Toque la puerta y espere que me autorizara a pasar. Estaba muy nerviosa, esperaba no haber hecho nada que estuviera mal o que me fueran a expulsar. Había encontrado en estas paredes un destino, una especie de futuro. Además, tendría todo lo que siempre quise, mucho dinero y una vida como la que recordaba. Llena de lujos, ropa y bastantes oportunidades. No me gustaba meterme en problemas por lo que esperaba que todo marchase bien, musito un “pasa” y abrí la puerta con cautela. Entre en silencio.
—Buenas, Lady Vivian. ¿Mando a llamarme?—pregunté.
—Sí, toma asiento—respondió. Asentí y me senté en frente suyo, ella sirvió café en una taza y me la tendió.—, ¿Cómo estas Bloom, querida?
—Muy bien, Lady Vivian—respondí—, ¿Y usted?
—Bien también, un poco enojada—respondió y sentí como se erizaba mis vellos, había algo que no me estaba gustando en su tono.—, Sabes que una señorita no debe mentir, ¿no?
—Sí lo tengo muy claro, Lady Vivian—respondí.
—¿Entonces por qué encubres a alguien que lo hace?—preguntó y sentí una corriente subir por mi columna, había descubierto a Rachell, lo sabía.
—¿Encubrir qué, Lady Vivian?—pregunté con fingido desconcierto.
—No te hagas la que no sabes de que hablo, porque eso solo aumenta mi enojo—advirtió—, Rachell, ¿Te contó de Alex?
Quede atónita ante sus palabras, lo sabía ella descubrió todo y ahora debía debatirme entre decirle la verdad a Lady Vivian o cubrir a Rachell. ¿Qué debía hacer? ¡Joder, le había dicho a Rachell que esto pasaría! No podía darme el lujo de perderme de esta gran oportunidad de mejorar mi vida. De tener un futuro brillante y salir de las calles. No quería volver a ellas, no después de vivir tantas cosas.
—Lady Vivian, si lo sabía. La regañe y advertí, le dije que estaba haciendo las cosas mal.—respondí—, Discúlpeme por mentirle, solo que no quería que la echase.
—Rachell no es apta para mi instituto, Bloom—respondió—, Sabía que serías sincera y me dirías la verdad, eres muy correcta y eso me gusta.
—Lady Vivian, no la eche. No permita que vuelva a la calle, déjela que ella le demuestre que puede ser todo lo que necesita el instituto.—respondí.—, Rachell es buena chica, le juro.
—Eres muy noble, Bloom—respondió—, Que intercedas por ella, da mucho que pensar de ti. Todo muy bueno obviamente, pero no puedo permitir estas cosas en mi instituto.—siguió—, Hiciste bien en contar la verdad, de igual manera si mentías también te ibas con ella. Las habitaciones tienen micro cámaras y micrófonos.
—¿Nos vigila siempre?—pregunté sorprendida y sacada de onda.
—Sí, tengo que tener todo bajo control.—respondió muy segura—, Rachell se irá está tarde, aprovecha a despedirte de ella y avisarle que esta fuera.
—Entiendo gracias, Lady Vivian—respondí—, ¿Puedo retirarme?—pregunté.
—Sí, tengo cosas que hacer.—respondió.
—Hasta luego, Lady Vivian—despedí.
Salí de su oficina y me percaté que todas ya estaban yendo al comedor para el almuerzo. Me había perdido una clase y necesitaba ponerme al día.
—¡Bu!—me asustó Rachell, llegándome por la espalda.—, ¿Tan fea soy que te asuste?
—Rachell, que bueno que te veo.—respondí.
—¿Qué sucede? Te ves pálida.—preguntó.
—Uff, no sé cómo decirte esto.—suspire con frustración—, ¡Te odio! ¿Por qué no me hiciste caso?—inquirí con lágrimas, odiaba las despedidas.
—¿Qué ocurre, Lu? Me estoy asustando mucho—preguntó desconcertada.
—Rachell, Lady Vivian tiene cámaras y micrófonos en las habitaciones—respondí, su rostro se palideció.
—¿Lo sabe todo?—preguntó asustada y solo asentí.—, ¡Mierda!
—Te echarán hoy por la tarde, me llamó para avisármelo.—respondí con tristeza.
—Pues no pienso esperar que me echen, me iré por mi cuenta.—respondió orgullosa como solía hacerlo.—, ¿Vienes no?—preguntó segura, la Rachellé con más tristeza en mis ojos aún.
—No, Rachell.—respondí con cautela—, Yo no fui expulsada, tú sí. Quiero seguir construyendo mi futuro.
—¿Qué? ¿Me estás jodiendo, Lu? ¿Me dejas por esta gente refinada?—preguntó sintiéndose traicionada y muy furiosa.
—¡No, no, Rachell!—respondí—, No puedo irme, no después de lo duro que estoy trabajando para lograr cumplir mi objetivo.
—¿Y eso es lo que realmente quieres?—preguntó—, ¿Quieres casarte con alguien que no conoces por dinero?—preguntó con rabia, añadió—, ¿Sabes? Esta no es la Bloom que conocí, te convertiste en una de ellas.
—¡No seas injusta conmigo, Rachell!—respondí—, Cuando recién llegamos, te pareció una excelente idea. Te gustó todo esto, estabas ansiosa por subir de nivel. Ahora que fuiste expulsada si ves todo lo negativo, ¡Eres una egoísta!
—¿Egoísta yo?—preguntó con ironía mientras me miraba fulminante—, Egoísta tú, que te olvidas de todo lo que vivimos en la calle y te dejas deslumbrar por el lujo de este lugar.
—¡Basta, Rachell!—reprimí—, Me refutas lo que tu hiciste primero, si tan solo te lo hubieses tomado en serio. No te habrían expulsado. No me culpes por tus errores, pero no pienso seguirte al fracaso.
—Vete a la m****a, Bloom Jonhson.—farfulló y se dio media vuelta con dirección a la puerta principal.
Lágrimas saladas abandonaban mis ojos, mientras la veía alejarse de mí, cruzó la puerta y se había ido para siempre. Me dolía el corazón haber terminado nuestra larga amistad de esta manera, no era lo que quería. Los recuerdos de tantas vivencias juntas inundaron mi mente, haciéndome sentir mucho más miserable.
*Flashback*
—A ver mis niñas, ¿Están listas?—preguntó Camila.
—¡Que no haremos semejante cosa!—defendió Rachell.
—¡Mira niña estúpida, no le pague tanto dinero a Marco para esto!—respondió—, No me hagan enojar, porque a los clientes no les gusta que estén golpeadas.
—¡No quiero! ¡No quiero!—grité como loca.
—No es lo que tú quieras, es lo que ellos quieran. Vístete y ponte ese vestido corto.—ordenó saliendo del cuartucho donde nos tenía.
—¿Qué haremos, Rachell?—pregunté.
—Nos escaparemos de aquí.—respondió.
Asentí siguiéndola, estábamos en un tercer piso, sería muy difícil. Salimos por la ventana del baño, Rachell fue la primera en lanzarse a la pared de la casa de enfrente, me ayudo a pasarme y finalmente con sumo cuidado y mucha imprudencia que no se justificaba, pero era eso o ser prostituidas, saltamos al segundo piso. Luego caminamos por el filo de la cornisa de la siguiente casa, bajamos por una escalera y corrimos como si no hubiera un mañana.
*Fin del Flashback*
Odiaba haber acabado una gran amistad de años, por su falta de disciplina y sentido de responsabilidad. A ella también le había deslumbrado todo esto, no podía llamarme egoísta porque era lo que también quería. Solo que su capricho por ese chico la llevo a desacatar las reglas de Lady Vivian, ¿Acaso fui egoísta por no querer seguirla? Seguiríamos en el fracaso, en las calles, sobreviviendo. Me gustaba formar parte de algo grande como sentía que era este lugar, pero lejos de los lujos, me gustaba tener una cama caliente y comida todos los días. Me gustaba tener una ducha privada con shampoo, jabón y muchas esencias. Quizá si me volví egoísta, pero debía pensar en lo que quería para mí y quien quería ser a futuro. Si me esforzaba por estudiar, estar arreglada y seguir las reglas de Lady Vivian, ¿Por qué ella no podía hacer lo mismo? No era difícil, tomó su decisión y no debería sentirme mal por ella. Pero así era la amistad, aunque estuviésemos en caminos diferentes siempre la recordaría por lo bueno y bonito.
Hoy se cumplieron tres meses desde que Rachell fue echada, lastimosamente no pude saber más de ella. Le pedí muchas veces permiso a Lady Vivian, para salir y buscarla. Pero me dijo “Ella es una manzana podrida y su putrefacción podría salpicarte.” Me sentía muy mal por todo lo que había sucedido, seguramente estaba pasándola mal, la calle y una chica joven y bonita no son una buena combinación. Esperaba que de corazón ella estuviese bien, al menos que el frio del invierno no la enfermará. Por mi parte seguía enfocada en mis estudios y disciplinas, me sacaba muy buenas notas y tenía un grupo de amigas muy bueno. Afrika era mi nueva compañera de habitación, ella y Melody eran mi mejor pasatiempo. Mindy y sus amigas nos odiaban, estaban molestas conmigo porque según ellas “Por mi culpa echaron a Rachell” y por eso me refugiaba con las chicas. Teníamos
El tiempo siguió tomando su curso, cada día pasaba más veloz que el otro. Me gustaba porque nos acercábamos a finalizar el nivel 2 y 3. Muy pronto sería nuestra graduación, lo cual me llenaba de ilusión, a todas en realidad. ¿Y es que quien no quería cumplir la misión? Todas aspirábamos lograrlo y estábamos deseosas de ya salir a la ciudad, al mundo real. Por mi parte me dolía tener que despedirme de New York, ya que sería enviada a Londres, Inglaterra. Que es donde reside actualmente mi objetivo, sin contar que sus hoteles están por todo el mundo. Pero su vivienda según tengo entendido está en el mejor conjunto residencial de todo Londres, lo cual suena a tanto lujo que no puedo imaginarlo. ¿Acaso podría enamorarse de mí? ¿Una chica huérfana encubierta? Sabía que no recibiría un no por respuesta, después
Desde mi conversación con Lady Vivian todo cambió, ya no estaba segura si quería continuar con la misión. Mucho menos si sería capaz de hacer lo que me pedía. ¿Podría tener el valor para matar a alguien? imposible, claro que no podría. ¿Por qué me pedía eso? ¿Qué cambio para llegar a eso? ¿Quién la había contratado? Tenía muchísimas preguntas y muy pocas respuestas, no lograba concentrarme en mis clases y ni hablar de los talleres extras. Estaba muy distraída y eso no me gustaba, me sentía sucia, no podía creer que me involucre en un grupo de asesinas. No era un instituto y lo sabía, pero una cosa es ser cazafortunas, otra muy diferente es ser asesina. Me carcomía la culpabilidad, por haber abandonado a Rachell por esto, por convertirme en un monstruo. Pero ya estaba dentro, ¿Qué podía hacer?
Seguí a Rafaello para ver donde sería mi fulana clase, pero no me llevó a ningún salón si no nuevamente fuimos al estacionamiento. ¿Era fuera de la mansión? ¿Acaso era así de mala? Condujo por toda la ciudad, hasta detenerse en una especie de campo. Había botellas y carteles colgados en árboles, habló con un señor y me dejó ahí. Dijo que pasaría por mí al acabar la clase y yo solo asentí. No podía hacer mayor cosa.—¿Tú nombre?—preguntó el caucásico hombre que imaginó será mi profesor.—Bloom Jonhson—me presenté—, ¿Quién es usted?—Julio, señorita. Le enseñaré a disparar y defensa personal, tiene que aprender a defenderse.—respondió y asentí—, ¿Con que le gustaría empe
—Excelente tiro, Bloom—felicitó Julio, sonreí triunfal—, Comienzo a preocuparme, he creado un monstruo—divirtió.—¿Tanto crees que he aprendido?—pregunté bebiendo de mi botella de agua, el asintió—, ¿A cuántas personas has matado, Julio?—¿Crees que llevó un registro?—preguntó obvio—, Perdí la cuenta hace mucho tiempo.—respondió dejándome atónita.—¿Cómo haces para dormir por las noches? ¿No te sientes culpable?—pregunté con interés.—¿Por qué debería sentirme culpable? Bloom, no mató a mujeres o niños. Mató a delincuentes, violadores, ladrones, asesinos, marginados. Escorias en general—argumentó y asentí en silencio—, Una vez que lo hagas, te cambiará la
—¿Estás diciendo que te harán asesinar a tu objetivo?—preguntó Melody, alarmada.Asentí, habíamos salido del comedor y Melody nos trajo a la biblioteca, detrás del último pasillo había una repisa con libros muy polvorientos donde no tenía vista a la cámara gigante que monitoreaba el salón. Así que aquí podíamos conversar sin ser vistas o escuchadas. Lo cual me parecía perfecto, ya que siempre debíamos tener cuidado de lo que habláramos porque siempre estábamos siendo vigiladas.—¿Por qué? ¿No es suficiente con casarse con él?—preguntó Afrika.—No lo sé, ella dijo que mi “misión era especial”—respondí encogiendo mis hombros.—¡Mierda, Bloom! En que nos hemos metido, tengo miedo—respondió Melody.
Al siguiente día nos levantamos con los nervios a mil por hora, no sabíamos que nos diría Lady Vivian. Bueno a mí, ya que fue a quien citó en su despacho. Después de pasar la formación y todas se retirarán a sus clases comunes, camine al despacho como borrego caminando al matadero. Suspire con pesadez, ¿Qué me diría? ¿Me expulsaría? ¿Quizá eso era lo mejor no? No lo había pensado, si hacía que me echará no tendría que matar a nadie y volverme una asesina. Pero ¿tanto nadar para morir ahogada en la orilla? Malditos sentimientos ambivalentes. Toque la puerta y cuando musito su “pasa” sentí que me desmayaría.—Buenos días, Lady Vivian—salude pasando, me hizo señal que me sentará.—Buenos días, señorita Jonhson—respondió seria cruzando sus manos
El día de la graduación llegó finalmente, claro que los días pasaron tan rápido que no lo podía creer. Hoy finalmente cumplí mis dieciocho años, era increíble que a mi corta edad tuviera tanta responsabilidad. Siempre creí que todo sería distinto, que al cumplir esta edad simplemente reclamaría el dinero que por derecho me pertenece y comenzaría una vida nueva, diferente. Pero no, aquí estaba siendo graduada de una especie de “instituto” que no entendía muy bien cuál era su fin, me habían hecho un cambio de look total, mi rubio cabello paso a ser un castaño medio con tonalidad cobre. Lo habían dejado largo hasta mi cintura, estaba ondulado y muy suave, me entregaron valijas con ropa muy bonita y elegante. Un teléfono celular, documentos de mi nueva identidad y títulos universitarios. Todas las chicas que nos graduábamos