43.

Caminamos seguidas y custodiadas por los hombres de nuestro proxeneta. Subimos al ascensor y nos llevaron hasta la habitación donde nos esperaban los clientes. Sentía latir mi corazón con fuerza, tenía muchos nervios. Al llegar note que era la mejor suite del hotel, la presidencial. Era sin duda alguna un gran evento, la música se escuchaba fuerte y los gritos de varios hombres alertaron mis oídos. Tocamos la puerta y nos abrió un hombre mayor un tanto regordete, nos miró de arriba abajo a todas y silbó.

—¡Joder! ¡Nos invadieron! —gritó el hombre abriéndonos paso, entramos siguiendo la coreografía. El regordete hombre nalgueo a la chica de la ducha, Betty.

Nos posicionamos en el espacio libre y cambiaron la música por la de nuestra rutina, comenzamos a bailar y al levantar mi vista, sentí un increíble nudo en mi garganta. Me que

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