La oscuridad aún me envolvía cuando sentí el suave tacto de las sábanas contra mi piel. James me había llevado a casa con su velocidad sobrenatural, y ahora estaba aquí, en mi cama, rodeada de un silencio incómodo. A mi alrededor, la habitación parecía normal, pero algo profundo dentro de mí se sentía... extraño. Cuando desperté, una sensación de confusión me invadió. No recordaba casi nada; era como si una niebla hubiera cubierto mis recuerdos más cercanos. Mis orejitas, que solían ser un símbolo de mi conexión con la manada, se sentían diferentes, como si ya no pertenecieran a mí. La llegada de la manada fue casi un alivio, pero su preocupación se transformó rápidamente en temor. —Luna, ¿estás bien? —preguntó Ares, su voz llena de ansiedad. —No lo sé —respondí, mis palabras flotando en el aire como hojas secas. La manada se miró entre sí, y su preocupación creció. Fue entonces cuando la señora que me entrenaba llegó. Su mirada serena se posó en mí, como si pudiera ver más
La brisa nocturna acariciaba mi rostro, trayendo consigo el aroma a tierra húmeda y a hojas recién caídas. Miré hacia el cielo estrellado, buscando en las constelaciones algún indicio de lo que estaba por venir. Desde que descubrí mi habilidad de protección, me sentía como un ave enjaulada, intentando volar con alas cortas. —Luna, ¿te encuentras bien? —preguntó Demon, su voz grave resonando en la penumbra como un eco de antiguas promesas. —Como si el viento mismo me empujara hacia el abismo —respondí, sintiendo el nudo en mi estómago. Era una lucha constante: el deseo de estar junto a él y el miedo a perderme en la oscuridad que James representaba. Demon se acercó, su mirada profunda y serena, como un mar en calma. —Recuerda lo que hemos entrenado. Nuestro vínculo es más fuerte de lo que imaginas. Si James intenta manipularte, debes luchar contra su influencia. —Lo sé —susurré, mis palabras apenas un murmullo. Aquel nombre resonaba en mi mente como un eco perturbador. James había
Ya habían pasado varios días desde que James escapó. La noche se había instalado en mi habitación como un manto oscuro, y yo, después de ponerme mi pijama de gatos —porque, ¿quién puede resistirse a eso?— me hice el skincare con una determinación digna de una heroína de telenovela. "¡Hoy me voy a dormir radiante!", pensé, mientras aplicaba la mascarilla de aguacate que, según la etiqueta, prometía dejar la piel como la de un bebé. Cuando finalmente me metí en la cama, me sentí tranquila, aunque un ligero cosquilleo recorría mi espalda. Me dejé llevar por el sueño, sin saber que esa noche iba a ser diferente. —Luna... —escuché una voz suave que me llamaba en la penumbra, como un susurro de viento que acaricia las hojas. Era James. En el sueño, apareció frente a mí, con esa mirada intensa que solía dejarme sin aliento. Estaba tan cerca que podía sentir su aliento, un cálido roce que me envolvía en un halo de atracción. —James... —susurré, sintiendo que mi corazón latía como un tamb
El agua del spa reflejaba las luces del atardecer, creando un espectáculo de destellos dorados que danzaban en la superficie. Las sombras se alargaban a mi alrededor mientras James se acercaba, su figura esbelta y elegante contrastando con la serenidad del lugar. Mi corazón latía con fuerza, como si estuviera atrapado en un torbellino de emociones. —Luna —dijo, su voz suave como un susurro—, siempre has tenido el poder de elegir. Pero parece que te dejas llevar por el miedo. Su mirada penetrante me atrapó, y por un instante, el mundo a nuestro alrededor se desvaneció. Todo lo que podía ver era él, su presencia oscura y seductora, y la forma en que la luz del sol se reflejaba en su piel pálida. A pesar de la advertencia de Ares y Miu, de la profunda lealtad hacia Demon, había algo en James que me atraía, una curiosidad irresistible que desafiaba mi sentido del deber. —No quiero ser parte de tus juegos, James —respondí, luchando por mantener la voz firme. La confusión en mi pecho
Después de que Demon vió la marca de mordida en mi espalda fuimos a la Biblioteca de la casa en búsqueda de respuestas. —¿Cómo lo hacemos? —pregunté, sintiendo la urgencia apoderarse de mi voz mientras la puerta seguía sacudiéndose bajo la presión de James.Demon se agachó y comenzó a pasar las páginas del libro, buscando alguna instrucción que pudiera ayudarnos. Mis ojos se fijaron en su rostro, en la forma en que la luz del candil iluminaba sus rasgos intensos, y sentí una oleada de gratitud por tenerlo a mi lado en este momento crítico.—Aquí —dijo de repente, su dedo apuntando a una sección marcada con una cinta roja—. Este ritual puede ayudarnos a romper el vínculo que James ha establecido contigo. Necesitaremos un par de ingredientes, pero lo más importante es que ambos estemos juntos durante el proceso.—¿Qué ingredientes? —pregunté, sintiendo que el tiempo se deslizaba entre mis dedos.—Sal negra, una pluma de un ave nocturna y un objeto que simbolice nuestro vínculo. Algo q
La luna brillaba con fuerza aquella noche, y me sentía atrapada en un torbellino de emociones que me erizaban la piel. Demon había hecho todo lo posible por protegerme, pero el collar, el único objeto que podía mantener a raya a James, había caído en manos del vampiro. Las heridas de su manada aún estaban frescas en mi mente, y la rabia de Demon resonaba en cada rincón de la casa. —¿Por qué no lo trajeron? —su voz era un trueno, y su mirada ardía con el fuego de mil tormentas.—No pudimos, Demon... —respondió uno de los miembros de la manada, con la cabeza gacha—. James era más fuerte de lo que pensamos.Mi corazón palpitaba con la intensidad de un tambor. Sabía que James no se detendría hasta conseguir lo que quería, y cada palabra de Demon me hacía sentir más impotente. —No se preocupen, lo haré yo —declaró, sus ojos centelleando con una mezcla de determinación y furia—. Iré a buscarlo cueste lo que cueste.—Demon, no —mi voz tembló al interrumpirlo—. No puedes enfrentarte a él so
Narra Luna Salvatore: Corría por las calles, el frío de la noche calando en mis huesos, pero no me importaba. Tenía que llegar a casa antes de que oscureciera del todo y mis hermanos comenzaran a preocuparse. Con cada paso, el eco de mis pensamientos se mezclaba con el sonido de mis zapatillas golpeando el pavimento. —¡Vamos, Luna, no llegues tarde otra vez! —me repetía a mí misma, cuando de repente, !bam! Me estampé contra algo sólido. Me tambaleé hacia atrás, aturdida, y al mirar hacia arriba, me encontré con la mirada más intensa que jamás había visto. Era él: Demon. Su cabello oscuro caía desordenadamente, y esos ojos… parecían brillar con una luz sobrenatural. —¿Estás bien? —preguntó, su voz profunda y envolvente como un abrazo cálido. —Sí, claro, solo un pequeño accidente de tráfico, —respondí, intentando recomponerme. Pero antes de que pudiera dar un paso atrás, él inhaló con fuerza, como si estuviera bebiendo el aire que respiraba. —Eres… mi mate. —¿Mate? —repliqué, con
Narra Luna Salvatore.Ya adentro de casa, mis hermanos habían terminado de comer y los llevé a sus habitaciones. Con cuidado, les cubrí con las mantas y les di un beso en la frente. Ver sus rostros tranquilos me dio un poco de paz, pero mi mente no podía dejar de pensar en la oferta de Demon. Repetí en mi cabeza el momento en que me propuso irme a vivir con él a cambio de cuidar de mí y de mi familia. “No te faltará nada”, había dicho. Pero, ¿realmente podía arriesgarme a dejar todo lo que conocía? La idea me daba vueltas y más vueltas, como un torbellino de emociones.Finalmente, me dejé llevar por el cansancio y caí en un sueño que apenas duró tres horas. Cuando desperté, un ruido insistente me sacó del letargo. Alguien estaba golpeando la puerta.—¡¿Quién es?! —grité, intentando despejarme.El golpe continuó, más insistente. Me levanté de la cama, aún con el pelo desordenado y la casa en silencio. Me acerqué a la puerta, y al abrirla, me quedé boquiabierta.Frente a mí estaba un t