Aunque se comercializaban como algo nuevo, las fórmulas originales no se modificaron. Cuando mucho, solo ajustaban la proporción de los ingredientes. No eran nada nuevo, lo cual era decepcionante, ya que ella pensaba que podría tener algún descubrimiento inesperado. Era cuestión de suerte.

“Si fuera tan fácil descubrir algo, entonces todo el mundo podría ser un perfumista de primera fácilmente”. Alexander la agarró y la tomó en sus brazos. “¿Ya comiste?”.

“Sí, ya comí”, respondió Lily. Al ver la mirada de él, se apresuró a explicar: “No estuve en la cocina. Hoy salí temprano del trabajo y comí afuera”.

“¿Por qué no me esperaste?”, preguntó él con un tono triste mientras entrecerraba los ojos.

“Em, tenía hambre hace un rato”. Era un pequeño asunto, pero sentía que había cometido un error. Lily lo miró y trató de sacar su teléfono para pedir comida a domicilio. “¿No has comido? ¿Qué tal si pido que nos traigan algo?”.

“No quiero comida a domicilio. ¡Sal a cenar conmigo!”.

“¡Pero s