En ese preciso momento, Matías se preguntaba en qué momento perdió absolutamente el control de su cuerpo y de la situación. Se suponía que él debía estar dándole duro a aquella chiquilla por llevar ese vestido tremendamente provocativo, pero no…Allí estaba, siendo arrastrado por las sensaciones que ella le estaba dando con su boca húmeda y su lengua curiosa, que lamía, reconociendo cada milímetro de su miembro a punto de estallar.Charlize estaba abstraída por completo en aquella tarea de darle placer con su boca, lo estaba disfrutando como loca, sobre todo porque el policía no dejaba de emitir gemidos que salían graves, desde lo más profundo de su pecho.Lame, chupa y vuelve a lamer, mientras sus manos se mueven diestras. En un acto de completa complicidad y confianza, Charlize saca sus manos, que servían de barrera para que aquel miembro no a atorara, las lleva a la pelvis y Matías comienza a moverse solo.Baja la mirada y se encuentra con aquellos ojos llorosos y desafiantes, que
Matías siente a lo lejos un ruido extraño, se levanta con cuidado de no despertar a su princesa y sale a ver qué pasa, olvidando por completo que está desnudo. Cuando llega a la sala, se encuentra a los cuatro hombres allí, muertos de la risa, pero la pierden en el momento que posan su mirada en el policía.—Mi3rda, Matías… —dice Dan.—¿Y con eso haces sonreír a la princesa? —le dice James, Matías se mira y toma un cojín para cubrirse—. Gerard, si tu princesa no se queda embarazada, va a ser un milagro, jajaja.Pero a Gerard no le hace ninguna gracia, en especial porque esté desnudo… sí, puede sonar tonto, pero él esperaba que los dos se mantuvieran célibes.—¿Qué hacen aquí?—Vinimos a raptarte —le dice John—, para ir por un buen desayuno para las mujeres, asumimos que todas están incapacitadas para moverse al menos por las siguientes seis horas.—Doce la mía —dice James levantando la mano y todos se ríen—. Esa mujer me la debía y bien feo.—¿Y mi hermana también está igual? —le dice
Para ese día los planes de las mujeres habían cambiado por completo, ya que sus maridos estaban allí, no podían irse a soltar las bragas por cualquier lado.Así que luego de aquel desayuno tan especial para cada una, decidieron bajar a la piscina y pasar un rato agradable.Al momento de reunirse todos, las mujeres se miraron cómplices de lo que había pasado la noche anterior, se acomodaron en las tumbonas, dejando sus toallas. Cada una fue atendida por su hombre, recibiendo su dosis de protector solar.—¿No es esto el paraíso? —dice Keylen con los ojos cerrados, sintiendo las manos de Dan por su espalda y luego un beso en el hombro.—Pero a ustedes les encanta correr lejos de ellos, no las entiendo —las regaña Charlize.—¿Acaso te vas a quejar de haber hecho lo que hicimos? Porque si es así, entonces tu marido no te dio lo suficientemente duro —le responde Elizabeth, que emite un quejido al acomodarse mejor en la tumbona.Todos se ríen, pero los hombres solo ruedan los ojos, porque es
Oír la palabra «marido» de la boca de Charlize provocó varias reacciones.En Matías una emoción indescriptible. En Gerard, el inicio de un infarto que no terminaría allí. En los demás, una admiración por aquella chiquilla que solo con la voz consiguió apartar a la mujer de Matías.—Eh… disculpe, es que él…—Él nada —dice Charlize caminando hacia Matías, pasando su mano por la cintura y acercándolo con posesión a su cuerpo.Lo gracioso era que así, descalza, era más pequeña que aquel hombre, pero no tenía nada que envidiarle a la bruja frente a ella.—La señorita estaba agradeciendo que recuperara su cartera esta mañana, amor… pero ya lo hizo, así que se va.La mujer asiente rápidamente y se va por lo menos decepcionada, porque esperaba que Matías la invitara a una cita o algo así.Pero lo que dejó allí fue a una mujer hecha una fiera, tremendamente molesta y con las ganas de cortarte la escopeta a Matías allí mismo.—Te traje lo que más te gusta —le dice él nervioso y tomando el vaso
—¡Bájame, pendej0! —grita ella medio alcoholizada, pero no puede hacer nada.Cuando llegan al piso, Matías se va directo a la habitación, la deja en el piso y ella se tambalea un poco, lo mira con el ceño fruncido y le viene una arcada.—¡Princesa!La toma rápidamente, la lleva al baño y ella entierra la cara en el váter, Matías le toma el cabello con una mano, mientras la otra le acaricia la espalda. Su cuerpo se estremece con los espasmos, hasta que termina de eliminar todo el alcohol de su sistema.—Ya estarás mejor…—No quiero que me toques, estoy molesta contigo.—Puedo vivir con eso, princesa, pero no te voy a dejar.Deja ir el agua, la ayuda a ponerse de pie y la sostiene en lo que se lava los dientes. En cuando espurrea el agua, la toma entre sus brazos y la lleva a la cama, dejándola con delicadeza. Se recuesta a su lado y Charlize se mueve para alejarse de él, lo que hace sonreír al policía, aunque también esté un poco molesto con ella.—En mi vida vuelvo a probar esa cosa…
Nadie en ese avión podía consolar a Charlize, Matías estaba preocupado, porque nunca la vio de esa manera. Ni siquiera sus padres podían pensar en una manera de consolarla, la noticia de su amiga desaparecida la tenía por completo devastada.Una hora se habían tardado en arreglar todo, salir del hotel y tomar el avión privado de James, que ya estaba disponible en suelo americano para ellos y era el más grande.Antes de subir a él, Keylen ya había movilizado a esa gente que tenía por allí todavía para ciertos trabajos, para cuando llegara a Nueva York, ya debían tenerle información suficiente. En cuanto a Charlize, llamó al agente especial Morgan del FBI, para gritarle de todo. Afortunadamente, el hombre estaba al tanto de la desaparición de Ava y sabía lo que Charlize estaba sintiendo.Pero en realidad, nadie entendía ni sabía lo que ella estaba sintiendo.—Te juro que la vamos a encontrar, mi amor… lo haremos.—Matías, ninguna de las chicas ha aparecido, ¿qué opciones hay de que suce
Por más que Morgan quisiera a Matías con ellos, simplemente la policía no lo soltó. Así que, ahora estaba más que preocupado, porque en cualquier momento Charlize tendría que ir para ser de carnada y él no podría ir con ella, tal vez.Ya habían pasado dos días de que llegaran de Las Vegas, Charlize trataba de seguir tranquila, pensando en que en cualquier momento irían por Ava. Mientras, debía retomar la dirección de la firma, porque no sacaba nada con quedarse en casa, sola y pensando mil maneras de partirle los huevos al desgraciado.—¿Segura que quieres ir a trabajar? —le pregunta Matías tomando su rostro entre sus manos y ella le sonríe débilmente.Ese hombre había estado como fantasma por la casa, imperceptible, invisible, solo se hizo notar para abrazarla por las noches. Pero ahora que los dos tenían que volver al trabajo, estaba más preocupado que los días anteriores.—Voy a estar bien, tengo que ocupar mi mente en algo, quiero hacerlo.—Si te sientes mal, lo que sea, solo díme
Aquella semana se hizo eterna, peligrosamente tediosa y llena de burocracia para todo. Pero a pesar de todo eso, Charlize se sentía llena de optimismo, porque al menos tenían registros telefónicos de Ava con Gustav Skaranova, un lindo ciudadano ruso que había llegado hacía seis años al país como estudiante de intercambio y se había quedado para trabajar en una empresa que simplemente… no existía.Junto a él, habían llegado dos hombres más, que resultaron ser los mismos que la princesa había plasmado en aquel papel, los mismos que no quisieron aceptar como pruebas, pero que Morgan quiso guardar de todas manera y ahora estaban demostrando ser muy valiosos.Son las siete treinta de la tarde, Charlize ordena algunos documentos en su escritorio, pensando que al fin llegaron los días de descanso con su policía. Mira el escritorio, lo ve algo desordenado y decide que antes de partir, debe archivar algunas cosas más.Unos suaves toques la sacan de su trabajo de buscar los archivadores, indica