Se quedan así unos minutos más, relajando sus respiraciones y sintiendo como sus cuerpos se van acostumbrando a es nuevo sentimiento que los embarga.Matías no deja de acariciar la espalda de su princesa, mientras ella se siente protegida por el hombre que ama.—Debo ir a trabajar… —dice Charlize de mala gana, mirándolo a los ojos.—No vayas, quédate conmigo —le dice Matías, besando una de sus manos y mirándola con intensidad.—Tengo que ir, hoy es la continuación del juicio y ya que mi madre no está, debo ir yo.—Entonces te llevo, pero antes…Matías se mueve, la toma entre sus brazos y se la lleva a la ducha, Charlize no deja de reír feliz, mientras él se mete dentro y abre la llave, dejando que el primer chorro de agua fría los moje.—¡Ay, Matías, te voy a matar!—Mejor abrázame y dame un beso.Ella lo obliga a bajar para capturar su boca y poco a poco la cosa se enciende de nuevo. Matías la levanta para que Charlize lo rodee por la cintura con sus piernas y luego la aprisiona cont
Se encuentra a Matías en la sala, mirando a través de la ventana con las manos en los bolsillos, lo ve pensativo, muy lejano de aquel lugar. Se acerca a él retorciendo sus manos, porque en verdad se siente avergonzada de lo que le dijo.Se para a su lado, pero Matías no dice nada, no se mueve, nada. Permanecen así unos minutos, hasta que ella no aguanta más y lo abraza, enterrando la cabeza en su cuello, rodeándolo con fuerza. Matías niega con la cabeza, pero ¿qué más puede hacer si no es abrazarla de regreso?—Perdóname, pretendía que fuera un comentario sin malas intenciones —le dice ella con verdadero arrepentimiento.—Sé lo que fui —le dice mientras acaricia la espalda de su chiquilla—, pero no quiero que me juzgues por eso.—¡Y no lo hago! —ella se aparta y lo mira con sus ojitos azules aguados—. En verdad no me importa qué hiciste en el pasado, no me interesa cuántas mujeres pasaron por tu vida, lo único que me importa es que sea yo la que se quede.—Y te quedarás —le dice él be
Charlize sabe que Matías se molestará porque Allan será quién la lleve al buffet, pero no le queda más remedio. En el trayecto, el abogado no deja de alabarla por su trabajo.—Ese alegato final estuvo de maravilla, me dejaste impactado.—¿Sí crees que eso ayude a que Jonathan salga libre? —pregunta Charlize dudosa.—Sí, el jurado solo podría decidir otra cosa si se ve influenciado de otra manera.—Espero que no sea el caso, porque todo lo que he trabajado en este caso ha sido para eso.—Ya veremos, el juez les dio hasta la tarde para saber, así que iremos a la oficina, daremos una vuelta para saber si regreso Dan o Gerard, porque de no ser así… creo que te tocará tomar las riendas… —Charlize se queda paralizada y mira a Allan con los ojos abiertos —. ¿Dije algo malo?—Yo no puedo… estoy recién empezando, yo…—Tú puedes y punto.Se queda mirando el resto del camino pensativa, rogando que su tío Dan ya esté instalado en su despacho, porque no quiere asumir, no así.Le envía un mensaje a
Al entrar a la oficina, Charlize casi puede oler que hay problemas, sube por el ascensor directo al piso tres y en cuanto las puertas se abren, puede oír los gritos de uno de los abogados senior, lo que la hace fruncir el ceño y caminar con toda la actitud hacia la sala de juntas, que es de donde provienen los alaridos.—Buen día, colegas —dice ella caminando directo al asiento que ocupa su madre y se sienta.—Ese asiento no es tuyo y esta reunión no es para novatos —dice el abogador Igor von Mülenbrock.—Puede ser… pero ya que mis padres no están y tampoco ha llegado el señor Abbot, me parece que me corresponde poner orden —Allan la mira sonriendo, sabe que si Charlize está allí, es porque tiene un as bajo la manga.—Me vas a disculpar, muchachita, pero no me dejaré guiar por una mocosa que apenas sale de la universidad y…—Señor von Mülenbrock, ¿me puede decir dónde estudió usted?—¡En Harvard, por supuesto!—Pues yo también y salí como la mejor de mi generación, algo que usted no c
Antes de irse de regreso al tribunal, Charlize se va al baño y se toma la pastilla del día después. Quiere hijos, por supuesto que sí, pero no ahora que está empezando. Aunque su madre le enseñó que cuando tienes el apoyo de tu pareja y quieres algo, los hijos son un impulso más y no un estorbo, como creen algunas mujeres… ella quiere hacer las cosas en su orden natural.Primero, terminar su maestría, adquirir más experiencia en su trabajo, casarse con su Matías y luego que lleguen los hijos. Aunque tampoco quiere demorarse mucho, porque sabe que Matías no tiene mucho tiempo para disfrutar a los niños que tengan.Y eso la hace más especial todavía, porque no solo piensa en lo que ella quiere, sino también en lo que pueda querer él.Sale de allí, pero en el camino se le paran en frente Antoine y Darling, de brazos cruzados y con el ceño fruncido.—Queremos hablar contigo… Charlize Finnick.—Ay no… miren, si quieren, luego me matan, me descabezan, me desinician, pero ahora me tengo que
Matías conduce por la carretera, sin importarle nada más que llegar pronto y que Charlize no se quite la venda.Iban de camino a una cabaña que le pidió a Booth, un antiguo compañero de la policía, que tenía cercana a Newark. Estaba en un lugar solitario, en donde no había más casas alrededor y era perfecto para lo que quería hacer.Cuando llegan, rodea el auto y saca a Charlize entre sus brazos, momento que la chica aprovecha para meter su rostro en el cuello de Matías. Se deja cargar, porque ahora que ya se relajó, siente las consecuencias de hacer enfadar a Matías.«Aunque si vuelve a hacérmelo como esta mañana en la ducha, no me molestaría», le dice su cochina consciencia.Sin dejarla en el suelo, abre la puerta con la llave, para luego abrirla con delicadeza. En cuanto lo hace, llega a las fosas nasales de Charlize el aroma a rosas y jazmines, pero también a comida.—¿Qué quieres hacer primero? —le pregunta Matías al oído, haciéndola estremecer—. ¿Comer o que te coma?Ella da un
Ya que la princesa no se puede mover, Matías le lleva la comida a la cama. Una rica pasta Alfredo, con setas y albahaca fresca.—Te odio… esto no es una coincidencia —le dice ella comiendo más pasta de lo que puede.—No, no lo es. Me acuerdo perfectamente que es uno de tus platos favoritos.—¡Sí! Ay que rico estás —le dice al plato y Matías la mira con una ceja levantada.—¿Le estás diciendo al plato o a mí?—Al plato, tú estás delicioso —el dice con un guiño y Matías mueve la cabeza.Le pide que le cuente cómo fue que le llegó el balazo en la pierna y Matías deja su plato casi vacío a un lado, se mira las manos y se pone serio.—Ese día estaba distraído, no había sido un buen día para mí. Recibí un llamado de la central, había un robo a mano armada y posiblemente con rehenes en una gasolinera. Con Dalton fuimos a al procedimiento, pedimos refuerzos, pero ese día hubo un accidente grave en la autopista de camino a New Jersey, así que nos tocó esperar por apoyo.«Dalton ya tenía experi
Por la mañana los dos despiertan abrazados, Charlize se da cuenta que le está babeando el pecho a Matías y eso solo significa dos cosas: se acostó muy cansada y durmió perfectamente.Matías sigue durmiendo, pero su monstruo no.Charlize puede ver su tamaño bajo la sábana, se mueve como dando saltitos y a ella se le ocurre que puede ser que esté sofocado o algo así, así que no se le ocurre nada mejor que quitar la sábana y ese acto la lleva a otro más colosal.Matías se despierta porque siente que algo está en su entrepierna, antes de abrir los ojos se da cuenta de que es su princesa, haciendo eso que se imaginó enseñarle un día, pero como ella era una curiosa nata… decidió aprender sola.Podemos decir que Charlize es una autodidacta magnífica.Luego de despertar con una felación y terminar con su nombre en el grito de Charlize, a Matías no le queda más remedio que levantarse, tomar una ducha y colocarse un pantalón de algodón, mientras que la princesa sigue rendida en la cama.Le duel