Lucas Dicen por ahí que se atrae más moscas con miel que con vinagre, y me costaba mucho entenderlo y sobre todo aplicarlo a mi vida. Pero me parecía que valía la pena intentarlo. Por supuesto que Octavio tenía razón. Odiaba que tuviera razón, pero como tal como entendí era mejor intentar entender a mi esposa, comprender lo que ella había pasado y ponerme en su lugar, y sin duda las cosas estaban resultando mucho mejor. No solo había mejorado su ánimo, sino que poco a poco habíamos empezado a establecer las primeras fases de la confianza. Desde el momento en que me acerqué a ella y le empecé a contar cosas de su pasado, y de quién era ella, todo había cambiado. Owens mismo me dijo que ya no la veía intentando escapar, y Victoria me comentó que estaba comiendo mucho mejor, tomando sus medicinas y en general... con una actitud diferente. No había sido nada fácil, honestamente yo quería echar a todo mi equipo de seguridad porque ella se había escapado, pero tarde o temprano me ha
Dalila— Vaya, vaya, pero miren quién está aquí… ¿Acaso no es mi querida hermana? Aquella que no contesta mis llamadas y no me presta la menor atención aún cuando yo me he comportado de muy buena manera con ella. ¿O me equivoco?— me dice Claudia en cuanto me ve. Demasiado para mi momento de felicidad. Había llegado a los Hamptons con mucha emoción, el lugar era tremendamente elegante y francamente, yo me sentí insegura… como si esto no fuera mi lugar, como si yo no tuviera derecho de estar aquí. Lucas y yo habíamos intentado hacer las paces y más allá del placer y de conocer un lugar nuevo, había un objetivo. Teníamos que obtener ayuda y aliados y yo tenía que ver si mi hermana y Ernest eran realmente culpables, o mi esposo estaba mintiendo. Pero mi hermana venía con toda la mala intención. Yo a estas alturas no entendía qué era lo que había hecho mal con ella, tenía que ver con mi pasado, pero para variar yo no tenía ni idea, no sabía y Claudia no parecía estar dispuesta a explic
Lucas Si yo pensaba que era suficiente malo estar aquí, con Claudia intentando meterles ideas en la cabeza a mi esposa, tenía que decir que casi que me caía sentado solo de ver al rubio estúpido de Ernest en el yate. Sabía que esto había sido una mala idea, yo prefería sin duda estar en tierra firme y no en el yate de este ridículo millonario, que parecía estar decidido a poner nuestras teorías a prueba de la manera más ruda y directa posible. — Carter, ¿era realmente esto necesario? ¿Tenías que traer a ese parásito aquí? Tenemos pruebas de que es un sucio dispuesto a hacer cualquier engaño para obtener lo que quiere, ¡tenías que invitarlo de todas las personas! Sin contar con la víbora de Claudia Ferrero— digo mientras camino de un lado a otro en la cubierta intentando hablar en voz baja. — Cuéntame Dantes, ¿qué querías que hiciera? ¿Que lo dejara en la oscuridad por allá, en la ciudad dispuesto y descontrolado, haciendo negociaciones para que su corrupto padre llegue al puesto
DalilaEn la mañana, me levanto sofocada, y me doy de qué estamos muy juntos, más de lo que deberíamos. Lucas es un hombre bastante grande y alto, y la cama quizás no es tan amplia, y terminamos pasando la noche pegados uno al otro. Yo me doy cuenta de que él está detrás de mí y me abraza con una mano, colocada sobre mi vientre. Por dios del cielo… su cuerpo se siente cálido y fuerte. Con cuidado de no despertarlo, me voy saliendo de su abrazo, y me quedo viéndolo mientras duerme. No parece ser el hombre gruñón de siempre, es como si en los sueños, está tranquilo, está en paz. Yo quiero salir y ver el mar mientras el día comienza. Me coloco una bata y salgo, hay un gran movimiento de trabajadores que hacen que esta especie de hotel flotante funcione correctamente, yo solo me apoyo en la baranda perdida de mis pensamientos cuando escucho una voz de alguien que se acerca a mí. Afortunadamente, no es ni mi hermana, ni Ernest a quien había visto a lo lejos y había hecho que todas mis d
Lucas Yo no podía creer todo lo que había pasado y, sin embargo, no debería sorprenderme. Ahora mi esposa estaba preocupada y lamentablemente ahora firmemente convencida de que corríamos un peligro incesante. Aún ahora teníamos a nuestros enemigos muy bien ubicados, porque si alguien quería hacernos daño estaba justamente dentro de este mismo grupo. Teníamos pocos días aquí en el barco y yo me dediqué a enseñarle a jugar cuando no estaba reunido con alguno de los empresarios. Y debía reconocer que era particularmente estimulante. Ella había avanzado mucho, recordando cómo lo hacía antes, y yo lo estaba disfrutando tremendamente. Su vestido se levantaba, su escote me hacía soñar, y yo lo aprovechaba. Era como si mi cuerpo necesitara estar cerca de ella, como si solo estando en contacto con su piel, sintiéndola, era la única forma posible de estar. La mejor parte es que ella no se ha había alejado o evitaba mi roce, sino que sentía como se acercaba a mí, buscando mi contacto. Y c
DalilaNo sé si estaba perdiendo la cabeza, o simplemente ya me había acostumbrado a toda esta locura. El juego había sido muy emocionante, y me costaba creer que habíamos ganado. Parecía que todo estaba en contra de nosotros, pero triunfamos.Me sentía realmente muy nerviosa, especialmente porque Ernest parecía intentar seducirme, me susurraba cosas del pasado, que era su prometida, que tenía que hacer lo que él quisiera… y que fallara, que lo hiciera por él, que se lo debía. ¿Cuál era su objetivo? ¿Por qué manipularme así? Y me descontrolaba, claro que lo hacía. Él sabía muy bien lo que me hacía daño, y como manipularme. Pero yo no me dejaba. También escuchaba refunfuñar a Lucas cada vez que Carter se acercaba a mí. Pero estaba a mi lado, ambos lo estaban, y yo lo hice lo mejor que pude.Finalmente, me recompuse, y me sentía eufórica, cuando veía que lo lograba. Hace pocos días yo nunca imaginé que sería capaz de esto, y tampoco de lo que estaba haciendo ahora. Prácticamente, ha
Lucas Yo era un completo masoquista. Punto. No había otra explicación. Había ido ya varias veces al infierno en toda mi vida, y lo conocía tan bien, como si fuera la palma de mi mano, pero parecía que no fuera suficiente, ya que no importa lo que pasara, yo siempre elegí el camino incorrecto. El del dolor y el del sufrimiento. Después de que todo lo que había pasado, de todas las cosas que habían sucedido en mi vida, que me habían llevado a ser, Lucas Dantes; el poderoso CEO, el que domina la ciudad de Nueva York, el que buscaba derrotar a la familia Ferrero, quien había obligado a ella a casarse conmigo... y quién había salido derrotado por ella... había terminado, aquí. De nuevo. En el lugar al que había jurado no volver. Con ella, en la cama. Con su aroma en mi piel, con su sabor en mi boca, con mi cuerpo latiendo solo por ella. Francamente, yo era un chiste, el de todo el mundo, y por el sufrimiento que había pasado, y que seguramente, sin ninguna duda, volvería a sufrir.
Dalila— Vaya vaya, pero si acaso no es la pareja más codiciada de toda la temporada…— decía el señor Carter una vez que nosotros aparecíamos para compartir con el resto de los invitados. ¿Habíamos querido salir de nuestra habitación? Por supuesto que no. Yo por lo menos me he deleitado de hablar con él y de estar con él... de formas tan agradables, y por su reacción, me daba a entender que él tampoco quería venir. Pero habíamos venido por negocios y para tenerle un ojo a nuestros aliados y enemigos, así que el deber llamaba. Con todo y eso... no dejaba de ser espectacular. Había conocido un Lucas realmente maravilloso que me tenía en un completo éxtasis. Yo por supuesto sabía que el sexo no lo era todo, y que aún necesitábamos superar muchas cosas... pero habíamos compartido unos momentos tan fantásticos... que yo no podía dejar de sorprenderme. Mi esposo, el que yo insistía en que solo era por contrato y en papel... me había llevado a la luna de ida y vuelta. Me había hecho sen