Demon estuvo a mi lado cuidándome en cada momento. Sin embargo, a medida que los días pasaban, comencé a tener problemas para controlar mi magia. Los poderes de loba competían constantemente con mis habilidades mágicas, y la lucha interna se estaba volviendo cada vez más agotadora. Una noche, mientras dormía profundamente, me desperté de golpe. Mis ojos brillaban en un intenso amarillo, y sentía que las orejitas de lobo brotaban de mi cabeza. Mis colmillos estaban afilados y mi poder mágico se activó de repente. La sensación era abrumadora, y el pánico comenzó a apoderarse de mí.Intenté calmarme, pero la fuerza de mi magia se descontroló. En un instante de nerviosismo, destrocé la ventana de mi habitación. El estruendo resonó en la casa, despertando a Demon de su sueño.Él entró corriendo, sus ojos estaban llenos de preocupación, y al ver que no podía manejar la situación, me abrazó con fuerza.—¡Calma, Luna! Estoy contigo, no te preocupes —susurró, su voz suave y reconfortante.Poc
Estaba recostada en mi cama cuando sentí cómo Demon se acercaba. Me abrazó suavemente y, con su voz envolvente, me susurró al oído:—¿Qué opinas de ir al cine conmigo esta noche?Aún medio bostezando, le respondí con una sonrisa perezosa.—Sí, eso suena perfecto. Justo lo que necesito: un descanso.Me levanté y me arreglé rápidamente, asegurándome de ocultar mis orejitas de lobo bajo mi cabello. Quería disfrutar de la salida sin preocuparme por mis recientes transformaciones. Cuando finalmente estuvimos listos, nos dirigimos al cine.La sala estaba medio vacía, lo que le daba un aire de intimidad al lugar. Nos acomodamos en un par de asientos en la parte trasera, lejos de las miradas curiosas. Demon se sentó a mi lado y, al instante, me tomó la mano, entrelazando nuestros dedos.A medida que la película comenzaba, la luz tenue iluminaba su rostro. Me miró con esos ojos profundos que siempre parecían entender todo lo que había en mi interior. No pude evitar sonreírle, sintiendo que la
Estábamos de camino a casa, disfrutando de la frescura de la noche y de la tranquilidad que seguía a nuestra divertida salida. Sin embargo, esa paz se rompió de repente cuando James, el vampiro, apareció frente a nosotros, acompañado de una chica cuya actitud errática dejaba entrever que no estaba en sus cabales. —Luna —dijo James, su voz gélida—, por tu culpa ya no estoy en DW Group. Sentí que el corazón se me aceleraba. La tensión en el aire era palpable, y antes de que pudiera reaccionar, Demon, con su velocidad sobrenatural, me empujó hacia atrás, colocándose entre James y yo, como un escudo viviente. —Luna no fue la culpable, fuiste tú —le respondió Demon, su voz resonando con una autoridad que no dejaba lugar a dudas. —Tarde o temprano, Ares o yo habríamos notado tu traición. Fue un error confiar en un vampiro. James, visiblemente molesto, se acercó un paso más, su mirada oscura y amenazante. —Tú no entiendes, Demon. Tarde o temprano, Luna estará sola, y en ese momento, yo
La oscuridad aún me envolvía cuando sentí el suave tacto de las sábanas contra mi piel. James me había llevado a casa con su velocidad sobrenatural, y ahora estaba aquí, en mi cama, rodeada de un silencio incómodo. A mi alrededor, la habitación parecía normal, pero algo profundo dentro de mí se sentía... extraño. Cuando desperté, una sensación de confusión me invadió. No recordaba casi nada; era como si una niebla hubiera cubierto mis recuerdos más cercanos. Mis orejitas, que solían ser un símbolo de mi conexión con la manada, se sentían diferentes, como si ya no pertenecieran a mí. La llegada de la manada fue casi un alivio, pero su preocupación se transformó rápidamente en temor. —Luna, ¿estás bien? —preguntó Ares, su voz llena de ansiedad. —No lo sé —respondí, mis palabras flotando en el aire como hojas secas. La manada se miró entre sí, y su preocupación creció. Fue entonces cuando la señora que me entrenaba llegó. Su mirada serena se posó en mí, como si pudiera ver más
Narra Luna Salvatore: Corría por las calles, el frío de la noche calando en mis huesos, pero no me importaba. Tenía que llegar a casa antes de que oscureciera del todo y mis hermanos comenzaran a preocuparse. Con cada paso, el eco de mis pensamientos se mezclaba con el sonido de mis zapatillas golpeando el pavimento. —¡Vamos, Luna, no llegues tarde otra vez! —me repetía a mí misma, cuando de repente, !bam! Me estampé contra algo sólido. Me tambaleé hacia atrás, aturdida, y al mirar hacia arriba, me encontré con la mirada más intensa que jamás había visto. Era él: Demon. Su cabello oscuro caía desordenadamente, y esos ojos… parecían brillar con una luz sobrenatural. —¿Estás bien? —preguntó, su voz profunda y envolvente como un abrazo cálido. —Sí, claro, solo un pequeño accidente de tráfico, —respondí, intentando recomponerme. Pero antes de que pudiera dar un paso atrás, él inhaló con fuerza, como si estuviera bebiendo el aire que respiraba. —Eres… mi mate. —¿Mate? —repliqué, con
Narra Luna Salvatore.Ya adentro de casa, mis hermanos habían terminado de comer y los llevé a sus habitaciones. Con cuidado, les cubrí con las mantas y les di un beso en la frente. Ver sus rostros tranquilos me dio un poco de paz, pero mi mente no podía dejar de pensar en la oferta de Demon. Repetí en mi cabeza el momento en que me propuso irme a vivir con él a cambio de cuidar de mí y de mi familia. “No te faltará nada”, había dicho. Pero, ¿realmente podía arriesgarme a dejar todo lo que conocía? La idea me daba vueltas y más vueltas, como un torbellino de emociones.Finalmente, me dejé llevar por el cansancio y caí en un sueño que apenas duró tres horas. Cuando desperté, un ruido insistente me sacó del letargo. Alguien estaba golpeando la puerta.—¡¿Quién es?! —grité, intentando despejarme.El golpe continuó, más insistente. Me levanté de la cama, aún con el pelo desordenado y la casa en silencio. Me acerqué a la puerta, y al abrirla, me quedé boquiabierta.Frente a mí estaba un t
Narra Luna SalvatoreEstaba sentada en mi habitación, aún intentando procesar lo que acababa de suceder. Demon me miraba con esa intensidad que siempre me dejaba un poco aturdida, y aunque había una parte de mí que se sentía atraída por él, la otra parte no podía dejar de cuestionar todo lo que implicaba su propuesta.—Luna, si aceptas, puedo mudarte a ti y a tu familia a Seúl. —Dijo, su voz llena de convicción.Me quedé helada, los ojos bien abiertos.—¿Mudarte a toda mi familia a Seúl? —repetí, intentando asimilar la idea. —¿De verdad crees que eso es viable?—Sí, —asintió, como si hablara de algo tan sencillo como ir a comprar pan. —Pero primero necesitaré marcarte como debe ser.Mis ojos se abrieron aún más y un escalofrío recorrió mi espalda. —¿Marcarme? —pregunté, sintiéndome un poco incómoda al estar sola con él en mi habitación. —Ni se te ocurra tocarme.Sus orejas peludas se alzaron y se movieron de una manera que me hizo querer reír, a pesar de la seriedad de la situación.
Narra Luna: Dos días después, me encontraba sentada en un avión privado, sintiendo que la realidad se deslizaba lentamente hacia lo desconocido. A mi familia la habían enviado en otro avión, y aunque sabía que estaban a salvo, la inquietud seguía presente en mi pecho. Demon se sentó a mi lado, con esa calma que siempre me tranquilizaba, pero que al mismo tiempo me llenaba de nervios. El interior del avión era lujoso, con asientos de cuero suave y ventanas grandes que permitían ver el cielo despejado. A través de la ventana, las nubes parecían algodones blancos, y el sol brillaba con fuerza. —¿Te gusta? —preguntó Demon, observando cómo miraba por la ventana. —Es increíble, —admití, sintiéndome un poco tonta por lo emocionada que estaba. —Nunca había estado en un avión privado. —Y eso es solo el comienzo. —Sonrió, y su expresión se volvió traviesa. —Te prometo que habrá mucho más por descubrir. —Como qué, ¿vuelo en primera clase a la luna? —bromee, tratando de aligerar la tensión