Por más que Morgan quisiera a Matías con ellos, simplemente la policía no lo soltó. Así que, ahora estaba más que preocupado, porque en cualquier momento Charlize tendría que ir para ser de carnada y él no podría ir con ella, tal vez.Ya habían pasado dos días de que llegaran de Las Vegas, Charlize trataba de seguir tranquila, pensando en que en cualquier momento irían por Ava. Mientras, debía retomar la dirección de la firma, porque no sacaba nada con quedarse en casa, sola y pensando mil maneras de partirle los huevos al desgraciado.—¿Segura que quieres ir a trabajar? —le pregunta Matías tomando su rostro entre sus manos y ella le sonríe débilmente.Ese hombre había estado como fantasma por la casa, imperceptible, invisible, solo se hizo notar para abrazarla por las noches. Pero ahora que los dos tenían que volver al trabajo, estaba más preocupado que los días anteriores.—Voy a estar bien, tengo que ocupar mi mente en algo, quiero hacerlo.—Si te sientes mal, lo que sea, solo díme
Aquella semana se hizo eterna, peligrosamente tediosa y llena de burocracia para todo. Pero a pesar de todo eso, Charlize se sentía llena de optimismo, porque al menos tenían registros telefónicos de Ava con Gustav Skaranova, un lindo ciudadano ruso que había llegado hacía seis años al país como estudiante de intercambio y se había quedado para trabajar en una empresa que simplemente… no existía.Junto a él, habían llegado dos hombres más, que resultaron ser los mismos que la princesa había plasmado en aquel papel, los mismos que no quisieron aceptar como pruebas, pero que Morgan quiso guardar de todas manera y ahora estaban demostrando ser muy valiosos.Son las siete treinta de la tarde, Charlize ordena algunos documentos en su escritorio, pensando que al fin llegaron los días de descanso con su policía. Mira el escritorio, lo ve algo desordenado y decide que antes de partir, debe archivar algunas cosas más.Unos suaves toques la sacan de su trabajo de buscar los archivadores, indica
Tras dormir bien por todas las atenciones que ambos se dieron, la mañana pinta más tranquila que otras veces. Charlize está dormida en el pecho de Matías, rodeada por su fuerte brazo, mientras él la observa dormir.—Sigues siendo una niña —susurra feliz de tenerla así, solo para él, con su brazo rodeando su pecho, aferrada a él de todas las maneras posibles.Y eso le encanta, porque sabe que él es importante para ella, que precisamente es aquello que Charlize necesita para su vida… así como ella para él.Fija la mirada al techo, con esa sonrisa boba, pensando cuántos días han dejado de hacer el amor desde que lo hicieron la primera vez. Lo cierto es que muy pocas, esa chiquilla era insaciable, pero él no se quedaba atrás.Sentirla cálida, húmeda, desesperada porque él la recorra y la haga gritar de placer, le da una satisfacción que no sintió jamás con ninguna mujer.Por eso, la enorme ventaja, la única en realidad, que tuvo el haber sido tan put0 en su vida, es poder comparar a cada
Charlize lee con atención los pasos de las pruebas, siente los nervios a flor de piel, como si fuera ella quien quiere saber si está embarazada.—¿En serio no has tenido que hacerte una prueba nunca? —le pregunta Victoria, más por pasar los nervios que por otra cosa.—No. Matías es mi primer hombre, aunque la primera vez no usamos protección, yo no corría riesgo de quedar embarazada y además tomé la píldora del día después, así cerramos cualquier posibilidad.—Pero si quedaras embarazada ahora, ¿crees que él esté feliz? —y ante esa pregunta Charlize la mira interrogante.—¿Ethan te dijo algo?—Solo lloró… —se mira las manos y sonríe con tristeza—. Y después me dijo que se moría de ganas por tener un hijo conmigo, pero que era obvio que eso no puede pasar ahora. Aunque si así fuera ahora, estaría conmigo en todo momento.«No dudo que pueda ser un buen padre en el futuro, pero yo no quiero tener hijos ahora… tengo mucho que hacer.—Mira, a su edad un hijo sería muy complicado, pero te e
El juego pasó si mayores inconvenientes, además del hecho que el equipo de Matías ganó al de Gerard por siete goles a dos.Las mujeres les ofrecen algo de beber, Charlize le entrega un vaso de limonada a Matías, quien se lo bebe de una vez.—¿Quieres ducharte? Sé que siempre traes una muda de ropa en el auto, así que podrías ir a mi habitación.—No te preocupes, princesa…—Puedo ayudarte a quitarte la playera, sargento.—Ok, voy por el bolso…—Aquí lo tengo —le dice ella señalando al lado de la silla y Matías se ríe.Toma el bolso con una mano, con la otra la cintura de su mujer y caminan a la casa. Nadie los interrumpe en su camino, se encierran en la habitación de Charlize y luego se quitan la ropa desesperados, como si hace mucho no hicieran lo que piensan hacer.Matías la toma por la cintura, la levanta y ella lo rodea con sus piernas. Sin esperar a llegar, Matías se entierra en ella y así, con los movimientos de Charlize, camina al baño para «quitarse el sudor».En lo que se vist
Tras ese paso por el hospital y el susto que se llevaron aquel día, la semana se pasó volando y todo se veía mejor en cuanto a la investigación. Pronto tendrán noticias de los pasos a seguir y la caída de aquella organización parecía inminente.La pareja se despide ese día para irse a trabajar.—Llámame si sientes cualquier cosa, por favor —le dice Matías, ya que el día anterior la princesa no estuvo bien.—Tranquilo, hoy ya me siento mejor. En realidad no siento nada, así que puedes relajar esa vena protectora un poco —le da un suave beso y camina hasta su auto.Pero ni Matías se queda tranquilo ni ella se siente mejor.Aquella mañana, Charlize se ha despertado nuevamente con náuseas y faltó muy poco para que saliera corriendo con el desayuno, pero respiro profundo y se terminó todo, dejando contento a su Mati.Al llegar a la oficina no se siente mejor, así que camina con toda prisa, corre al baño y echa afuera todo el magnífico desayuno. Baja la tapa del váter, deja ir el agua y se
Matías abre poco a poco los ojos, se lleva un brazo a estos mientras gruesas lágrimas caen por su rostro. Respira profundo, se levanta poco a poco y no sabe si gritar como loco o llamar a su mujer para decirle que le irá muy mal cuando la tenga en frente.—Voy a ser papá… y esta chiquilla no me avisó, no me esperó…Vuelve a mirar las pruebas, sale a la habitación y ve que su teléfono tiene buena carga como para encenderlo y llamar.Al hacerlo, le llegan los mensajes que avisan de un número que lo estuvo llamando y que tiene un mensaje en el buzón de voz.Se va por el buzón y se queda paralizado cuando oye a Morgan diciéndole que estarán en Brooklyn, cazando a los secuestradores.—¡Mi3rda!Se cambia de ropa lo más rápido que puede, saca su arma personal, se la esconde en la ropa y corre para salir de allí. De más está decir que sale hecho un alma en pena del edificio, marcándole a la única persona que se le ocurre llamar en ese momento.—¿Matías? Esto es raro…—Keylen, necesito tu ayud
Gerard y Luz están acostados, felices, tranquilos. Él acaricia y besa el vientre de su mujer, disfruta tanto el tenerla así, creando vida dentro de ella, le parece mágico. Por eso gruñe cuando suena su teléfono, ve que es Dan, le contesta de mala gana, pero se le pasa cuando este le habla.—¿Estás cerca de Luz?—Sí…—Sal de ahí, vete a otro lado.—¿Qué pasa…?—Solo hazlo.Gerard le da un beso a su mujer, a quien no le pasa desapercibido que algo está pasando, pero tiene tanta pereza, que solo abraza la almohada y cierra los ojos. Tiene una sensación extraña desde hace un par de horas y no se siente bien.En cuanto Gerard se esconde en la habitación vacía de Charlize, le dice a Dan y este comienza a hablar.—Se llevaron a Charlize.—¡¿Qué?!—Tu hija se las dio de agente encubierta y el FBI la perdió de vista, se la llevaron del mismo bar de Crissie Baxter…—¡¿Y dónde carajos estaba su marido?! —Gerard sale de allí y corre a su despacho—. ¡Dame el nombre del agente a cargo, v