Matías, como nunca, se queda dormido. Al menos no tiene que ir a trabajar, pero está acostumbrado a levantarse temprano de todas maneras, ejercitarse un poco y tomar su desayuno, pero esta vez nada de eso pasa.Por el contrario, lo despiertan los golpes insistentes en la puerta del departamento. Mira a Charlize, que está acurrucada a su cuerpo, sigue durmiendo plácidamente y ni los golpes en la puerta la despiertan.Se pone de pie, saca un pantalón de pijama que dejó allí para cuando se quede a dormir con su princesa y se va a ver quién es.Abre la puerta directamente, con mala cara por haberlo despertado, pero se le borra en cuanto ve la figura de Gerard. Los dos se miran con la boca abierta, se evalúan un poco y luego Gerard entra sin pedir permiso.—¿Celebrando el compromiso? —sisea Gerard, pero Matías no entra en su juego.—Buenos días, Gerard, ¿le pasó algo a mi hermana?—No —le dice él con un gruñido, mientras Matías cierra la puerta de la habitación.—¿Entonces, qué te trae por
Cuando Matías sale de la ducha, vestido y listo para irse a su departamento a buscar algunas cosas, Charlize se viste para irse con su madre, quien la invitó a una semana de mujeres.Los hijos mayores del grupo se quedarán en la mansión de los Collins con todos los pequeños. Un equipo de James se quedará para protegerlos, todo para que las mujeres se puedan quedar tranquilas disfrutando de ese fin de semana femenino, mientras los hombres se sienten machos acampando.Charlize le da un beso intenso a Matías para despedirse antes de bajarse del auto y entrar a la casa de sus padres.Allí ya están Keylen y Amy, que han llegado con regalos para el bebé en camino… demasiados.—De haber sabido que tenía que traer un regalo para mi hermanito, habría llegado con un par de mancuernas —dice Charlize y Keylen se pone de pie con una carcajada.—¡Ese regalo es genial! —le da un abrazo y la mira con esa expresión pícara, que hace sonrojar a Charlize —. Bañadita y perfumada… ¿estuvo buena esa noche?
Luego de que Matías dejara a Charlize en la mansión Finnick, tomó el rumbo a la casa de John Collins, el gestor de todo eso, aunque Matías no se tragaba nada de la historia que Gerard les dijo en el departamento de Charlize. Al llegar al lugar, puede ver a tres de los hombres reunidos fuera de la casa, Gerard se acerca a él cuando estaciona, seguido de John y Dan. —Bienvenido… —¿Yerno? —lo interrumpe Matías —. Porque eso seré a partir de unos meses más. Un gruñido es todo lo que sale de la boca de Gerard, mientras que Dan y John se aguantan la risa. Terminan de arreglar una de las camionetas con varias cosas que llevarán, mientras no dejan de preguntarle a Matías si es cierto que se comprometió con Charlize la noche anterior. —Pues claro que sí, amo a esa mujer y no la quiero para menos que mi esposa, ¿por qué es tan difícil de entender? —dice mientras hace un nudo para fijar las carpas y un par de cajas. —Porque no eras de los que se comprometen, ¿te refresco la memoria? —le d
El primero en avanzar es John, que toma a su mujer como si fuera una pluma y se la echa al hombro, no sin antes darle un puñetazo al pobre stripper que la estaba animando.Luego es Matías se le da un empujón a un par de los bailarines que estaban rodeando a su prometida, la carga de la misma manera y sale de allí, dándole un par de nalgadas.—¡No toques a mi hija! —gruñe Gerard.—¡¡Ocúpate de tu mujer, será mejor!! —brama tan grave y fuerte, que el resto de los hombres se quedan tiesos unos segundos.—Esos dos van a tener que irse lejos o van a llamar a la policía por maltrato —dice James y Gerard lo mira con ganas de matarlo cuando sale corriendo detrás de la pareja.Charlize forcejea para que Matías la baje, pero no consigue que el hombre desista. James los alcanza y le entrega una llave—¿Y esto? —pregunta Matías tomándola.—Te enviaré una dirección, no se te ocurra llevarla a su departamento o al tuyo. Yo sé lo que es estar enojado y querer desquitarte.Se va de regreso al jardín
Abrir los ojos para Charlize fue un poco más fácil, considerando que Matías solo se dedicó a consentirla el día anterior y no la dejó moverse nada más que para ir al baño.Así es, esa mujer estaba por completo mimada, ella no se quejaba y a Matías, al parecer, le encantaba. Solo esperaba que no fuera esa etapa del enamoramiento, en donde todo era dulce, color rosa y de las mil maravillas.Matías sigue dormido, por lo que se levanta con mucho cuidado, esa semana le tocan los turnos por la noche y se durmió en la madrugada para poder dormir durante el día. Esa semana no se verán prácticamente, pero con su trabajo no queda más remedio que acostumbrarse.Se mete a la ducha tibia, se viste en el baño y se seca el cabello con la toalla para no hacer ruido. Al salir de nuevo, Matías está desparramado en la cama, como buscando algo… es obvio que a ella, pero no puede quedarse allí, tiene responsabilidades a partir de ahora.—Te amo, mi policía pendej0 —le deja un beso suave en la frente y se
Luego de que Charlize les contara su nuevo plan de trabajo, los ajustes que quería hacer y la manera en que quería llevar la firma a partir de ese momento, tanto Gerard como Dan se quedaron mirando a la joven con una expresión de seriedad, haciendo que ella se pusiera algo nerviosa… pero no lo demostró.—Me temo que acaban de dejarte obsoleto, mi querido amigo —le dice Dan a Gerard muerto de la risa.—Al menos a mí no me dieron duro en la cara —le dice él de la misma manera y Luz rueda los ojos, esos dos no dejaban de ser iguales cuando se juntaban.—No es por lo que crees, es parte del entrenamiento diario… me distraje solo un segundo y me llegó seco. Todavía estoy algo mareado.—Debiste tapártelo con un poco de maquillaje o algo.—¿Para qué? A mí no me da pena que mi mujer me golpee mientras entrenamos, eso quiere decir que seguimos igual que siempre.Charlize se ríe de sus ocurrencias, pero luego todo se vuelve más serio.Se encargan de dejar todo en orden, las renuncias firmadas p
Esa semana a Charlize se le hizo eterna, en especial porque por las noches a duras penas conseguía dormir un par de horas y luego en la ofician tenía muchísimo trabajo que hacer. Tuvo que quedarse más tiempo del que esperaba y eso le restó tiempo para estar con su hombre, que esa semana se quedó en su departamento, porque era más silencioso para variar. Pero ya es viernes, el último día de trabajo de aquella semana tan complicada y lo mejor de todo es que para Matías también era su última noche. Aunque no todo estaba perdido, había quedado de salir con Ava, Matías no estaba muy de acuerdo, pero no podía negarse tampoco… ella era una mujer joven, que tenía derecho a socializar como él lo había hecho, solo que sin hombres de por medio. Alcanzan a verse casi una hora, en donde solo consiguen cenar y abrazarse con fuerza antes de que Matías tenga que irse, no sin sacarle a la muchacha el lugar en donde estará y la manera en la que se irá y regresará. —Te diré cualquiera cambio, como
Esos días libres los disfrutaron por completo, cada vez que se veían era despertar algo que había permanecido dormido por demasiado tiempo. Al final, Charlize terminó escapando de Matías a la habitación que estaba acondicionando como gimnasio.Ya tenía allí su saco de box favorito, así que comenzó a golpearlo para quitarse esa energía que cargaba, una parte por saltarle encima al policía y la otra porque la investigación del FBI no iba como ella esperaba.Lanza un gancho duro al saco y luego lo detiene en el regreso, apoya su frente en el, su respiración está agitada y aquellas manos grandes van a sus hombros, donde comienza a dar suaves masajes para relajarla.—Que conste que es solo para relajarte, no te quiero convencer de nada —le dice con cierto aire divertido al oído.—Gracias… es que esta semana no fue buena para mí —Matías la gira y ve que Charlize está a punto de llorar.—No, princesa, no llores… —la toma entre sus brazos y la lleva hasta el sofá de la sala, donde la sienta e