Después de que Demon enfrentó a James, la tensión en la sala de reuniones se disipó, aunque la decisión de James aún pesaba en el aire. Finalmente, después de lo que parecía una eternidad, James se vio obligado a presentar su renuncia. Sin embargo, sus palabras finales fueron amenazantes. —Esto no ha terminado. Me vengaré —dijo, su voz llena de resentimiento. Demon se encogió de hombros, sin mostrar preocupación por la amenaza. —Haz lo que quieras, James. Pero recuerda que esta vez, no estoy solo —respondió, con una seguridad que me hizo sentir orgullosa. Después de la reunión, Demon me llevó a su oficina. Cerró la puerta y, antes de que pudiera decir algo, me besó con intensidad. —Todo salió acorde al plan —dijo, sonriendo mientras se apartaba un poco para mirarme a los ojos. —La familia de Ares y los socios ya están más tranquilos. —Me alegra saberlo —respondí, sintiendo una mezcla de alivi
Días después, Demon me llevó de nuevo a la casa de su manada. Aunque estaba emocionada por estar con su familia, también me invadía un nerviosismo que no podía evitar. Ser parte de su mundo era un gran paso, y la idea de ser aceptada entre ellos me llenaba de ansiedad. Cuando llegamos, la atmósfera estaba llena de risas y calidez. Demon se puso de pie, claramente emocionado, y anunció con orgullo: —¡He completado el vínculo con Luna! Ella es mi mate, como el alma gemela de un humano. Un murmullo de alegría recorrió la sala, y todos comenzaron a congratularnos. Sin embargo, en medio de la celebración, una sensación extraña se apoderó de mí. Me di cuenta de que había comenzado a perder parte de mi humanidad. Las garras asomaban de mis dedos, mis ojos cambiaban a un amarillo intenso, y la fuerza que sentía en mi interior era abrumadora. Además, me di cuenta de que podía curarme rápidamente, y en ocasiones, po
Me puse ropa cómoda para el entrenamiento: unos pantalones ajustados y una blusa de cuero negra que me hacía sentir lista para pelear, pero también un poco audaz. Demon sonrió al verme y, con una mirada de aprobación, me llevó a un área al aire libre que se asemejaba a un ring de combate. —Aquí es donde comenzaremos a trabajar en tu fuerza y agilidad —dijo, mientras me guiaba hacia el centro. Su presencia era reconfortante y, al mismo tiempo, electrizante. Comenzamos el entrenamiento, practicando técnicas de ataque y defensa. Demon me enseñó cómo aprovechar mi nueva agilidad y fuerza, y en más de una ocasión, terminamos uno encima del otro, riendo y jadeando mientras nos empujábamos y esquivábamos. Cada vez que caíamos, no podía evitarlo: Demon aprovechaba para besarme, su sonrisa traviesa iluminando su rostro. La mezcla de lucha y momentos tiernos hacía que mi corazón latiera con fuerza. Sin embargo, mientras entrenábamos, algo inesperado sucedió. No sé ni cómo ocurrió, pero en u
Demon me tomó de la cintura y, con un movimiento decidido, me puso boca abajo sobre la cama. La sensación de la sábana fresca contra mi piel me hizo temblar. Entonces, comenzó a empujar su cuerpo contra el mío, su calor envolviéndome. Quejidos escaparon de mis labios mientras me aferraba a las sábanas, la intensidad del momento desbordando todos mis sentidos. —Más, Demon —le pedí, mi voz entrecortada por el placer. Él respondió a mi súplica, aumentando el ritmo y la intensidad de sus movimientos. Cada empujón era una ola de deseo que me arrastraba más profundo en un mar de sensaciones. Me aferré a las sábanas, sintiendo cómo cada fibra de mi ser se encendía con un deseo incontrolable. La conexión entre nosotros se intensificaba, y cada gemido que escapaba de nuestros labios resonaba en la habitación, una melodía primal que nos envolvía. La presión crecía dentro de mí, llevándome cada vez más cerca del clímax. —Luna… —gimió Demon, su voz llena de deseo y placer, y eso solo avivó el
Demon estuvo a mi lado cuidándome en cada momento. Sin embargo, a medida que los días pasaban, comencé a tener problemas para controlar mi magia. Los poderes de loba competían constantemente con mis habilidades mágicas, y la lucha interna se estaba volviendo cada vez más agotadora. Una noche, mientras dormía profundamente, me desperté de golpe. Mis ojos brillaban en un intenso amarillo, y sentía que las orejitas de lobo brotaban de mi cabeza. Mis colmillos estaban afilados y mi poder mágico se activó de repente. La sensación era abrumadora, y el pánico comenzó a apoderarse de mí.Intenté calmarme, pero la fuerza de mi magia se descontroló. En un instante de nerviosismo, destrocé la ventana de mi habitación. El estruendo resonó en la casa, despertando a Demon de su sueño.Él entró corriendo, sus ojos estaban llenos de preocupación, y al ver que no podía manejar la situación, me abrazó con fuerza.—¡Calma, Luna! Estoy contigo, no te preocupes —susurró, su voz suave y reconfortante.Poc
Estaba recostada en mi cama cuando sentí cómo Demon se acercaba. Me abrazó suavemente y, con su voz envolvente, me susurró al oído:—¿Qué opinas de ir al cine conmigo esta noche?Aún medio bostezando, le respondí con una sonrisa perezosa.—Sí, eso suena perfecto. Justo lo que necesito: un descanso.Me levanté y me arreglé rápidamente, asegurándome de ocultar mis orejitas de lobo bajo mi cabello. Quería disfrutar de la salida sin preocuparme por mis recientes transformaciones. Cuando finalmente estuvimos listos, nos dirigimos al cine.La sala estaba medio vacía, lo que le daba un aire de intimidad al lugar. Nos acomodamos en un par de asientos en la parte trasera, lejos de las miradas curiosas. Demon se sentó a mi lado y, al instante, me tomó la mano, entrelazando nuestros dedos.A medida que la película comenzaba, la luz tenue iluminaba su rostro. Me miró con esos ojos profundos que siempre parecían entender todo lo que había en mi interior. No pude evitar sonreírle, sintiendo que la
Estábamos de camino a casa, disfrutando de la frescura de la noche y de la tranquilidad que seguía a nuestra divertida salida. Sin embargo, esa paz se rompió de repente cuando James, el vampiro, apareció frente a nosotros, acompañado de una chica cuya actitud errática dejaba entrever que no estaba en sus cabales. —Luna —dijo James, su voz gélida—, por tu culpa ya no estoy en DW Group. Sentí que el corazón se me aceleraba. La tensión en el aire era palpable, y antes de que pudiera reaccionar, Demon, con su velocidad sobrenatural, me empujó hacia atrás, colocándose entre James y yo, como un escudo viviente. —Luna no fue la culpable, fuiste tú —le respondió Demon, su voz resonando con una autoridad que no dejaba lugar a dudas. —Tarde o temprano, Ares o yo habríamos notado tu traición. Fue un error confiar en un vampiro. James, visiblemente molesto, se acercó un paso más, su mirada oscura y amenazante. —Tú no entiendes, Demon. Tarde o temprano, Luna estará sola, y en ese momento, yo
La oscuridad aún me envolvía cuando sentí el suave tacto de las sábanas contra mi piel. James me había llevado a casa con su velocidad sobrenatural, y ahora estaba aquí, en mi cama, rodeada de un silencio incómodo. A mi alrededor, la habitación parecía normal, pero algo profundo dentro de mí se sentía... extraño. Cuando desperté, una sensación de confusión me invadió. No recordaba casi nada; era como si una niebla hubiera cubierto mis recuerdos más cercanos. Mis orejitas, que solían ser un símbolo de mi conexión con la manada, se sentían diferentes, como si ya no pertenecieran a mí. La llegada de la manada fue casi un alivio, pero su preocupación se transformó rápidamente en temor. —Luna, ¿estás bien? —preguntó Ares, su voz llena de ansiedad. —No lo sé —respondí, mis palabras flotando en el aire como hojas secas. La manada se miró entre sí, y su preocupación creció. Fue entonces cuando la señora que me entrenaba llegó. Su mirada serena se posó en mí, como si pudiera ver más