, que lo hiciera por él, que se lo debía. ¿Cuál era su objetivo? ¿Por qué manipularme así? Y me descontrolaba, claro que lo hacía. Él sabía muy bien lo que me hacía daño, y como manipularme. Pero yo no me dejaba. También escuchaba refunfuñar a Lucas cada vez que Carter se acercaba a mí. Pero estaba a mi lado, ambos lo estaban, y yo lo hice lo mejor que pude.Finalmente, me recompuse, y me sentía eufórica, cuando veía que lo lograba. Hace pocos días yo nunca imaginé que sería capaz de esto, y tampoco de lo que estaba haciendo ahora. Prácticamente, ha
Lucas Yo era un completo masoquista. Punto. No había otra explicación. Había ido ya varias veces al infierno en toda mi vida, y lo conocía tan bien, como si fuera la palma de mi mano, pero parecía que no fuera suficiente, ya que no importa lo que pasara, yo siempre elegí el camino incorrecto. El del dolor y el del sufrimiento. Después de que todo lo que había pasado, de todas las cosas que habían sucedido en mi vida, que me habían llevado a ser, Lucas Dantes; el poderoso CEO, el que domina la ciudad de Nueva York, el que buscaba derrotar a la familia Ferrero, quien había obligado a ella a casarse conmigo... y quién había salido derrotado por ella... había terminado, aquí. De nuevo. En el lugar al que había jurado no volver. Con ella, en la cama. Con su aroma en mi piel, con su sabor en mi boca, con mi cuerpo latiendo solo por ella. Francamente, yo era un chiste, el de todo el mundo, y por el sufrimiento que había pasado, y que seguramente, sin ninguna duda, volvería a sufrir.
Dalila— Vaya vaya, pero si acaso no es la pareja más codiciada de toda la temporada…— decía el señor Carter una vez que nosotros aparecíamos para compartir con el resto de los invitados. ¿Habíamos querido salir de nuestra habitación? Por supuesto que no. Yo por lo menos me he deleitado de hablar con él y de estar con él... de formas tan agradables, y por su reacción, me daba a entender que él tampoco quería venir. Pero habíamos venido por negocios y para tenerle un ojo a nuestros aliados y enemigos, así que el deber llamaba. Con todo y eso... no dejaba de ser espectacular. Había conocido un Lucas realmente maravilloso que me tenía en un completo éxtasis. Yo por supuesto sabía que el sexo no lo era todo, y que aún necesitábamos superar muchas cosas... pero habíamos compartido unos momentos tan fantásticos... que yo no podía dejar de sorprenderme. Mi esposo, el que yo insistía en que solo era por contrato y en papel... me había llevado a la luna de ida y vuelta. Me había hecho sen
Lucas Contrario a lo que yo había pensado, mis días en los Hamptons habían sido mucho mejor de lo que pude esperar. Y todo era por ella. Hace poco había pensado que, si la vida me hubiese dado otra oportunidad con Dalila, un momento en donde yo hubiese tomado otras decisiones... quizás ella y yo podíamos estar juntos. Y ahora la tenía aquí a mi lado. Cuando pensaba que era imposible. Me había refugiado en ella, en su piel, como si fuera el último espacio en el mundo, como si solo ahí yo pudiera estar tranquilo. La veía dormir, pasar el día en la playa y de estar... prácticamente encima de ella, sin dejar de tocarla, besarla... complacerla. Y yo estaba aterrado. Muy dentro de mí sabía que sí, ella me pedía algo, yo se lo iba a dar sin duda. Y la idea me angustiaba. Aquí mismo la veía, arropada solo con una media sábana, mientras yo con mis dedos jalaba la tela, para ver aún más y más. Cómo así no pudiera estar saciado. Era una locura. Ella era mi locura. Y no lo podía evitar, aca
Dalila —¡Oh dioss sii! Toda la ciudad habla de esa magnífica fiesta que hubo en los Hamptons... debe ser toda una suerte ir para allá— me decía Celeste mientras tomábamos un café en un lindo lugar cerca de casa. Había pensado mucho en la situación con ella, pero había decidido que... realmente la extrañaba. Era la única persona de mi pasado, que al parecer tenía buenos recuerdos de mí, y que además, me daba información de quién yo era, qué hice. Me daba cuenta de que realmente fue importante par ami, porque ella sonreía y era feliz contando nuestras aventuras y tonterías en la oficina. — Lo fue, aunque debo decir que todo es bastante extraño. No sé, no creo que sea para mí— le digo, mientras veo en la esquina Owens a que lee el periódico. Por supuesto que Lucas no me iba a dejar venir sola, aunque es obvio que confía mi amiga. Incluso había insistido en que yo saliera. —Me imagino... ¡Es decir, estuvo organizada por Benjamín Carter, sus fiestas son legendarias!— dice ella de form
— Sí, por supuesto, que me interesan esos planes... y no, en lo absoluto vamos a perder dinero. Búscalo y haz lo posible para que acepten. Pero haciendo una propuesta coherente, por supuesto— digo en mi llamada con uno de mis inversores mientras la veo a ella entrar. ¿Para qué voy a negar que la extrañaba? Que tenía hasta la tentación de... llevármela a la oficina. Enseñarle todo... darle todo el maldito mundo. Porque cuando ella entraba a mi estudio, casi con vergüenza, de forma adorable, pero aun así con una mirada tan insistente... hacía que todo mi cuerpo despertara. Había sido un día agotador...tenía que ponerme al tanto de todas las cosas que dejé pendientes luego de mi visita y paseo en yate a los Hamptons... pero todo valió la pena solo por ella. Tenía un vestido por encima de la rodilla, ligero y sencillo, y cuando se inclinó hacia mí y me dio un suave beso, sin importar la remotamente mi llamada... pude ver su escote. Por Dios como yo deseaba tanto a esta criatura.
Lucas Juro que si no me detienen soy capaz de incendiar esta estúpida ciudad. Nueva York me había traído más dolores de cabeza que felicidad, aun cuando mi padre había venido conmigo hace ya tantos años, en busca del sueño de hacer dinero y una vida digna. No creo haberla logrado. — Señor, es simplemente un triste intento de hacerlo perder el control... de molestarlo...— me decía Octavio persiguiéndome. —¡Pues lo ha logrado con bastante éxito!— le grito. —Owens llama a mis hombres y a mis abogados ¡Ya!— grito y me voy a mi estudio. Empiezo a comunicarme con algunos contactos, a mis detectives, a todos, cuándo en una hora ya tengo a todos mis abogados en medio de una llamada. — Señor esto que dice el Señor Smith no tiene ningún sentido— dice mi abogada principal Sarah. —¿Estás segura? ¿No tendrá alguna carta bajo la manga? ¿Algo que pueda confirmar que él no solo tiene alguna relación válida con mi esposa... sino que quiere quitarme las acciones? Tengo conocimiento de que Ernest
Lucas — Señor, por qué no habla cuando esté un poco más tranquilo...— me dice Octavio, prácticamente persiguiéndome mientras yo camino de un lado a otro de la casa, gritando y apurando a que todo el mundo haga, cualquier cosa. Cuando la realidad es que no puedo controlar nada. Me mata solamente la idea de que ella realmente haya sido un espía, ni siquiera me puedo detener a pensarlo, así que simplemente camino como un imbécil de un lado para el otro. Ella me está investigando. Me sedujo en mi propio estudio y yo casi caigo como un tonto. Realmente me he puesto más estúpido con el tiempo. No debí confiar en ella, pero caí igualmente. Yo pensando que podríamos tener una oportunidad. Y quizás tener una familia... pendiente de protegerla, de no usarla en mis planes. Yo usaba a todo el mundo, mis planes estaban primero antes que cualquier cosa. Pero ella... Esa mujer era mi perdición. Siempre lo supe, pero igual continúe con mis objetivos obviando ese detalle. —¡Basta, Octavio! ¡No